En 2019 sufrió un infarto de miocardio

La vida de Iker Casillas dos años después del susto que marcó un antes y un después

Afortunadamente, no tardó en recuperarse pero precipitó el final de su carrera como futbolista, lo que ha acarreado muchos más cambios tanto para él como para Sara Carbonero

Por L.F.S.

Todo cambio para Iker Casillas el 1 de mayo de 2019. Aquel día, mientras entrenaba, sintió un fuerte golpe en el pecho que le dejó tirado sobre el césped y apenas podía respirar. Inmediatamante fue trasladado al Hospital CUF de Oporto, aquejado de un ataque al corazón. El portero tenía obstruida la arteria coronaria derecha y fue intervenido de urgencia para practicarle un cateterismo cardíaco y colocarle un stent. Sara Carbonero se encontraba en Tarifa por motivos laborales y no tardó en trasladarse al lado del que por aquel entonces era su marido. "Es difícil hablar, pero tengo que estar agradecido porque he tenido mucha suerte", fueron sus primeras palabras tras recibir el alta. Efectivamente, tuvo mucha suerte y pronto recobró su buena salud, pero a partir de ese día todo cambió.

Iker Casillas tira de humor para referirse a sus problemas

Al salir del hospital sabía que su futuro como futbolista corría un serio peligro, de hecho no volvió a salir al campo como profesional, pero apenas tuvo tiempo de darle vueltas a su futuro, porque el destino tenía preparado otro golpe para su familia. Tan solo unos días después, Sara Carbonero era intervenida de un tumor maligno en el ovario. Juntos capearon el temporal con éxito ya que los dos se recuperaron, pero su vida no volvió a ser la misma. "Empecé a valorar más los momentos. A veces, nosotros, los jugadores, no valoramos lo que tenemos y no creemos que podamos hacer felices a mucha gente y eso ha cambiado un poco”, confesó un año después de su infarto. Fue por aquel entonces, cuando decidió presentar su candidatura a la presidencia de la Real Federación Española de Futbol, plan que acabó por truncarse con la llegada de la pandemia, pero no por ello modificó su decisión de mudarse a Madrid con su familia.

La vuelta a sus orígenes

Iker y Sara llegaron regresaron con sus hijos a España, a la ciudad en la que se enamoraron 11 años atrás, a finales del verano pasado. Empezaba una nueva vida para ambos en la que él comenzó a trabajar en la Fundación Real Madrid, el club que le vio crecer y ella continuaba con sus proyectos al frente de Slow Love, la firma que tiene con su amiga Isabel Jiménez, y comenzaba un nuevo reto en Radio Marca, al frente de una sección de entrevistas. En esta nueva etapa aún les esperaba otra dura prueba más, cuando la periodista tuvo que volver a pasar por el quirófano otra vez. De nuevo, vimos unión en la pareja y un final feliz con Sara regresando a casa tras el buen resultado de la operación. 

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Sin embargo, tras haber sorteado de la mano tantos obstáculos, el pasado mes de marzo, la pareja anuncia públicamente su decisión de tomar caminos separados. "Es una decisión muy meditada y que tomamos de mutuo acuerdo. El respeto, el afecto y la amistad permanecerán siempre. Nuestra prioridad es desde el cariño y el compromiso, compartir el bienestar y la educación de nuestros hijos y protegerlos para que crezcan en un entorno estable y saludable", decían en un comunicado conjunto que compartieron con sus seguidores. 

Ahora, tan solo unos meses después de su separación y dos años más tarde de aquel fatídico día, Iker Casillas se refugia en sus amigos mientras comienza una nueva vida en un ático que ha alquilado en La Finca, la exclusiva zona de Madrid donde se encuentra el que era el domicilio familiar, y en el que ahora vive Sara Carbonero con sus hijos, a los que ve habitualmente gracias a un régimen de visitas muy flexible. A pesar de que ya no luce su alianza de casado, como se puede comprobar en sus últimas fotografías, el portero solo tiene buenas palabras para la que ha sido su mujer, dejando patente en muchos de los intercambios de comentarios que hacen en algunas publicaciones, la buena relación que mantienen