Alejandra Martos, hija de Raphael, se ha separado de su marido, Álvaro Arezana

La pareja, que tiene dos hijos, ha puesto fin a casi dos décadas de matrimonio

Por hola.com

Alejandra Martos, hija de Raphael y Natalia Figueroa, y su marido Álvaro Arenzana, han decidido divorciarse después de dos décadas de matrimonio y dos hijos en común. Según ha asegurado Carmen Jara en esRadio y ha podido confirmar HOLA.com, la pareja ya tomó esta decisión hace un año pero ha querido llevar el proceso con mucha discreción. Desde 2017, la pareja vivía en México debido al trabajo de Álvaro y cuando regresaron a España ya se habían separado. Tienen dos hijos Manuela, de 17 años, y Carlos, de 14. 

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En su nueva vida en la capital, según han asegurado en La mañana de Federico, Ajejandra, de 46 años, reside muy cerca de sus padres, además ha recuperado su trabajo como restauradora en el Museo Thyssen-Bornemisza. Desde enero de este año, es habitual que comparta con sus seguidores algunos de sus proyectos en la pinacoteca madrileña. En su perfil de redes también suele publicar algunos momentos con sus hijos y también con sus padres, a los que no deja de mostrarles su cariño y admiración. 

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Alejandra Martos y Álvaro Arenzana se casaron en 2001 en una finca familiar de Boadilla del Monte (Madrid). La romántica ceremonia que congregó a numerosos rostros conocidos como Rocío Jurado y José Ortega Cano, Lina Morgan, Alaska y Mario Vaquerizo y del mundo de la política, Ana botella, José Álvarez del Manzano o José Bono, cuya hija, Amelia, está casada con Manuel Martos, hijo pequeño de Raphael. 

Dos años después de su enlace el matrimonio dio la bienvenida a su primera hija, Manuela, y también la primera nieta para Raphael y Natalia. "Es algo muy complicado de explicar, fue impresionante", declaraba Alejandra a la salida del hospital, donde aseguró que su padre estaba encantado, a pesar de sus reticencias a hacerse llamar 'abuelo'. "Mi padre sí quiere ser abuelo, lo que no quiere es que le llamen abuelo", decía. En cualquier caso, no le quedó más remedio que acostumbrarse porque tres años después llegaba al mundo Carlos, segundo hijo del matrimonio.