Pareja

Qué es una 'ruptura silenciosa' y por qué se produce

Romper una relación y fingir que continúa viva es cada vez más común. Hablamos con una experta sobre por qué llevamos a cabo este comportamiento, y qué podemos hacer para frenarlo.

Por Paula Martíns

Todos los que alguna vez vimos la película Historia de un matrimonio (2019), grabamos una escena escalofriante en la retina. En ella, Charlie y su mujer, Nicole Barber, al límite, discuten a gritos reprochándose comportamientos el uno del otro, despreciando a sus familias y ofendiéndose mutuamente con una crudeza salvaje, hasta que él, antes de explotar en llanto, pronuncia una frase: "Me levanto cada día deseando que estés muerta". En ese momento la discusión termina, ambos se disculpan, y se abrazan. Y los espectadores no somos capaces ni de juzgar a Nicole cuando le dice, literal, que él le "asqueaba", ni a él cuando pronuncia esa dolorosa e impulsiva frase. Más bien les entendemos, y lo hacemos porque cada uno de nosotros ha vivido alguna vez una relación de esas que resultan difíciles de dejar, aún a pesar de que físicamente estemos separados, o de que en realidad y aunque no quisiéramos asumirlo, ya había terminado emocionalmente, incluso viviendo juntos.

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Muchos vivimos las relaciones al máximo hasta desgastarlas, nos agarramos a expectativas o a cualquier señal positiva para querer impulsarla y, muchas veces, nos negamos a asumir que en realidad ya se había acabado. Lo hacemos durante, e incluso lo hacemos después, cuando ya se ha apalabrado el final. Continuamos viviendo juntos a sabiendas de que, si uno de los dos no ha pasado página no es una buena idea; intercambiamos mensajes para saber qué tal estamos, nos vídeollamamos con frecuencia, e incluso hay casos en los que esperamos semanas, o como muchos usuarios de TikTok han manifestado en sus vídeos de la red social, hasta meses y años, para contárselo a nuestras familias y amigos. Es el fenómeno que ya se conoce como quiet breakup ("ruptura silenciosa"), y que resulta más común de lo que muchos podrían esperar.

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Aprender a "dejar ir"

La terapeuta de pareja Fátima Gallardo (@creandodialogos), nos explica que este comportamiento puede deberse a varios factores. "Cuando se producen estas rupturas silenciosas suele suceder que estas parejas no pueden, no quieren o no saben enfrentarse a sus emociones o a sus deseos, y dejan que la relación transcurra sin poner esfuerzo esperando a la separación definitiva, o ponen lo mínimo para mantener sus pactos".

Está claro que dejar ir es una de las tareas más difíciles, porque a deshacerse del apego nadie nos ha enseñado. Solo ahora, que la salud mental parece haber cobrado, al fin, la importancia que merece, muchas personas están comenzando a recurrir a expertos para aprender las claves de gestión emocional que les ayude a enfrentarse a este, y a otros tipos de situaciones desafiantes que puedan provocarles el dolor. Y es que la importancia de hacerlo requiere atención, pues, en este caso, y tal y como comenta la experta, una ruptura silenciosa puede originarse por temor a batallar con lo que pueda venir: "Dejamos morir la relación por no enfrentarnos a esta situación, porque tomamos una decisión conjunta para poder seguir manteniendo la vida social o económica, o simplemente puede que suceda porque buscamos que sea el otro quien rompa y cargue con la temida 'culpa'".

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Las rupturas silenciosas dañan la salud

La culpa siempre nos juega malas pasadas, al igual que el miedo y la vergüenza, otros dos condicionantes que pueden llevarnos a estirar estas relaciones en el tiempo, o a fingir que las mantenemos. "Sentir que con la ruptura hemos fracasado,  que nos van a juzgar o  a criticar es totalmente esperable". Estas emociones negativas son tan solo algunas de las muchas que surgen cuando nos negamos a vivir esta separación: "Son procesos muy dañinos para ambos; porque no nos liberan, nos causan mucha agonía y dudas por no entender o no poder dar sentido a lo que está pasando, y nos llevan tener que tomar decisiones que quizás no querríamos", comenta la terapeuta, que hace hincapié en que ambas partes sufren, aunque cada una lo haga de una manera y por un motivo: "Por un lado, es verdad que para la persona que recibe o vive este tipo de ruptura desde el punto de vista de víctima, el perjuicio se ve mucho más claramente y seguramente sea más profundo, pero también daña a la persona que lo realiza o que decide mantenerse en este tipo de actuaciones, que a la larga se va a ver perjudicada por esta mala gestión y acaba sufriendo una gran crisis personal y existencial, problemas con sus relaciones cercanas, o incluso con el tiempo, sintomatología física". 

En situaciones en las que ambas partes de la expareja han acordado esta ruptura silenciosa y deciden continuar manteniendo vínculos financieros, vivir juntos u ocultar su separación durante un tiempo, también aparecen consecuencias. Fátima Gallardo lo deja claro: "El sentimiento es el de estar atrapados y bloqueados sin salida, sabiendo además que es una decisión propia. Verse así el resto de la vida no ayuda a sentirnos felices. Tenemos que entender que en este proceso de ruptura silenciosa se van a mover emociones como la rabia, la incertidumbre, el no entender y no poder resolver, no poder decidir, la culpa… Todo esto aparece por no dejar claro que el deseo real es romper la relación".

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Cuando quieres a alguien, o cuando tienes cariño a una persona con la que has compartido muchos de los momentos más bonitos que has vivido, es completamente legítimo sentir que no puedes vivir sin ella (spoiler: es mentira, sí que puedes. Ya lo hacías antes de conocerle). También muchas de nuestras inseguridades nos llevan a mantener esta dependencia emocional cuando las historias no han sido tan limpias y puras. Sin embargo, aprender a ponernos primero y distinguir lo que nos hace bien y lo que nos perjudica resulta fundamental para poder continuar hacia adelante. Siempre hay salidas y fuerza para buscarlas hasta encontrarlas. Y, aunque muchas veces no sea sencillo hacerlo por cuenta propia, los expertos en salud mental y terapia nos ayudan a visualizar el camino a seguir para salir de ese bucle del que sentimos como un laberinto. De verdad que es posible. Si muchos han podido, tú también puedes.

Estés en una de esas rupturas silenciosas, o temas poder caer en una, existe una alternativa que te puede ayudar a dejar tu relación de manera sana: la comunicación. "Como en todos los procesos de ruptura la base es una falta de comunicación efectiva. Y en este caso, las rupturas silenciosas parten de esto, de la falta de entendimiento real. Falta ese deseo que haga movilizar a la pareja para poder trabajar y mejorar la relación, o simplemente puedan decidir romper. En este caso, las parejas se quedan en medio de este limbo viendo la vida pasar", concluye la terapeuta. Y si algo tenemos claro es que ver la vida pasar no debería ser nunca una opción.