Niña delante del ordenador©AdobeStock

Nuevas tecnologías

¿Sabe tu hijo proteger sus datos privados en Internet?

Los menores no son siempre conscientes del riesgo que corren facilitando información personal en la Red. Pueden poner su seguridad en peligro, así como caer en estafas o en otro tipo de comportamientos inseguros. ¿Cómo educarlos en esta materia?

El papel de los padres es clave para proteger a sus hijos cuando navegan por Internet. Cuando son más pequeños deben mantener una vigilancia activa de las páginas que visistan y los contactos que realizan y, desde siempre, han de educarlos en la responsabilidad para saber salvaguardar su privacidad con el objetivo de estar más seguros.

Hemos charlado sobre ello con Chuck Cohen, consumptional sales director de ALSO-IREO, responsables de OSCAR, una plataforma educativa que ayuda a padres e hijos a enfrentarse al mundo digital de forma responsable y segura.

Navegar por Internet con vigilancia o sin ella

Lo ideal es que el tiempo de pantallas que pasan los niños pequeños sea siempre un tiempo compartido con los padres. Un modo más de relacionarse en el que progenitores e hijos estén juntos, más que utilizarlas como ‘niñera digital’. Si esto fuera siempre así, la vigilancia de los padres impediría que el menor pudiese entrar en páginas comprometidas donde sus datos quedaran al descubierto. Pero por distintas razones no siempre el niño está acompañado mientras está con la tableta, el ordenador o el móvil.

“A partir de la edad de la escuela primaria, tiene sentido introducirles gradualmente en el uso adecuado de Internet. Alrededor de los diez o doce años, los niños pueden tener sus propios dispositivos y, en este sentido, conviene llegar a acuerdos claros sobre lo que se les permite hacer mientras están en línea y durante cuánto tiempo”, sostiene el experto.

Hay que tener en cuenta, tal como comenta, que “el control permanente, sobre todo en el smartphone, es prácticamente imposible. No obstante, los padres de los jóvenes deberían interesarse por lo que hacen sus hijos en Internet y educarles para que cuestionen los contenidos que ven: ¿es realmente cierto, es racista o discriminatorio, te induce a que compres cosas, tienes que dar algún dato? Estas preguntas, planteadas de forma que los niños las puedan entender, les ayudarán a navegar por sí mismos”, aconseja.

Las claves para mantener intacta su privacidad

Los menores deben saber que hay una serie de datos que nunca deben revelar en Internet. Son los siguientes, tal como apunta Chuck Cohen:

  • Nombre.
  • Edad.
  • Lugar de residencia.
  • Colegio.

“Este tipo de información sólo debe ser revelada tras consultarlo con los padres”, recomienda. Por este motivo, señala la importancia de que en chats, comunidades y foros utilicen siempre otros nombres inventados o nicks que no hagan referencia a su verdadera identidad.

Además de los datos, se puede obtener mucha información de una persona a través de las fotos que comparte, por lo que solo deben hacer públicas aquellas en que ni ellos ni sus amigos sean claramente reconocibles. En este sentido, el especialista destaca la importancia de que los menores tengan cuentas privadas a las que solo se pueda acceder desde un círculo conocido. Para que estén seguros ese este plano “conviene repasar con ellos la configuración y los términos y condiciones para que se hagan una idea de la complejidad del asunto”, apunta.

Niño delante del ordenador©AdobeStock

Las plataformas más conflictivas

Las redes sociales pueden ser un escaparate social inadecuado para un menor. Hay que tener en cuenta que los niños y adolescentes tienen acceso a muchos más chats y mensajerías en línea de las que seguramente utilizan sus padres. Es muy habitual que interaccionen con otros usuarios en las plataformas de juegos, con el consiguiente riesgo de entrar en contacto con personas desconocidas e incluso con adultos que se hacen pasar por niños. “Esto no significa que no deban utilizar estas aplicaciones, pero su uso debe ser supervisado”, advierte el especialista de ALSO-IREO.

Así, hay que estar al tanto de qué aplicaciones utiliza, con qué frecuencia y pedir que las muestre a los padres. Se debe preguntar específicamente “si la aplicación le permite enviar y recibir mensajes de chat o vídeo, y aprovechar esta conversación para educarle sobre los peligros de este aspecto de Internet”.

Errores que no deben cometer al navegar por Internet

“Si revelas demasiada información personal te haces vulnerable. Esto se aplica tanto a los niños como a los adultos”, alerta Chuck Cohen. Así, hay que evitar una serie de errores que hacen al menor (y a todos en general) más indefenso:

  • Acceder a Internet a través de conexiones inseguras. Los ciberdelincuentes pueden acceder a datos personales a través de conexiones inseguras. No hay que conectarse a sitios web sin certificados SSL.
  • Utilizar contraseñas fáciles de adivinar o usar la misma en varios sitios. Hay que educar a los niños en la seguridad de las contraseñas.
  • Entrar en determinados sitios publicitarios. Puede ser el caso de webs de juegos poco seguras que le ofrezcan jugar en línea. “Es mejor descargar aplicaciones solo de las tiendas oficiales”.

Además de la prevención, es importante saber cómo actuar cuando se detecta alguna anomalía. Si el menor se da cuenta de que alguien ha tenido acceso a su cuenta y esta ha podido ser hackeada, “si todavía tiene acceso a su perfil, debe cambiar la contraseña lo antes posible. En caso de que no pueda, el afectado debe ponerse en contacto inmediatamente con el proveedor y hacer que se bloquee la cuenta. Es importante actuar rápidamente para evitar daños mayores”, detalla el experto.

De forma paralela, habría que guardar “las pruebas”. “Pueden ser capturas de pantalla o mensajes de amigos. Especialmente en el caso de las compras online fraudulentas, la documentación es importante. Es la única manera de demostrar que ha sido víctima de una estafa y así tener la posibilidad de recuperar su dinero”, señala.

Si el niño es víctima de grooming o su identidad está siendo utilizada para cometer ciberdelitos, hay que ponerse en contacto con la policía para que ponga en marcha sus protocolos y proteja al menor.

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