Cómo olvidar ese momento. El momento en el que la prensa deportiva y la crónica social eclosionaron en medio de la euforia de un país poco acostumbrado a tantas alegrías seguidas de su Selección. La reacción del capitán, Iker Casillas, besando a su novia, Sara Carbonero, que en ese momento ejercía su trabajo como periodista deportiva entrevistándole, fue el colofón a un torneo perfecto, y la confirmación por la puerta grande de una historia de amor que hasta el momento habían llevado con absoluta discreción. Solo la timidez de ella parecía presagiar la tremenda repercusión que tendría el arranque de romanticismo del portero, que años después admitía: "Ahora me da vergüenza". Han pasado once exactamente once años y mucho ha llovido desde entonces.
Después de ese momento que se convirtió en icónico, la pareja continuó construyendo su historia de amor, eso sí, más alejados de los focos y volviendo a la discreción de la que siempre habían hecho gala. No tardaron en formar una familia con sus dos hijos, Martín y Lucas, el pegamento que siempre les mantendrá unidos. Durante una década llegaron a ser una de las parejas más consolidadas del panorama deportivo, pero finalmente, sus caminos se separaron. Juntos vivieron muchos momentos felices, pero también superaron algunos de los obstáculos más duros de su vida, todos ellos concentrados en el fatídico 2019, cuando Iker sufrío un infarto y Sara se enfrentó a un cáncer de ovarios. Al año siguiente las aguas parecían más calmadas, pero su relación no se mantuvo a flote mucho más tiempo. El pasado mes de marzo, a través de un comunicado conjunto, confirmaban su separación de mutuo acuerdo. Comenzaban así una nueva vida cada uno por su lado.
Después de unos meses en los que los niños y sus respectivas carreras profesionales abarcaban la mayor parte de su tiempo, el verano les permite ahora relajarse y organizar planes que, por primera vez desde hace más de diez años, los hacen separados. Dicen que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver, pero este mes de julio Sara Carbonero ha desafiado la letra de Joaquín Sabina para visitar Oporto, donde pasaron seis años de su vida, y reencontrarse con viejas amistades. Más exótico ha sido el destino escogido por Iker Casillas que ha puesto mucha tierra de por medio, o más bien mar, para recalar en la Riviera Maya, desde donde ha compartido algunas idílicas imágenes en este paraíso mexicano.
Además de las escapadas veraniegas, los dos se refugian en sus respectivos círculos de amigos. Así, recientemente, hemos visto a la presentadora de Qué siga el baile de Radio Marca, disfrutar de una cena con sus antiguas compañeras de La Sexta, como Susana Guasch, Nira Juanco y Carlota Reig, o con su buena amiga Raquel Perera en Málaga. Por supuesto, siempre a su lado, Isabel Jiménez, su apoyo incondicional, su eterna comadre, como se llaman entre ellas. Tal es su unión que incluso la han sellado en su piel, haciéndose el mismo tatuja: "La vida" lleva escrito en su antebrazo Sara y en el costado, Isabel. Por su parte, Iker Casillas también se ha reunido con amigos cuando sus obligaciones con la Fundación Real Madrid se lo permitían. Además de dedicarse alguna cena en buena compañía de vez en cuando, el deporte sigue ocupando un lugar central en su vida. Así, algunos de sus planes más socorridos son jugar al padel o disfrutar de partidos, como en el Mutua Madrid Open, donde se le ha podido ver en la grada.
Mientras tanto, el exfutbolista vive en un ático en La Finca, la exclusiva zona de Madrid donde se encuentra el que era el domicilio familiar, y en el que ahora vive Sara Carbonero con sus hijos, a los que ve habitualmente gracias a un régimen de visitas muy flexible. Ellos son el nexo siempre les unirá y donde confluirán siempre sus vidas, aunque cada una haga planes diferentes o acaben encontrando el amor con otras personas. Su prioridad es “compartir el bienestar y la educación de nuestros hijos y protegerlos para que crezcan en un entorno estable y saludable”, tal y como ellos mismo afirmaban en el comunicado con el que anunciaron su separación. Por eso, han celebrado juntos el 40º cumpleaños de Iker, además de dedicarse siempre buenas palabras, porque lo que les une siempre pesará más que todo lo que les separa.
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