Sin coronas de flores y en la más estricta intimidad, tal y como ella quería

Los hijos de Menchu Álvarez del Valle le dan el último adiós en una ceremonia a la que no ha asistido la reina Letizia

Jesús y Henar Ortiz han despedido a la exlocutora de radio en el cementerio de El Carmen, en la localidad de Sardéu

Por Cristina Álvarez

Menchu Álvarez del Valle tenía muy claro cómo quería que fuera su despedida: en su tierrina, rodeada de sus seres queridos y en la más estricta intimidad. Y así ha sido. La abuela de la reina Letizia ha sido enterrada en la localidad de Sardéu, en el concejo de Ribadesella (Asturias), donde residía desde hace muchos años. Ha sido una ceremonia breve y muy sencilla a la que han acudido una docena de personas y en la que el párroco ha rezado una oración en recuerdo de la querida exlocutora de radio, que ha fallecido este martes 27 de julio, a los 93 años. La Reina no ha estado presente en este último adiós a su abuela, ni tampoco el rey Felipe, que se encontraba de viaje en Perú asistiendo a la toma de posesión del nuevo presidente. Lo mismo ha sucedido con su hermana, Telma Ortiz, que ha sido otra de las ausencias más destacadas.

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Antes de que dieran las once de la mañana han llegado algunos familiares y amigos al cementerio de la parroquia de El Carmen, donde ha recibido sepultura por expreso deseo de la propia Menchu, ya que allí también se encuentra enterrado su marido, José Luis Ortiz Velasco, que murió en 2005, y su hija Cristina, fallecida en 2001. Han estado presentes su hijos Jesús y Henar Ortiz, que han contado con el cariño de su círculo más íntimo en el último adiós a su madre. El padre de doña Letizia acudió junto a su mujer, Ana Togores, mientras que la tía de la Reina, vestida de luto y arropada por su hija Claudia, llevaba un ramo en la mano en el que destacaba una preciosa hortensia rosa, una planta que decora muchos rincones de Asturias dándoles colorido y esplendor. También ha estado presente la hermana de Menchu, Marisol Álvarez del Valle, que ha recibido el consuelo de sus sobrinos.

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Menchu, que trabajó 42 años como locutora hasta convertirse en una de las voces más reconocidas de Asturias, ya descansa junto a su marido y su hija. En su honor, sonaron las campanas de la iglesia de San Salvador de Moru, demostrando el gran aprecio que el pueblo riosellano tenía hacia la figura carismática de Menchu. Este sentimiento era recíproco, ya que siempre se sintió asturiana a pesar de haber nacido en Santander. Su voz se ha apagado, dejando un enorme legado no solo por su extensa trayectoria como periodista radiofónica, sino como la mujer que inspiró a una Reina. "Creo que no hay nada mejor que ser abuelina. Es muy bonito", dijo en una de sus últimas entrevistas.

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Hace justo un año, la abuela de doña Letizia concedió una entrevista a la revista Viajar, vivir y saborear. Al preguntarle por un epitafio para ser recordada, respondió: "Me gustaría que me recordaran como Menchu, amante fiel a su trabajo y enamorada de la Radio". "Era una mujer adelantada a su tiempo y de una personalidad absorbente, no querría que la recordáramos como 'la abuela de la Reina' porque ella tenía la suficiente personalidad para ser ella misma", nos contaba Estela Rosete, una de sus amigas de la tertulia El Garabato.

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Muy querida por todos

Los vecinos de Ribadesella siempre la recordarán con muchísimo cariño. "Era encantadora y quería mucho a sus nietas", nos ha contado Nelly Piñera Figaredo, quien alquiló a Menchu su casa en Argüero, que pertenece al concejo asturiano de Villaviciosa, "cuando doña Letizia tenía unos 7 u 8 años". "Ella iba a la aldea para hacer curas de silencio, porque tenía la garganta mal y se quedaba varios días. Iba con mucha frecuencia", asegura Nelly. "Después se fueron a vivir a Sardéu, donde ha fallecido. Ella quería vivir sola porque era muy independiente, siempre lo fue", dice. A Menchu la recuerda como una mujer "muy activa, con muchos valores y muy luchadora". "Me contaba muchas cosas personales (...) Le encantaba ir a la playa de Merón y a la de Argüero, recoger moras...", dice sobre los planes que solía hacer con sus nietas cuando eran pequeñas.