Este postre necesita cuchara y de mucha tolerancia al azúcar, pues es bien dulce. Además, puedes ir sumando capas de caramelo salado o de crema de chocolate al gusto, dependiendo de tus preferencias. Pero, sea como sea, es completamente adictivo.
Para el caramelo salado
- 150 g de Azúcar blanca
- 50 g de Nata para montar
- 50 g de Nata para cocinar
- 60 g de Mantequilla
- 1 pizca de Sal Maldon
Para la crema de chocolate
- 4 ud de Yemas de huevo grandes
- 45 g de Azúcar blanca
- 225 g de Nata para montar
- 225 ml de Leche
- 180 g de Chocolate negro al 72 % de pureza, partido en trocitos
CARAMELO SALADO
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1.
Ponemos el azúcar en una olla a fuego medio y removemos hasta que empiece a fundirse. En este momento, dejamos de remover y esperamos a que se cocine, viendo que se convierte en un caramelo oscuro.
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2.
Retiramos la olla del fuego y añadimos los dos tipos de nata, removiendo con una batidora eléctrica, sin parones.
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3.
Agregamos ahora la mantequilla y mezclamos hasta que todo se haya fundido de nuevo. Si es necesario, ponemos la olla al fuego.
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4.
Espolvoreamos la sal Maldon sobre el caramelo, removiendo hasta que se disuelva y retiramos el fuego, reservando el caramelo.
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1.
Batimos las yemas de huevo y el azúcar hasta que formen una crema uniforme y blanca.
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2.
En una olla, llevamos a ebullición la leche y la nata. Vertemos esta mezcla caliente sobre la anterior, batiendo continuamente.
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3.
Ponemos de nuevo todo al fuego, siempre bajo, hasta que espese y adquiera una temperatura de 80 ºC. Vertemos esta mezcla en un bol, con los trozos de chocolate y lo removemos.
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4.
Repartimos el resultado en vasitos y dejamos enfriar una hora en el frigorífico.
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5.
Unos minutos antes de servir, regamos con el caramelo salado por encima y dejamos de nuevo enfriar. Si nos ha sobrado crema de chocolate, podemos volver a poner una última capa.
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