Desde la década de los setenta, del pasado siglo, celebramos cada año este día para crear conciencia sobre la necesidad de preservar nuestro planeta, nuestro hogar. Una fecha para reflexionar sobre el mundo en el que queremos vivir y el que queremos dejar a las generaciones futuras, pero también una oportunidad para sensibilizar a la sociedad sobre cómo cada uno de nosotros puede aportar su granito de arena y remar en la misma dirección, la de cuidar nuestro bien más preciado: la hermosa Tierra en que vivimos. Esa que hoy os queremos mostrar en sus mejores imágenes.

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DESIERTO DEL NAMIB EN NAMIBIA

Más de trescientos metros de altura, algo así como un rascacielos de 60 pisos, llegan a alcanzar algunas de las dunas del área de Sossussvlei, al sur de Namibia. Es el desierto más viejo del mundo y, aunque el Parque Nacional de Namib-Naukluft regala otros platos fuertes como el sendero de la Welwitschia, Sandwich Harbor, las montañas del Naukluft o el cañón del Kuiseb, son estos monumentales campos de dunas rojas, naranjas u oxidadas –según la luz del día– los que resultan más embrujadores.

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EL GRAN AGUJERO AZUL DE BELICE

Patrimonio de la Humanidad, esta filigrana misteriosa de la naturaleza es la belleza escénica más portentosa de Belice, uno de los escasos territorios vírgenes que quedan en el planeta. Pero es que, además, este sumidero marino de contorno circular es el fenómeno de mayor tamaño en su género, el que ansían bucear los amantes del submarinismo que llegan hasta este rincón del planeta cada año.

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CAÑÓN DEL COLORADO EN ESTADOS UNIDOS

Pocos contrastes de paisaje tan drásticos como pasar, casi en un abrir y cerrar de ojos, de los reclamos de neón de Las Vegas, al emocionante silencio que envuelve el Grand Canyon National Park. Dos millones de años ha tardado la naturaleza en modelar este icónico y cinematográfico paisaje, imprescindible en un viaje por la Costa Oeste de Estados Unidos. Un inmenso cañón de 446 kilómetros de longitud y profundidades de 1.600 metros que es uno de los ejemplos de erosión más espectaculares del mundo. Es Patrimonio de la Humanidad, como no podía ser de otro modo.

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MONTAÑAS DE COLORES DE ZHANGYE DANXIA EN CHINA

Más que la paciente labor de la naturaleza, el paisaje de colores de Zhangye Danxia parece obra de un artista surrealista. Pero es el efecto de la erosión el que durante 24 millones de años ha ido creando, a base de capas y capas de arenisca y otros minerales, estas montañas de la provincia de Gansu con la mayor concentración natural de pigmentos.

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FIORDOS DE NORUEGA

Los fiordos, que parecen tranquilos lagos azules, pero son brazos alargados de los mares que se adentran tierra adentro protegidos por majestuosos acantilados de los que a veces caen hermosas cascadas, son el símbolo de la belleza de Noruega. Hay más de mil, pero los más emblemáticos están en la costa oeste y son el Nærøyfjord, el Sognefjord, el Lysefjord y el Geirangerfjord. Una de las mejores maneras de explorarlos es a bordo de un crucero.

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CATARATAS DE IGUAZÚ, ARGENTINA / BRASIL

Sobrevolándolas en helicóptero, acercándose a las caídas de aguas en gomones (lanchas), recorriendo sus saltos de agua en las noches de luna llena o en recorridos a pie. Se mire dónde se mire o cuándo se haga, el espectáculo que regala esta maravilla de la naturaleza es grandioso. Hay diferentes puntos de vista para admirar sus 274 saltos de agua repartidos en dos parques nacionales, uno en Argentina y otro en Brasil, pero es la Garganta del Diablo, con 80 metros de caída, el que acapara gran parte de la atención.

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CUEVAS DE WAITOMO EN NUEVA ZELANDA

En la isla norte de Nueva Zelanda se descubre un fenómeno asombroso: un laberinto de grutas surcadas por un río subterráneo en el que además de bosques de estalactitas talladas por la erosión se alojan extrañas, diminutas y luminosas criaturas: miles de gusanos de luz que brillan detrás de hilos de seda. Los miles de puntos que crean en el techo de las cuevas de Waitomo parecen magia, pero no pueden ser más reales.

Y EN ESPAÑA...

PARQUE NACIONAL DE LOS PICOS DE EUROPA

Que fuera declarado el primer parque nacional de España hace más de cien años ya dice mucho del valor y la belleza natural de este inmenso espacio que se extiende por Cantabria, Asturias y León. De la Ruta del Cares a los lagos de Covadonga o del Naranjo de Bulnes a Fuente Dé, los Picos de Europa reúnen una gran diversidad de hábitats para disfrutar de la naturaleza –lagos, praderías, cumbres rocosas, pastos, densos bosques, cuevas, desfiladeros– y pueblos en entornos privilegiados desde donde comenzar las excursiones.

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