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mam dando buenas noches a su hijo© AdobeStock

Niños

‘¿A qué hora debería acostar a mi hijo?’

La hora ideal a la que deberíamos acostar a un niño, entre los 3 meses y los 6 años, dependerá de dos factores: la hora a la que se haya levantado y de las siestas diurnas que haya hecho.


3 de octubre de 2022 - 17:46 CEST

El sueño de los bebés es evolutivo y madurativo, esto quiere decir que desde que nacen hasta, más o menos, los 6 años de edad vamos a ir viendo cambios en su forma de dormir, según se van desarrollando.

Se considera que un bebé no puede tener  una rutina de sueño  al menos hasta los 3 meses de vida, aproximadamente, ya que durante ese tiempo el bebé estará todavía ajustando su ritmo circadiano, es decir, a saber diferenciar la noche del día. “Los bebés  entre los 0 y los 2 meses de edad  van durmiendo de forma variada durante las 24 horas del día y están habituándose a generar su ritmo circadiano. Por nuestra parte, podemos ayudarles a enseñarles cuándo es el día acostándolos en la zona del salón con ruido y luz, y luego, enseñarles qué es la noche, y entre las 20-22 horas acostarles en un cuarto totalmente a oscuras. Todo depende del ritmo de comidas y siestas que lleve ese bebé. A partir de los 3 meses el bebé tendrá su ritmo circadiano más estable y podremos empezar a ponerle un horario de acostarle sobre las 20 horas”, nos explica Alicia Marqués (@soyaliciamarques), experta en sueño infantil (www.aliciamarques.com).

¿A qué hora acostar a tu hijo según su edad?

A partir de los 6 meses y hasta los 3 años, la hora para irse a dormir idónea dependerá siempre de la hora a la que se levante el niño. En estas edades suelen despertarse temprano, sobre las 6 – 7:30 de la mañana, pero ¡ojo!, la creencia de acostarles más tarde para que se levanten más tarde va en contra del ritmo circadiano natural del peque. “Tenemos un concepto equivocado de que acostándolos más tarde podemos conseguir que se despierten más tarde, cuando hay dos variables fundamentales que son las que  marcan el ritmo de irse a la cama  a esta edad que son: la hora a la que se ha despertado y la siesta o siestas que haya hecho a lo largo del día”, nos explica la experta. “Si normalmente se despiertan entre las 6 y las 7:30 es recomendable que se acuesten entre las 19 -20:30 horas, dependiendo a la hora que se haya despertado, siempre y cuando, hayan dormido unas horas de siesta o siestas mínimas. En el caso de que eso no fuera así, necesitaríamos que se acostaran aún más temprano para recuperar ese sueño diurno”, añade.

Entre los 4 y los 6 años un requisito que hace fundamental reajustar la hora de irse a dormir es que suelen desaparecer todas las siestas, y ¿cuál es la consecuencia de esto? Que necesitarán dormir más horas nocturnas. Los niños en estas edades tienen unos ciclos de sueño más cercanos a los de un adulto, pero sucede algo que no solemos tener en cuenta, y es que creemos que ya son más mayores y que pueden seguir el ritmo de un adulto. Pero, todo lo contrario, porque al desaparecer las siestas estos peques necesitan más horas de sueño por la noche de las que hacían antes. En lugar de necesitar entre 10 horas y media u 11 horas, necesitarán 11 horas y media; y a los 6 años ya disminuirán a 10 horas y media”, nos cuenta la coach de sueño infantil.

El horario de irse a dormir por la noche lo seguirá marcando la hora en la que se despierte por la mañana, pero según asegura la experta, esta va alargándose, pero no mucho más, ya que suele estar entre las 7 de la mañana y las 8. “Por ello su hora de ir a la cama se debe mantener entre las 19:30 y 20:30 para tener las horas de sueño necesarias”, indica.

Qué pasa si no somos estrictos y le permitimos quedarse más tiempo despiertos porque o bien quieren jugar, están viendo algún programa de televisión o cualquier otro capricho… Pues que “tendremos un niño con deuda de sueño, por lo que estará sobre cansado y ello derivará en  más despertares nocturnos  y puede acabar en un despertar demasiado temprano (alrededor de las 5am) muy complicado de mejorar”, advierte la coach. Pero más allá de sus ritmos de sueño,  dormir mal puede     afectar a su cerebro   y, por ende, a su desarrollo y aprendizaje. “Puede alterar conexiones cerebrales que son las que segregan la hormona del crecimiento de forma óptima para tener una buena evolución de los hitos cognitivos”.

Mamá con su bebé tumbados en la cama© AdobeStock

Consejos para que duerma bien y tenga un descanso reparador

  • Tener una rutina de irse a dormir que se repita cada día de la misma manera, de forma que su cerebro lo asimilará y le tranquilizará saber lo que sucede en ese momento.
  • Adaptarse al ritmo del peque acostándole por la noche a su hora adecuada siempre teniendo en cuenta su hora de despertarse y sus siestas, si aún las hace.
  • Momentos relajados antes de irse a dormir.
  • Eliminar juegos de actividad (cosquillas, peleas de cojines, pelota, etc.) 1 hora antes de empezar la rutina de sueño.
  • Eliminar pantallas 2 horas antes de empezar la rutina de sueño.
  • Controlar la temperatura (22º) y humedad (60%) de la habitación donde va a dormir.
  • Ropa de dormir cómoda y no demasiado tapado, solemos pecar de exceso.
  • Luz ámbar tenue si tu peque tiene miedo a la oscuridad.
  • Comidas poco copiosas para cenar.

“Y, sobre todo, que la persona que lleva a cabo esa rutina de irse a dormir esté en calma, le aporte tranquilidad y se olvide de las prisas. Si nosotros no estamos en calma las neuronas espejo de nuestros peques hacen su función y le alteran aportándole inseguridad y nerviosismo”, concluye la experta.