Esta receta es una de los dulces más arraigados de la cocina madrileña, donde se maridan con vino blanco y limonada (o eso, al menos, marca la tradición). Combinadas con chocolate y para merendar son, simplemente, deliciosas.
- 350 g de Harina
- 100 g de Azúcar blanca
- 4 ud de Huevos
- 0.5 cucharadita de Levadura en polvo
- 5 g de Anís
- 120 g de Aceite de oliva
- 4 ud de Yemas de huevo
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1.
Precalentamos el horno a 225 ºC.
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2.
Mezclamos dos de las yemas de huevo y tres huevos con el azúcar, batiendo de manera continúa, para crear una masa ligeramente espumosa.
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3.
A continuación, añadimos el anís y el aceite de oliva. Mezclamos y reservamos.
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4.
Tamizamos la harina y, en un cuenco grande, formamos un volcán. Echamos la mezcla anterior en el centro y trabajamos con las manos hasta que la masa quede blanda y no se pegue en los laterales. Dejamos reposar unos 20 minutos.
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5.
Transcurrido este tiempo, con las manos untadas con un poco de aceite, vamos cogiendo pequeñas porciones y formamos nuestras rosquillas.
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6.
Forramos una bandeja de horno con papel vegetal y vamos poniendo nuestras rosquillas.
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7.
En un bol pequeño, batimos el huevo y las dos yemas que nos quedan y pintamos las rosquillas.
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8.
Horneamos durante 20 minutos, hasta que veamos que se doran y se agrietan.
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