Patricia Pardo habla con ¡HOLA! de su reciente maternidad y de su historia de amor con Christian Gálvez

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—Es la primera vez que te separas del bebé. ¿Cómo te encuentras?

—Lo he pasado regular porque, si él está apegado a mamá, yo estoy todavía más. Sé que me va a costar más volver al trabajo. Pero no ha venido mal para saber que el bebé puede vivir sin mamá.

—Y para comprobar que Luca tiene un padrazo.

—Ya sabía que Chris iba a ser un padrazo, porque ya lo es con mis niñas. Pero, mira, nos viene bien a los dos, como primeras prácticas, para saber que el bebé se puede adaptar, porque le estoy dando pecho.

“Es igual a los Gálvez, a Chris y a su hermana, la tía Ainhoa. Pero ellos dicen que se parece a mí, que tiene mi mirada”, nos dice de su bebé

—¿Cómo vives esta maternidad?

—Con una ilusión increíble. Pensaba que, al ser el tercero, no lo viviría con la misma intensidad. Y todo lo contrario: ahora miro al bebé todo el rato, lo mimo todo lo que puedo y disfrutándolo al máximo. Siempre que estoy con una embarazada, le digo lo mismo: “Disfrútalo y siéntelo, porque es lo mejor de la vida”. Ahora me lo estoy diciendo a mí misma.

—¿A quién se parece Luca?

—Lo veo igual a los Gálvez, a Chris y su hermana, la tía Ainhoa. Igual. Pero ellos dicen que se parece a mí y que tiene mi mirada.

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—¿Y de carácter?

—Es que Chris y yo tenemos mucho carácter, aunque no se le note tanto a Chris. Entonces, tiene a quién parecerse (ríe). El bebé tiene mucha fuerza y garra (ríe).

—¿Y mucho pronto?

—¡Muchísimo! Lo saca cuando tiene hambre, quiere estar con mamá… Sabe marcar sus directrices.

—¿Os deja dormir?

—Bueno… no… (ríe). Dormimos muy poquito. Poquísimo.

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—Estaréis toda la noche turnándoos Christian y tú.

—Totalmente. Va de brazo en brazo hasta que se duerme. Aunque le dé el pecho, no se queda tranquilo… No. Cuando nació, era supertranquilo. Al mes, despertó y sacó su carácter. No duerme tres horas seguidas.

—¿Cómo ves a Christian como padre primerizo?

—Excepcional. Además, lo que me encanta de Chris es que es muy observador y le gusta aprender. Ha hecho un máster con las niñas, que tienen cinco y ocho años, y ahora está aprendiendo a ser papá de un bebé. Me emocionó muchísimo verlo en el paritorio con su bebé… (se emociona). ¡Voy a llorar!

—¿Qué destacas de él como padre?

—Me encanta todo de Chris. Me gusta mucho su entrega a nosotras. Hay quien ve como una mochila o carga a una persona divorciada con niños. Chris nunca lo ha visto así y nos lo demostró desde el primer momento. Para él era una oportunidad de dar amor y de recibirlo de tres personas. Y eso era fundamental. Las niñas le aman.

Plegarias cumplidas

—¿Cómo han recibido ellas al bebé?

—Mis hijas rezaban para tener un hermano. ¡Rezaban! Y más para que fuese un niño. Ahora están emocionadas. Es un regalo para todos. Si una casa ya era alegre con dos niñas, ahora es alegría al máximo y una ilusión tremenda.

—¿Por qué el nombre de Luca?

—Fue sugerencia de mi hermana, casi al final. Es más, al ingresar en la clínica, nos pidieron el nombre del bebé y nos miramos, como diciendo: “¿Estamos seguros?”. No queríamos uno rebuscado, pero sí especial y muy nuestro, para que el día de mañana diga: “Mis padres se querían y me querían muchísimo”.

“El bebé tiene mucha garra. Chris y yo tenemos mucho carácter, aunque no se le note tanto a Chris. Entonces, tiene a quién parecerse”, añade entre risas

—Pero ¿decíais “Luz y camino” antes?

—Es nuestro lema y lo llevamos tatuado: Chris, “luz” y yo, “camino”. Entonces, mi hermana nos dijo: “¿Por qué no le llamáis Luca?”. Pensamos “¡qué bonito!”.

—Pese a nacer en Madrid, el bebé ya tiene su vena gallega: ha sido bautizado allí.

—En la catedral de Santiago, que es pura magia. Para mí, era muy importante que Chris conociese mis raíces, nuestra cultura. Y a él le entusiasmó Galicia desde el principio y ya es otro fanático de la catedral del Apóstol, de su cocina… De todo lo que sea Galicia.

—¿Hablamos de tu recuperación física?

—De verdad, es lo que menos me importa. Lo que necesito es energía y fortaleza para estar sana, para estar a la altura del bebé y de mi trabajo. Claro que quiero recuperarme, pero, más que por estética, es una cuestión de seguridad. Si te sientes bien, tienes otra actitud ante la cámara. Pero poco a poco. Acabo de pasar la cuarentena y aún no he podido entrenar.

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—Pues estás bastante bien recuperada.

—Estoy enorme y muy desmejorada para lo que yo soy. Puede sonar fatal, pero es verdad. Necesito perder seis o siete kilos.

—¿Cuántos ganaste durante el embarazo?

—No lo sé, no me peso. Ni en mi vida normal. Sé si estoy bien o mal si me sirve mi ropa. Tengo un vaquero de cuando tenía 17 años y, si me sirve, estoy en mi peso. Es así.

Vuelta inminente a la tele

—A finales de mes, te reincorporas al trabajo. ¿Ya estás lista?

—No (ríe). Tengo muchas ganas de volver, estar con mis compañeros y volver a tomar el pulso de la actualidad. Pero me va a costar porque dejo en casa a lo que más quiero, mi bebé.

—Es que solo tiene dos meses.

—Sé que es poco tiempo, pero ya me reincorporé a los dos meses de tener a Sofía, mi segunda niña. Sé que será complicado al principio, pero es cuestión de organización y de tener la mente fría, para no dejarme llevar por las hormonas y la parte más emocional. Siempre digo que el peor día de mi vida fue cuando volví a trabajar tras la baja de maternidad de Aurora, la mayor. Pero sé que el bebé estará muy cuidado en casa y que tendré tiempo para darle mimos. Como trabajo por la mañana, tendré toda la tarde para estar con él y con mis hijas.

—¿Echas de menos la tele?

—Sí. He procurado no ver mucho el programa durante la baja, porque lo paso fatal cuando veo algo que no está bien y bombardeo a mensajes a mis compañeros, a mi director… También necesito estar tranquila y centrada en la maternidad.

“Chris es excepcional como padre. Es muy observador y le gusta aprender. Ha hecho un máster con las niñas y ahora está aprendiendo a ser papá de un bebé”

—¿Cómo vas a conciliar con el trabajo?

—Como ya es la tercera vez, es cuestión de organización. Por suerte, Chris es la persona más ordenada y más equilibrada del planeta, además de ser excepcional como padre y como pareja. Sé que lo va a hacer fácil. Siempre buscamos el equilibrio y sé que ahora lo encontraremos… Aunque el madrugón volverá a mi vida (ríe). Ahora estoy durmiendo poco por el bebé, pero, con cinco horas, estoy a tope.

—Por ahora, ¿qué te está costando más?

—(Se para a pensar) Chris me dice que es increíble la fuerza que tengo. Pero, cuando das a luz, las hormonas hacen su trabajo y te conviertes en una máquina de cuidar, en una leona. Ojalá esa fortaleza me acompañe mucho tiempo.

—¿Ocurrió lo mismo con tus dos hijas?

—Sí. Cuando das a luz, la naturaleza te da fuerza. Has de criar a tu bebé y sale una energía inusitada.

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—Después de dos niñas, no sé si dabas por cerrado el cupo de la maternidad. ¿Te has sorprendido a ti misma teniendo al pequeño Luca?

—Mira, si me dicen en verano de 2021, cuando me entrevistaste por última vez, que me casaría otra vez y tendría un bebé, te diría: “Imposible. Esa no soy yo”. Por eso, he aprendido a no decir “de esta agua no beberé”, porque la vida da muchas vueltas. Hay caminos que no te esperas y hay que tomarlos con decisión y sonreírle a la vida.

—Una vez que estuviste con Christian, ¿tuviste claro que querías un hijo? ¿O fue más él?

—Nosotros teníamos muy claro cuál queríamos que fuese nuestro proyecto de vida y era el formar una familia. Es verdad que con las niñas ya teníamos más que suficiente. Pero a Chris le encantan los bebés, como a mí, y lo tuvimos clarísimo.

—Y con Luca te ha tocado la lotería.

—(Ríe). Totalmente, porque nació el día 22 de diciembre. Es mi día favorito del año. De siempre. Como siempre damos tantos sucesos y noticias tristes, me entusiasma contar la ilusión de la gente y la alegría de dar un premio. Por eso, fue maravilloso que Luca naciese ese día. Fue más que una lotería.

—¿Te planteas tener otro hijo?

—Como te digo, he aprendido a no decir “de esta agua no beberé”, la vida siempre me sorprende.

—Todavía eres muy joven.

—No. Tengo 40, no soy joven. No hay que engañar con estas cosas. No hay que decir que se puede ser madre a los 42 o 45 sin problema. Aunque avance la sociedad, hay que tener en cuenta la biología. Recomiendo congelar óvulos cuando eres joven.

“Me gusta mucho su entrega a nosotras. Hay quien ve como una mochila a una persona divorciada con niños. Chris nunca lo vio así y nos lo demostró desde el principio”

—Queda claro que Christian ha entrado en tu vida revolucionándola, como un torbellino.

—(Ríe). ¡Totalmente! Además, nos encontramos en un momento muy complicado para los dos. Particularmente, yo no estaba muy bien. De repente, llegó Chris y llegó la luz.

—Hasta el punto de que te casaste sin esperar.

—Cuando ya tienes una edad, no estás para tontear, ni indecisiones. Si encuentras una persona con la que encajas, como nos pasó a Chris y a mí… Además, él es excepcional: inteligente, maduro, responsable, organizado… Fue un flechazo. Encajamos a la perfección.

—¿Nadie te dijo si era una locura casarte tan pronto?

—No soy de locuras. Soy muy sensata, muy cabal. Pero cuando sé que algo es tan rotundo y tan claro, voy hacia adelante muy firme.

—¿Cómo recuerdas la boda?

—No voy a hablar de la boda, pero fue la felicidad absoluta y seguridad.

—Mantuvisteis bien el secreto, porque no se supo nada hasta que lo contasteis en el primer aniversario.

—Lo de boda secreta me hace gracia. No hicimos una boda al uso, de ciento y pico invitados. Pero no fue ningún secreto, sino un paso normal y corriente. Solo que no fue multitudinaria, ni fue pública.

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—Esta vez, ¿pasaste más nervios?

—¡Qué va! Ninguno. Fue un día precioso, muy emotivo. Recuerdo perfectamente la ilusión y la mirada de Chris… (se le vuelven a poner los ojos vidriosos). ¡Voy a llorar! (Ríe).

—¿El balance de este año y medio de casada? ¿Mejor de lo esperado?

—Con Chris me esperaba que fuese así. De verdad. Nadie se imagina cómo es como persona. En televisión tiene una imagen maravillosa: cercano, sonriente, genial, buena gente… En persona, es todavía más.

“Nos encontramos en un momento complicado para los dos. Yo no estaba bien. Con él llegó la luz, nos enamoramos. Bendita coincidencia”

—¿En qué cambia?

—Es pura entrega. Es como un niño, siempre ilusionado y con ganas de aprender y descubrir lugares nuevos. Y contagia esa ilusión. Eso es lo que más me gusta de Chris.

—Pero, trabajando en la misma cadena, le conocerías de hace años.

—No. Date cuenta de que él trabajaba en Villaviciosa y yo en Fuencarral… Ya sé que todo el mundo quiere saber cuándo surgió, pero no vamos a hablar de eso. Fue en un momento muy complicado para los dos. De repente, sin prepararlo, nos enamoramos. Fue totalmente una sorpresa de la vida. Hay veces que tú puedes saber cuál es tu objetivo o qué perspectivas tienes, pero el camino lo decide la vida y el destino. De repente, la vida nos puso ahí a los dos… Bendita coincidencia.

—Te pega que fuiste tú quien dio el primer paso. ¿O no?

—(Echa una carcajada). ¡Qué narices! ¡No! (ríe).

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—Lo decía porque eres decidida.

—Lo soy. Pero Chris también. La gente piensa que es muy apocado… No, no. Tiene mucho carácter y, cuando quiere algo, lo consigue.

 —¿Facilita estar con alguien que sea de tu misma profesión? Porque te levantarás muy pronto para trabajar y no es fácil para la vida en pareja.

—Me levanto a las cinco. Pero sí, conseguimos respetar los tiempos del otro. No ha habido un día, ni antes de estar embarazada, que Chris no se despertara conmigo para hacerme el desayuno. Él es así, superdetallista y encantador. Respeta al máximo mi trabajo, nuestros horarios… Como te decía antes, fue decisivo que entendiera que no era yo sola, sino mis dos hijas y yo. Al final, se enamoró de las tres.

El boom mediático

—Siendo tan discreta, ¿cómo ha sido salir con una persona conocida?

—No fue algo que decidiese, así que fue adaptación pura y dura. Tampoco me esperaba el boom del principio. Cuando hacían guardias en la puerta de casa… Todo eso me superó. Y creo que a los dos. No estábamos acostumbrados a tanto revuelo. Algunos digitales buscan el clickbait y nadie llama para preguntar… A veces, vende más la negatividad y da rabia, porque somos todo lo contrario. Nuestra casa es pura luz, pura alegría, naturalidad, buen rollo y amor.

—Hablando de amor y de San Valentín, ¿eres romántica?

—Muchísimo. Y muy detallista. Pero no te voy a contar lo que le he regalado a Chris (ríe).

“Chris es pura entrega. Es como un niño, siempre ilusionado y con ganas de aprender y descubrir lugares nuevos. Y contagia esa ilusión. Es lo que más me gusta de él”

—¿Quién es el más romántico?

—Los dos, pero mi carácter es diferente. Me cuesta mucho exteriorizar mis sentimientos, que no quiere decir que no sea romántica. Soy más de acciones. Creo que las cosas hay que demostrarlas más que decirlas.

—Siempre que podéis, os escapáis a tu tierra. ¿Seguiréis haciéndolo ahora, con un niño tan pequeño?

—Os pensáis que los puentes solo vamos a Galicia, pero somos muy discretos con las cositas que hacemos. Un niño no es un freno, sino todo lo contrario: es un motor, ilusión, ganas de hacer cosas, de descubrir y de enseñar el mundo también al niño. Entonces, nos buscaremos la vida. Y a Galicia se va sí o sí (ríe).

©EUROPA PRESS/LUIS MIGUEL GONZÁLEZ

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