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Psicología

El Trastorno Explosivo Intermitente, la explicación a ciertos arranques de ira en niños y adolescentes

Este trastorno de conducta tiene serias repercusiones en el día a día del menor que lo padece y de su familia

Gritos, golpes a objetos, insultos… en incluso agresiones físicas. ¿Por qué algunos niños y adolescentes tienen mayor tendencia a este tipo de arrebatos? Las causas pueden ser muchas y muy diferentes y, si consideramos que estos episodios se dan demasiado a menudo o con demasiada agresividad, lo adecuado será consultarlo con un profesional. En algunos casos la explicación podrá encontrarse en un trastorno de conducta, el Trastorno Explosivo Intermitente (TEI), que “se caracteriza por la incapacidad de controlar los impulsos agresivos, lo que lleva a episodios de agresión verbal o física desproporcionada en relación con el desencadenante”, señala María Calle, psicóloga de bluaU de Sanitas. “Es un trastorno más frecuente en la infancia tardía o en la adolescencia, aunque también puede darse en personas adultas”, añade.

¿Cómo diferenciar el Trastorno Explosivo Intermitente de otros trastornos de conducta?

El Trastorno Explosivo Intermitente no es el único trastorno de conducta que manifiesta agresividad, por eso no siempre es fácil de identificar y de diagnosticar. Una característica diferenciadora de este trastorno frente a otros más persistentes es “su naturaleza intermitente, con episodios de explosividad que pueden durar minutos u horas”, detalla la psicóloga.

Es importante añadir en este punto que, como recalca María Calle, “hay otros trastornos de la conducta infanto-juvenil que se pueden diagnosticar de forma comórbida con el TEI. Los más comunes son trastornos de tipo depresivo, de ansiedad, de consumo de sustancias, trastorno bipolar o esquizofrenia”.

Según la especialista, “es común que aparezca junto con el Trastorno Negativista Desafiante, o incluso que se confundan en su diagnóstico, aunque existen diferencias sintomáticas; por ejemplo, una característica clave en el TEI es la impulsividad”. Dada la dificultad que se le puede presentar a un profesional de la salud mental para distinguir el Trastorno Negativista Desafiante del Trastorno Explosivo Intermitente, es importante, para un diagnóstico certero, que el psicólogo o psiquiatra que atiende al menor se asegure de que los arrebatos agresivos no se expliquen mejor por alguno de los otros trastornos citados ni por afecciones médicas o los efectos de sustancias, tal y como indica la psicóloga María Calle.

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Cómo afecta el Trastorno Explosivo Intermitente al día a día de los niños que lo padecen

“El Trastorno Explosivo Intermitente puede tener significativas consecuencias en diversos aspectos de su vida, incluyendo las relaciones interpersonales, el rendimiento académico y la adaptación general”, nos explica la especialista.

  • Consecuencias sociales. Los efectos más evidentes se producen, por lo general, “en el ámbito social, los episodios explosivos pueden generar dificultades para establecer y mantener amistades, así como conflictos en el entorno familiar y escolar”. No cabe duda de que “la imprevisibilidad de estas explosiones emocionales puede contribuir al aislamiento social y a una percepción negativa por parte de los demás”.
  • Consecuencias en el rendimiento académico. “En el ámbito académico, los niños y adolescentes con TEI pueden enfrentar desafíos en el rendimiento escolar debido a interrupciones provocadas por los episodios de agresión”. En caso de que estos episodios se den a menudo en clase, no solo en casa durante el tiempo de estudio, se uniría a los efectos en el ámbito social ya señalados.
  • Consecuencias desde el punto de vista emocional. Todo lo anterior dará como resultado, con probabilidad, serias repercusiones en el bienestar emocional del menor con Trastorno Explosivo Intermitente, que le “puede afectar la autoestima y la autoimagen del menor, contribuyendo a un ciclo de frustración y dificultades emocionales”. Más aún, teniendo en cuenta que “los niños y adolescentes con TEI también suelen tener dificultades para regular sus emociones, especialmente la ira y la frustración”.

 

¿Por qué se produce el Trastorno Explosivo Intermitente?

“La causa exacta del TEI no se conoce con certeza y es probable que sea el resultado de una combinación de factores genéticos, neurobiológicos, y ambientales”, nos cuenta la psicóloga de bluaU de Sanitas. “Algunos estudios sugieren que existe una predisposición genética para el TEI, lo que significa que ciertas personas pueden tener una mayor vulnerabilidad hereditaria a desarrollar este trastorno”.

En cuanto a los factores ambientales, Calle destaca la exposición a entornos familiares disfuncionales, el abuso o la negligencia como causas que “pueden contribuir al desarrollo del TEI”. A estas habría que unir otras como “el estrés crónico, la falta de habilidades adecuadas para manejar la ira y la frustración, así como modelos de comportamiento agresivo en el entorno”; todas ellas también pueden influir en la manifestación del trastorno, nos dice.

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