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Todo lo que necesitas saber para que tu relación funcione de verdad. Puede sonar a un objetivo demasiado grande, pero eso es lo que ha querido plasmar la psicóloga Mamen Jiménez (@mamenjimenezpsi) en su libro Contigo. Cómo tener una relación sana... sin mitos y con mimitos, publicado por Lunwerg Editores. ¿Qué hago si siento que la otra persona ni me entiende ni me apoya? ¿Cómo gestiono los enfados? ¿Qué pasa si hay una infidelidad? ¿Y si quiero quererle más, pero 'no me nace'? ¿Por qué no sabe lo que necesito, si es 'evidente'? La experta en terapia de pareja da respuesta a estas y otras preguntas, además de ofrecer un buen puñado de herramientas y estrategias para conseguir una mejor relación.
La autora da, además, lo que ella denomina mini instrucciones: "Puedes leerlo de manera individual o en paralelo con tu pareja, pero si me preguntas -y es factible la opción-, si la lectura es compartida, mejor que mejor (vais a poder sacarle mucho más partido comentando pareceres y opiniones, haciendo los ejercicios tanto personales como parejiles... y aplicando las estrategias desde ambas partes)".
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Relaciones de pareja, ¿siempre complicadas?
Una de las dudas que nos surge es si las relaciones de pareja son complicadas per se o si las hacemos complicadas en muchas ocasiones nosotros. “Las relaciones de pareja son complicadas ya que implican un buen puñado de variables, tanto personales como contextuales, pero es que además a menudo las hacemos más difíciles, menos viables y menos sanas... entre otras cosas gracias a los mitos del amor romántico, a la idea tan poco ajustada, tan desvirtuada que tenemos de lo que es el amor y los cuidados”, nos cuenta la escritora.
¿Existen las recetas mágicas?
Todo parece indicar que no, que no existen las recetas mágicas para conseguir, como por arte de magia, que una pareja funcione. Pero, ¿qué es lo más importante para conseguir que una relación funcione de forma sana? “El ingrediente fundamental es el respeto: es la base desde la que podemos articular el resto de elementos sanos y deseables como pueden ser la empatía, la reciprocidad y los cuidados. Solemos pensar que con querernos basta, que el amor todo lo puede (ay, ¡esos mitos del amor romántico cuánta pupa hacen!), pero no es cierto: las relaciones necesitan tiempo, esfuerzos; hay que cuidarlas y cultivarlas partiendo de esos elementos básicos que comentaba antes”, explica.
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Gestionar los posibles baches
En cualquier relación, claro está, hay baches, altibajos, ¿cuál piensa la autora que es la clave para gestionarlos? “Lo primero es entender que la mera existencia de esos baches y altibajos es absolutamente normal: el amor, el estar bien en pareja, no es algo lineal tipo ‘estamos bien, y todo el rato bien, o mal y todo el rato mal’, sino que tiene picos porque no deja de ser una interacción entre dos personas (o más), que tienen sus cositas, que están expuestas a estresores, a la vida... que no es fácil y en la que pasan cosas. El punto clave es entender, desde esa aceptación de que no todo va a ser de color de rosa todo el rato, que los conflictos por sí mismos no son un mal predictor para la relación, ni un indicativo de que está deteriorada: es la gestión que hacemos de ellos lo que puede debilitarla... o hacerla más fuerte”, argumenta.
Y añade que, de hecho lo que sabemos es que una gestión “en equipo” de los conflictos, donde se da una comunicación efectiva, un buen proceso de negociación y solución de conflictos, siempre desde el respeto, con una buena pátina de empatía y actuando como un “nosotros frente al conflicto”, lo que hace es fortalecer la relación, la hace ganar en solidez, en intimidad, en admiración por la otra persona, etc. “¡Fíjate qué cosas!”, nos dice.
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Cuando llega la rutina
Con el paso del tiempo, la rutina puede llegar a instalarse en la pareja. ¿Es uno de los mayores enemigos de una relación sana? En opinión de la escritora, si hablamos de relaciones sanas, el mayor enemigo es la falta de respeto y reciprocidad. “En relaciones de largo recorrido lo que popularmente conocemos como rutina tiene un efecto negativo, pero entendida ésta no solo como ‘vivir en el día de la marmota’ per se, sino por la disminución de tiempo de calidad, de actividades agradables compartidas, de cuidados. En la fase de enamoramiento, además de por la novedad, los nervios y la atracción que se da, lo que sucede es que hacemos muchas cosas agradables con la otra persona, nos ‘ponemos estupendos’ para conquistar, y nos gustamos. Cuando damos ‘el amor por sentado’ dejamos de hacer esas cosas, y ahí está el problema, porque esas cosas son la gasolina del amor”, considera.
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¿Será la falta de comunicación?
Uno de los aspectos que solemos plantearnos cuando una relación no va es que a veces las cosas no funcionan porque falla la comunicación, porque no hablamos lo suficiente. “Existe la creencia de que cuando quienes nos dedicamos a esto hablamos de la importancia de la comunicación lo que queremos decir es que hay que hablar más, todo el rato, decirlo todo. Y no, eso es un sincericidio: no hace falta verbalizar cada cosa que se nos pasa por la cabeza (a lo largo del día pensamos muuuchas cosas, y no todo lo que pensamos es real o consistente, hay pensamientos muy random que si los abrazamos nos pueden llevar a malestar). Lo que sí es del todo cierto es que para favorecer la intimidad, para resolver los posibles conflictos, para enriquecer la relación y gestionar la parte logística toca hablar, y a veces hablar de cosas incómodas, claro”, matiza.
Mitos del amor romántico
Una de las cosas que hace Mamen Jiménez en su libro es tratar de derribar los mitos más dañinos del amor romántico, ¿cuáles diría que son los más evidentes? “La idea de que el amor todo lo puede y por tanto que con ‘quererse’ basta para que la relación funcione, ya que eso lleva a que no cuidemos la relación y a que pensemos que la presencia de conflictos o diferencias son un signo inequívoco de que lo nuestro no funciona o de que ya no hay amor. Para que una relación sobreviva a la transición del enamoramiento al amor es necesario invertir esfuercitos, negociar, cuidarse... y hay conflictos, pero eso no significa que ya no nos queramos”, nos explica. Y añade que, por otro lado, hay otro grupo de mitos que relaciona el amor con sufrimiento, por ejemplo “quien bien te quiere, te hará llorar” o “los amores reñidos son los más queridos”, que nos exponen a situaciones nada sanas, de abuso e incluso violencia.
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Derechos y deberes
En el libro, menciona los derechos que tienen las parejas, que no son pocos. ¿Cuáles piensan que son nuestros deberes? “Hablo de los derechos asertivos que tenemos tooodas las personas, en todos los contextos, no solo en las relaciones de pareja. La mera existencia de esos derechos implica que lo suyo, lo deseable, es que del otro lado, la otra persona, los contemple y respete”, puntualiza.
“Más que deberes hablaría de ‘básicos’ que han de darse en una relación, como comentaba antes: el respeto, como principio fundamental, la empatía, la responsabilidad y los cuidados. A partir de ellos podemos construir algo precioso, sano y oye, también bonito. Renunciar a los mitos del amor romántico no es renunciar a la magia o la poesía en el amor: lo que nos gusta de esos mitos es que la otra persona nos cuida, tiene detalles, hace cosas por nosotras... ¡a eso no hay que renunciar! Deshacernos de los mitos es quitarnos de encima un montón de reglas nada realistas que lejos de hacernos sentirnos bien, nos han amargado la fiesta... y el final del cuento”, nos cuenta.
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Qué encontraremos en ‘Contigo’
Para terminar, le planteamos a la autora el hecho de que hay muchos libros sobre parejas, por lo que nos gustaría saber qué aporta Contigo al lector que se anima a abrir sus páginas. “Hay mucha información basada en la evidencia, pero contada con humor y un tono poco academicista, todo ello salpicado de ilustraciones -¡que además las hago yo misma!- que hacen más amable la lectura. Soy una firme creyente de que desde el humor todo se entiende mejor y es más fácil que te ‘veas’ en lo que se cuenta y por tanto que lo apliques. Muchos libros sobre relaciones se enfocan desde la ‘receta’, desde el ‘esto es lo que hará que tu relación funcione’, y eso lejos de ayudar, lo que pueden es generar más malestar porque no hay dos relaciones iguales y por tanto no hay moldes en los que todo el mundo pueda (ni deba) encajar”, afirma.
Así, para ella, en Contigo lo que hay es información para reflexionar, para desmotar esos mitos nada sanos, con un buen puñado de ejercicios para darle una vueltita y trabajar en mejorar tanto a nivel individual (cómo quiero que sea mi relación, cómo estoy, en qué punto, cuáles son mis necesidades reales), como a nivel de relación (qué hemos dejado de hacer que alimentaba que estuviéramos estupendos, qué podemos hacer para estar mejor y que esto sea más sano y esté más rico, etc.).
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