Pareja

Poliamor: hablamos con una experta sobre este tipo de relación de pareja

Analizamos en qué consiste, los falsos mitos, las principales dudas, así como sus posibles ventajas y problemas

Por hola.com

Vivimos en un mundo en el que los modelos y las relaciones de familia y de pareja convencionales siguen teniendo mucho peso, pero, poco a poco, comienzan a aparecer otras alternativas. Seguro que has oído hablar, por ejemplo, del poliamor, pero tal vez no tienes muy claro en qué consiste exactamente. “El poliamor, dicho rápido y fácil, es tener relaciones en las que puede haber sexo y amor con más de una persona y al mismo tiempo. Así como en una relación monógama se acuerda una exclusividad sexoafectiva, en las relaciones poliamorosas no hay exclusividad de este tipo”, nos comenta Cecilia Bizzotto, socióloga y portavoz de JOYClub.

“Esto implica dos cosas: por un lado, que se consensua entre las partes implicadas la no exclusividad. Si, por ejemplo, somos pareja monógama y decidimos abrirnos al poliamor, debemos hacerlo acordarlo entre ambas partes. Nadie debe forzar al otro y exigir el poliamor como una necesidad. Y, por otro lado, este acuerdo debe realizarse de forma explícita y consciente porque, si las personas con las que te vinculas no conocen tu orientación relacional, no están consintiendo y, por tanto, no es poliamor. Por ejemplo, si ligo con alguien en un bar y soy poliamorosa, debo decirlo de antemano, ya que la otra persona puede estar teniendo unas expectativas que no voy a cumplir”, nos anticipa.

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Cambio en los modelos de pareja

Lo que parece evidente es que estamos en un momento de cambio de los modelos de pareja y de relaciones. La experta así lo considera. “Sin lugar a dudas. De hecho, hace poco el equipo de JOYclub realizó una encuesta en la que el 60% de las personas entrevistadas afirmó desear tener una relación no monógama. ¿Esto implica que la monogamia se extinguirá y en un futuro cercano, la gente dejará de tener este tipo de relaciones exclusivas? No, en absoluto. Pero sí que cada vez más personas se planteen la no-monogamia como una alternativa más. La monogamia, poco a poco, dejará de ser una imposición o la única opción posible que has de elegir si quieres ser validada en sociedad. Ahí está el cambio en los modelos relacionales, identitarios, sexuales… Deja de haber una única posibilidad, blancos y negros, para que podamos elegir dentro de una gama de grises maravillosa”, nos dice.

Y añade que la realidad es que el poliamor es una orientación relacional. “Así como tenemos orientaciones de género e identidades sexuales, podemos tener una orientación relacional, que es la forma en la que necesitamos y elegimos relacionarnos sexoafectivamente. Si te vinculas desde el poliamor, es porque cuadra con tu forma de entender el sexo y el amor. El poliamor no puede ser una moda o una imposición, algo que hacemos para parecer más modernas, porque comulgamos ideológicamente con ello o porque nos lo pide nuestra pareja. Esta opción, que es igual de válida (ni más ni menos) que cualquier otra, es algo que sale de dentro nuestro y que hemos de elegir y trabajar a diario para poderlo vivir de forma plena y feliz”, cuenta.

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¿Un tema rodeado de cierto tabú?

Lo que parece claro es que sigue siendo, sin embargo, un tema rodeado de cierto tabú. “Por un lado, es y ha sido un tema tabú ya que toda alternativa que sea disidente con la norma es problemática ya que pone en cuestión el statu quo. Se nos dice que lo ‘normal’ y lo ‘deseable’ es ser heterosexual, monógama, cisgénero y tener una sexualidad normativa, entre otras muchas cosas. Si sales de esos estándares, se te juzga. Por eso, alrededor del poliamor y en general de todas las disidencias, hay un montón de tabús y mitos, porque ‘no es normal’ que ames a más de una persona, que desees a alguien más que a tu pareja, que te responsabilices afectivamente de otros seres que no son tu marido y tus hijos”, nos detalla.

Dudas habituales sobre el poliamor

Como experta en relaciones, le planteamos cuáles son las dudas más habituales que le plantean respecto al poliamor. “Diría que las personas que tienen curiosidad e interés por vivir en poliamor tienen muchas dudas sobre cómo se gestionan las emociones en general si se embarcan en esta aventura. Las preguntas más típicas suelen ser: “¿Cómo se gestionan los celos?” y “¿Cómo se gestiona el tiempo?”. La respuesta puede ser diferente para cada una, no hay fórmulas mágicas, sino que cada cual deberá hacer su trabajo emocional para aprender a manejar emociones naturales como pueden ser los celos, las inseguridades o los miedos”, nos explica.

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Los mitos más frecuentes

  • Se cree que el poliamor va de abrir la pareja sexualmente. Esto NO es verdad, el poliamor no va de sexo o no es solo sexo. Si sólo estás buscando sexo, es mejor tener una relación abierta tipo swinger, liberal o del tipo que prefieras tener. El poliamor es vincularse emocionalmente con alguien, es cuidados, es responsabilidad afectiva, es amor. Si no estás dispuesta a dar eso, entonces no te metas en poliamor. Probablemente debido al esfuerzo emocional que el poliamor implica, de momento es la opción menos extendida en la encuesta que se hizo desde JOYclub. En este estudio, sólo el 12% elegía el poliamor como su opción relacional favorita, aunque el 60% elegían la no monogamia.
  • Se cree que las personas poliamorosas son menos comprometidas. Esto no es así. El poliamor consiste en involucrarse emocionalmente con más de una persona a la vez y eso, además, implica cuidar, mimar, preocuparse por la otra persona, estar presente, ofrecer tiempo de calidad… Todas aquellas cosas que exige una relación monógama pueden estar presentes en poliamor y hacia más de una persona.
  • Las personas poliamorosas no son celosas o no tienen inseguridades. Claro que son celosas, desde luego que lo son. La diferencia es que esos celos se deciden trabajar por todas las partes, hacia uno mismo y en la relación. Obviamente hay muchos mandatos sociales que deconstruir en poliamor y sobre la posesión del otro, los celos, las expectativas… Son cosas que hay que gestionar o empezar a aprender a ello.
  • No hay pactos, no hay fidelidad, el poliamor es un “yo voy a lo mío” y “sálvese quien pueda”.  No, en el poliamor hay límites, pactos y normas y romperlos implica un quebrantamiento puro y duro de la fidelidad. La fidelidad como concepto es únicamente ceñirse a un acuerdo, pero lo que ocurre es que hemos dado por hecho que ese acuerdo es la exclusividad.
  • Las personas poliamorosas lo son de por vida. Hay una idea muy popular y extendida dentro de la propia comunidad no-monógama que  es: “Si eliges el poliamor, lo eliges para toda la vida”. Y da igual si esta orientación relacional te hace daño, te resulta insufrible llevarla a cabo, no estás preparada o simplemente no es tu momento. La realidad es que a veces “necesitamos” una relación con un mayor o un menor grado de exclusividad, dependiendo de nuestro momento vital y del de la persona con la que nos estamos vinculando. Y si “probamos” el poliamor y vemos que no es para nosotros en este momento (que puede que en otro sí) no ha de ser un fracaso. 

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¿El poliamoroso nace o se hace?

“Antes creía que ‘se hace’, ya que creo que inevitablemente es algo que se construye: primero se deconstruye lo que te han dicho que es el amor y el sexo y luego eliges tú qué es lo que quieres y cómo quieres vivir tu afectividad. Pero también es verdad que la experiencia me ha hecho cambiar de opinión. Ahora opino que es una mezcla de ambas cosas. Es una fusión. Considero que, aunque el trabajo está ahí y es súper importante, debes elegir el poliamor cuando hay algo dentro de ti que te lo pide. No antes ni después. Una naturaleza, una idiosincrasia que te impide ajustarte a los mandatos de la monogamia. Si has vivido en relaciones exclusivas y eso te ha hecho sentirte oprimido, si sientes placer (“compersión”, se llama) al ver a la persona que amas disfrutando con otra, si amar libremente es una necesidad… Entonces, se nace. Y si no la tienes: ¡Está igualmente bien! Me parece muy importante recalcar, tantas veces como sea necesario, que no elegir el poliamor no está mal, que el poliamor no va de ser más cool, estar más deconstruida o ser más feminista. El poliamor es y debe ser una opción que puedes elegir cuando quieres y necesitas, pero que no es ni mejor ni peor que otras”, explica la socióloga.

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¿Hay distintos tipos de poliamor?

“Hay muchas tipologías, cada cual ha de encontrar la que le es más afín. Sí podría mencionar los tipos más conocidos”, apunta la experta:

  • Tenemos, por un lado, el poliamor jerárquico: Son poliamorosas jerárquicas aquellas parejas en la que los dos miembros se consideran su “relación principal”. Aunque se pueden tener vínculos afectivos y sexuales externos a la relación, la pareja principal es la que tiene una prioridad mayor. Esto se ve en cuanto a los límites, la convivencia, la gestión de los tiempos…
  • En cambio, en el poliamor no jerárquico se considera que todos los vínculos están al mismo nivel. Por ejemplo, yo puedo tener dos vínculos sexoafectivos y no considerar que ninguno de las dos personas es más importante o priorizo en ningún sentido.
  • También está la polifidelidad, que sería tener un grupo concreto con el que está permitido el poliamor. También podríamos hablar de polifidelidad cuando excluimos personas de este acuerdo, por ejemplo: no podemos tener vínculos sexoafectivos con compañeros de trabajo. Los casos de polifidelidad más conocidos suelen ser las triejas, que son relaciones en las que en vez de una pareja, son tres personas. Entre ellas suelen poder tener sexo y afectos entre los tres miembros, pero en ocasiones se excluye la posibilidad de tener encuentros con personas externas a la trieja. O sí se pueden tener relaciones, pero serán jerárquicamente inferiores a la relación de tres.
  • También existe la “anarquía relacional”, que se tiene una importante carga teórica y es difícil de explicar en pocas palabras. Las personas anarquistas relacionales consideran que todas nuestras relaciones están predefinidas según normas, y nos obligan a generar una serie de expectativas en función de la etiqueta que le pongamos a cada vínculo. Por ejemplo, si a mi vínculo lo llamo “novia” esperaré que venga a la cena de Nochebuena con mi familia, que vivamos juntos bajo el mismo techo y que en algún momento me pida matrimonio. Si a una persona la llamo “amigo” esperaré también unas cosas determinadas socialmente de él. Por eso, este grupo rechaza estos términos y las jerarquías, y establecen acuerdos en función de las necesidades de cada cual.

Diferencias poliamor y relación abierta

“Hay mucha confusión con estos términos, que son a veces poco conocidos y mal definidos. Y, porque básicamente no contamos con una RAE que los defina correctamente, por lo que hemos de echar mano de teóricas especializadas en la materia. Básicamente, las relaciones abiertas es todo el espectro de relaciones sexualmente abiertas. Sería el caso de las parejas swingers, liberales… Aquellas que se permiten tener encuentros sexuales con terceros, pero siempre y cuando no se involucre la afectividad. Puedes acostarte con otros, pero no puedes enamorarte. En cambio, en el poliamor sí que se involucran emociones y erotismo hacia más de una persona”, nos detalla.

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Ventajas e inconvenientes

Le planteamos a la experta cuáles considera que son tanto las ventajas como los inconvenientes que tiene este tipo de relación. “Bajo mi punto de vista la mayor ventaja es la honestidad que implica y dicho sea de paso, la valentía con la que se inician este tipo de relaciones. Es absolutamente natural sentir atracción física y afectividad por otras personas distintas a nuestra pareja, pero es algo que tratamos de encubrir. Hacemos por mirar hacia otro lado con tal de convencernos de que eso ‘no nos puede pasar a nosotros’ y nos lo prohibimos. En aras de mantener unos pactos que, en ocasiones, se dan por hecho en vez de hablarlos, y respetar una moral imperante, hacemos como que no sentimos nada por nadie más, lo que conlleva muchas veces un sufrimiento innecesario. O, si no, somos infieles, una posibilidad que me resulta igual o más destructiva”, apunta. Y añade que la ventaja del poliamor es que nos permite decir a la persona que amamos: “Te amo y te deseo, pero amo y deseo a otras personas también”. Esa honestidad no sólo es más justa para el otro, sino para una misma también. Y, repito: para vivir con esa sinceridad no hace falta ser poliamorosa, podemos ser honestas en monogamia (y a eso se le llama monogamias éticas). “De hecho, podemos tener una relación exclusiva sexoafectivamente y contarnos en todo momento las necesidades y anhelos que tenemos, para pactar nuevos márgenes y acuerdos si es que hace falta”, comenta.

¿Y los inconvenientes? “Los principales vienen cuando todo esto se gestiona mal, pues se puede hacer mucho daño y nos lo podemos hacer a nosotros mismos también. Como digo, muchas personas vienen al poliamor únicamente a tener sexo, y no es sólo eso. O reproduciendo los mismos esquemas de la monogamia: posesión, celos, control… De hecho, en la encuesta que se hizo desde JOYclub, el 14% de las personas entrevistadas decían ser incapaces de adentrarse en este tipo de relaciones (aunque lo deseaban) debido a no saber cómo gestionar los celos de su pareja o los suyos propios. Hay que tener muy claro que si venimos al poliamor sin deconstruir, sin autoescuchar nuestras necesidades y limitaciones, y sin empatizar y respetar al otro, caeremos en el consumo de vínculos, dejando atrás una estela de ‘cadáveres emocionales’ y mucho dolor”, nos cuenta. 

Dificultades más comunes

¿Qué dificultades se encuentran las personas con este tipo de vínculos? “La principal dificultad es la gestión del tiempo. Es decir, en una sociedad como la nuestra en la que dedicamos gran parte de nuestro día al trabajo y poco queda para nosotros, ofrecer tiempo de calidad a más de una persona es difícil. Pero, lo que verdaderamente hay que preguntarse es por qué no es complicado dedicarle tiempo de calidad a una única pareja. Y esto viene a ser porque se nos ha educado que la ‘media naranja’ es lo primero, que el 100% de nuestro ocio va con él o ella, que primero está la familia y el marido/mujer y luego nosotros… Las amistades, por ejemplo, han quedado en nuestra sociedad como esos vínculos que vas perdiendo a medida que te haces mayor, porque la vida te agobia y te exige, y ‘hay otras cosas más importantes’. ¿Y si reflexionamos un poco sobre lo difícil que es la gestión del tiempo en monogamia?”, nos explica.

Y la experta añade que, por otro lado, la gestión emocional es de vital importancia y también es compleja. Hemos de aprender mucho de nosotras mismas y de nuestros vínculos para poder vivir en poliamor de forma saludable.