Hiziki, el alga de la longevidad

Se trata de uno de los alimentos que forman parte de la famosa dieta de la longevidad de la isla de Okinawa (Japón), uno de los cinco lugares del mundo donde cumplir 100 años no es una excepción.

Por JULIA GIRÓN

Desde los pueblos celtas, romanos o vikingos, pasando por las islas del Pacífico hasta China y Japón, a lo largo de la historia múltiples culturas se han beneficiado de las propiedades saludables de las algas marinas. Pero el hiziki (o hijiki) va más allá del alga nori que todos conocemos.

¿Cuáles son sus beneficios?

El hiziki es un alga de color marrón que crece en las costas rocosas de Japón, Corea y China. Su gran diferencia, con respecto a otro tipo de algas marinas que se consumen más -y son también más fáciles de encontrar en el mercado (wakame, nori, agar-agar…)-, es que es muy rica en fibra, minerales y en fucoidanos, unos polisacáridos de propiedades antioxidantes y anticancerígenas. Es por eso que en Japón se dice que estas algas simbolizan la salud y la belleza.

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Patricia Restrepo, experta en nutrición y directora del ‘Instituto Macrobiótico de España’, incide también en la gran cantidad de calcio biodisponible que contienen estas algas (14 veces más que la leche) y hierro. “También son ricas en vitamina A, B2, niacina, B12 y ácido fólico. Por eso, son muy recomendables en casos de osteoporosis, para mujeres en estado de gestación y para los niños. Además, mejoran la salud del cabello ayudando a que esté fuerte y evitan que salgan canas de forma prematura”.

Un punto controvertido, sin embargo, de este alimento, es que contiene naturalmente arsénico inorgánico, por lo que hay que consumirlo con moderación. El gobierno japonés considera segura una dosis de hasta 4,7 g diarios, una cantidad mucho mayor de la que utilizamos habitualmente para cocinar; ya que estas algas, generalmente, se añaden al arroz, sopas o salteados de verduras.

Uno de los alimentos de la famosa dieta Okinawa

La dieta japonesa siempre ha presumido, en general, de ser más ligera y sana que, por ejemplo, dietas más occidentales donde consumimos más lípidos, es decir, más grasas. Por el contrario, la alimentación japonesa es alta en carbohidratos, procedentes de vegetales; rica en ácidos Omega 3 y Omega 6, gracias al consumo de pescados crudos y que, por tanto favorecen el sistema circulatorio y el funcionamiento del corazón. Además, gracias a las algas marinas, el aporte de minerales como el zinc y el yodo es muy alto.

Precisamente, las algas, junto a otros alimentos (el té verde, el tofu, las setas…) forman parte de la conocida dieta Okinawa, denominada así por ser la región de Japón –y uno de los cinco lugares del mundo- donde sus habitantes gozan de una esperanza de vida más alta. Lo demuestra el hecho de que la esperanza de vida de los japoneses ocupa, según los datos publicados en 2015 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el primer puesto del mundo: ochenta años para los hombres y seis años más para las mujeres.

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