Todo depende del tipo de mancha
Sin duda, el final del verano pasa por ser uno de los momentos más complicados que tienen que afrontar las personas con manchas en la piel. Nadie duda de que el sol incrementa el problema. "Existen dos tipos de manchas: las rojas, asociadas a la vascularización, y las marrones, asociadas a la melanina. El verano es complicado para todas aquellas personas que tienen manchas relacionadas con la melanina, que es el pigmento que da color a la piel, ya que el sol estimula la producción de melanina como método de protección frente a los rayos ultravioleta", nos detalla el doctor Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral.
Así, nos explica que las manchas que más aparecen o se muestran más visibles en verano son el melasma y los lentigos solares. "El melasma se produce debido a causas hormonales y se caracteriza por un aumento de pigmentación en mejillas, frente y labio superior. Puede aparecer en cualquier momento del año, pero el verano hace que sea más ostensible, ya que la exposición solar hace que se oscurezca una piel ya de por sí con exceso de melanina. Los lentigos solares por su parte son consecuencia directa de la exposición al sol. Con el paso del tiempo pueden llegar a oscurecerse considerablemente e incluso a estar sobreelevados y rugosos", nos cuenta.
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