Perder peso en verano, ¿es posible?

Aunque es una época en la que se descuidan algunos hábitos, lo cierto es que podemos sacar partido a la estación más calurosa manteniendo la báscula a raya

Por Pilar Hernán

Cambiamos de hábitos, comemos más fuera, picoteamos más… sí, estamos de acuerdo en que el verano no siempre es el mejor momento para mantener la báscula a raya. Y aunque este verano es distinto, debido a la crisis del coronavirus, lo cierto es que hay cosas que no cambian demasiado. Por eso, nos hemos planteado la que es una de las preguntas del millón, ¿se puede perder peso en verano? “Como regla general, durante la época de calor es muy importante la selección de nuestros alimentos, que han de ser ligeros y de fácil digestión”, nos cuenta Laura Parada, nutricionista y directora técnica de Slow Life House. Y es que el verano pide una dieta más ligera, pues debido al calor el apetito tiende a reducirse y no necesitamos, además, platos tan calóricos. El verano es, no lo olvidemos, un momento ideal para comer sano, ligero y sabroso, algo que nuestra figura agradecerá

Optar por alimentos que hidratan... ¡y sacian más!

“Hay que optar por frutas y vegetales con alto contenido acuoso, de vitaminas y minerales como el magnesio y potasio, que nos ayudan a mantenernos hidratados, zumos vegetales de tomate, pepino, etcétera”, añade la experta. Sabemos que aumenta la sensación de sed para contrarrestar la pérdida de líquidos, por lo que tenderemos a beber más y a comer alimentos ricos en agua, que suelen ser los que menos engordan y más sacian. Las frutas son, además, especialmente apetecibles en esta temporada de verano. “Si nos apetecen zumos, que sean naturales”, añade la experta. Mientras, en el otro extremo, conviene evitar los alimentos pesados, altos en grasa y sodio (que además elevan la tensión arterial), así como los carbohidratos refinados, que favorecen la retención de líquidos. La clave es decantarse por ensaladas, carpachos, gazpachos o cremas frías de verduras, y por platos cocinados al vapor o a la plancha, métodos rápidos que harán que no te pases el día en la cocina, además de sanos.

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Opciones para comer fuera de casa

Otra de las recomendaciones de la experta es evitar los aderezos y salsas que suman calorías, elegir vinagre, aceite de oliva o jugo de limón como aderezo. “Ya que durante las vacaciones se come mucho fuera, hay que aprovechar para comer cosas que no comemos habitualmente (y con esto no me refiero a pizzas y hamburguesas o alimentos muy calóricos) sino a alimentos típicos de la zona donde veranemos como pescados, mariscos o vegetales de ese lugar que valga la pena probar”, nos explica Laura Parada. Las sardinas, el bonito, el rape, la dorada... son una excelente fuente de proteínas, vitaminas y minerales y, además, con un bajo contenido calórico y graso. Laura Parada recomienda también no incluir pan en las comidas y pedir siempre que podamos ensaladas como entrante, mientras que si nos apetece postre, lo cierto es que es mejor compartirlo (ahora, por la crisis sanitaria del coronavirus, podemos partir un trozo antes de empezar a comer y llevarlo a nuestro plato) para así quitarnos las ganas pero sin sumar muchas calorías.

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Aprovecha el tiempo libre para moverte

Además, en vacaciones, hay que mantenerse activos, aprovechar el tiempo libre para movernos más, un pilar fundamental si queremos mantener nuestro peso bajo control o incluso perder algún kilo de más. Podemos apostar por hacer deporte al aire libre en las horas en las que menos calienta el sol, pero también programar sitios para visitar y rutas andando. La clave es no coger tanto el coche y movernos más. Si tenemos la suerte de estar en la playa, podemos optar por los deportes acuáticos, los juegos en la arena o en el agua y por esos largos paseos por la playa a diario. “Ir al gimnasio también en vacaciones ¿por qué no? Muchos hoteles cuentan con él”, añade la experta.

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Un sueño reparador

Un último consejo: aprovecha para dormir bien. Sí, sabemos que las altas temperaturas no siempre lo permiten, pero tienes que tener en cuenta que el sueño es vital para equilibrar dos hormonas que intervienen en la sensación de hambre: la leptina y la grelina. La primera actúa como un inhibidor del hambre, mientras que la segunda es producida por el estómago cuando está vacío y su liberación estimula la sensación de hambre. Pues bien, se ha demostrado que dormir poco baja los niveles de leptina y aumenta los niveles de grelina. Así, existen numerosos estudios que demuestran que aquellos que duermen menos de 5 horas cada noche, con el tiempo ganan más peso que aquellos que duermen más de siete horas.