La alimentación rejuvenece o envejece
Los hábitos influyen mucho en la piel, básicamente porque si el organismo está bien, es complicado que la piel no lo esté a no ser que se dé alguna enfermedad o anomalía cutánea. De esta forma, llevar una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, cereales integrales y, por supuesto, beber agua puede ayudar a que la piel tenga un buen aspecto tanto por dentro como por fuera.
Hay alimentos, sin embargo, que nos pueden hacer envejecer. Está demostrado, por ejemplo, que el azúcar favorece el envejecimiento prematuro, porque propicia la flacidez de los tejidos. Una dieta que incluye un consumo de azúcar a diario, puede incluso hacer que cicatricen peor marcas y heridas. Además, el azúcar se adhiere a las proteínas en la sangre, creando unas nuevas moléculas (GAFs) que dañan el colágeno y la elastina. Asimismo, y entre otras cosas, favorece la inflamación de la piel y puede incluso provocar brotes de acné.
Y cuidado con la sal. Como explica la doctora Paula Rosso, especialista en nutrición del Centro Médico Lajo Plaza, 5 gramos al día debería ser el límite. Cuando se consume más de esta cantidad, nuestro cuerpo va almacenando el sobrante en órganos y tejidos en una proporción de 20 partes de agua por una de sal. Esto es lo que causa la retención de líquidos en el cuerpo y lo que conocemos como edemas, que lo único que son es sal y agua almacenada que no consiguen eliminar el riñón ni la piel.
Las consecuencias también se aprecian en el cabello -el exceso de sal puede provocar caída capilar ya que deshidrata el cuero cabelludo-, en la piel –que se vuelve más seca y con las arrugas más marcadas- y en el contorno de ojos –en forma de ojeras y bolsas provocadas por el edema-.
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