Según se desprende del III Estudio sobre la percepción del bullying en la sociedad española, elaborado por Totto y Educar es Todo, comunidad que colabora con padres y madres en su labor educativa, “de las respuestas de las personas entrevistadas se deduce que el ciberacoso estaría actualmente en torno a un 15%, en tanto que las cifras que se manejaban hasta ahora lo situaban alrededor del 10%”, nos confiesa Carmen Cabestany, presidenta de la Asociación No al Acoso Escolar. Este aparente aumento debería, cuanto menos, alertar a los padres para que tomen medidas preventivas. “El ciberacoso es especialmente dañino por la repercusión que tiene: tanto de forma inmediata como en diferido”, nos dice. Y, para ese ciberacoso existe una herramienta muy poderosa: el teléfono móvil.

Los padres reconocen, según esta investigación enmarcada dentro del proyecto Totto Contra el Bullying, cuyo objetivo es promover la erradicación del acoso escolar ociberbullying a través de la sensibilización y la identificación de buenas prácticas”, que dan el el teléfono móvil o smartphone a sus hijos “tres años antes de la edad que se estima adecuada”. Y, otro dato preocupante, “el 41% de ellos admite no tener control parental para aprobar y ver los contenidos que sus hijos consumen en Internet”. Precisamente por estos datos, hemos querido hablar con Carmen Cabestany, sobre si el teléfono móvil, en manos adolescentes y pre adolescentes, podría convertirse en una herramienta sencilla y apta para el aumento del bullying. Algo importante, teniendo en cuenta que este mes de noviembre marca el inicio de las compras de regalos navideños y la tecnología es la categoría líder.

La idea de ‘cyberbullying’ entendida por los más jóvenes

Los adolescentes, en general, no tienen una idea clara de lo que es el ciberacoso y, mucho menos, del daño que causa. “Del mismo modo que la mayoría de los chavales son incapaces de definir correctamente lo que es acoso escolar, sucede lo mismo con el ciberacoso”, nos apunta la experta. Esto es así porque en las familias y en los centros educativos no suele hablarse de ello; “no hay información ni formación”. De hecho, en este sentido, los datos del estudio son muy reveladores: siete de cada diez niños piensan que el acoso escolar no se aborda adecuadamente.

Sin embargo, hay un dato más preocupante, y es que el 64% de los padres españoles reconoce que sus hijos acceden a Internet sin supervisión. Por lo que este tipo de acciones o el visionado de contenido inadecuado, por ejemplo, no tiene ningún tipo de control. De hecho, tres de cada diez padres reconoce y confirma que los chicos ven contenidos inadecuados o juegan a juegos muy violentos. Este tipo de actitudes, sin duda, influyen en el aumento del ciberacoso. Aunque ellos no lo entiendan así. Actitudes que replican en su vida real y que no entienden como tal. Muy pocos son los que asumen, porque de verdad no son capaces de ver las consecuencias, de que están cometiendo cyberbullying.

¿Cómo se convierte el móvil en una herramienta de acoso?

Mediante el móvil, “se puede dañar a una persona de diferentes maneras: insultando, amenazando, coaccionado, difundiendo rumores, suplantando la personalidad, creando perfiles falsos, manipulando a otros participantes en un chat para que se posicionen contra la víctima e, incluso, (y esto es importante) induciendo a esa personal al suicidio”, nos explica la experta. Y se hace con frases tan sencillas como: ¿Por qué no te matas? ¿Todavía estás viva? Si nadie te quiere o Cómprate una vida. Los agresores saben cómo hacer daño con la palabra y, una herramienta que utiliza, sobre todo, la palabra para comunicarse, puede hacer mucho daños.

Y es que, como nos confirma la experta, “es evidente que los chicos y chicas, por lo general, no están preparados para hacer un uso responsable de las nuevas tecnologías”. Una prueba evidente de ello es que algunos participan, “no solo en el maltrato a sus compañeros, sino también en retos virales que pueden comprometer seriamente su integridad física y moral”. Y muchos de estos retos virales, por no decir que todos ellos, se organizan a través de los teléfonos móviles. Así, tres de cada diez padres sabe que niños de la edad de sus hijos, sean ellos o no, participan en este tipo de actividades.

El control parental es fundamental

“La no supervisión de los padres potencia el bullying”, así lo afirma la experta y el 85% de los padres encuestados. Este desconocimiento de lo que hacen o no nuestros hijos, nos explica la experta, “al igual que el desconocimiento de la gravedad del problema que supone el bullying, hace que los adultos no se tomen en serio su responsabilidad en la prevención del ciberacoso”. Y, sin embargo, nos dice, “es en el ámbito familiar donde, en primera instancia, se deberían poner las bases y los límites para evitar tener que lamentar después situaciones dolorosas”.

Por ello, “sería muy necesario que todos los padres se tomasen en serio lo del control parental”. Lo extraño es que los padres no entiendan que, del mismo modo que tienen el deber de controlar otros aspectos de la vida de sus hijos, no lo hagan con las nuevas tecnologías. “Los riesgos de poner en manos de nuestros hijos un arma como el móvil son importantes, por lo que debemos enseñarles sus ventajas e inconvenientes, explicándoles claramente los riesgos que corren si hacen un mal uso de los dispositivos”, nos dice la experta. Y la mitad de los padres ni siquiera sabe lo que es un control parental.

Por último, teniendo en cuenta que los progenitores son legalmente responsables de lo que hagan sus hijos, en caso de malas actuaciones por parte de estos, puede caer sobre la familia el peso de la ley, “y esto puede suponer sanciones económicas y serios problemas”.

Referencias

González Calatayud, V., Prendes Espinosa, M. P. y Bernal Ruiz, C. (2020). Investigación sobre adolescentes que son observadores de situaciones de ciberacoso.

Totto y Educar es Todo (2022). III Estudio sobre la percepción del bullying en la sociedad española.