Cuidados para un bebé con dermatitis atópica.©Istock

Salud

Lo que sí y lo que no puedes hacer si tu hijo sufre dermatitis atópica

Es una patología que no se puede prevenir, pero que sí puede mejorar si tenemos en cuenta estos consejos de lo que está recomendado y lo que debemos evitar.

La dermatitis atópica es una enfermedad de origen desconocido -aunque la mayoría de los estudios hablan de causas genéticas y factores medioambientales que la empeoran- que suele aparecer en la infancia, casi siempre antes de los tres años de vida, y que cuenta con una sintomatología muy concreta:

  1. Suele aparecer en la cara, en el tronco y en la parte externa de las extremidades, así como en las flexuras de los codos y las rodillas, los labios y los párpados. Sin embargo, la zona afectada no siempre es la misma y va variando según la edad.
  2. Las lesiones que aparecen son de color rojizo, ásperas y descamadas. Su forma suele ser redondeada u oval.
  3. Sus síntomas, además, se acompañan de mucho picor y heridas si los niños se rascan. Además, aparece una gran sequedad cutánea y costras por el rascado.

En los últimos 30 años, la dermatitis atópica ha triplicado su incidencia en nuestro país, según nos confirman los datos del Servicio de Dermatología del Hospital Niño Jesús de Madrid y, ante la imposibilidad de su prevención, solo nos queda el seguimiento y el tratamiento por parte de un pediatra o dermatólogo que, en ocasiones, recurrirá al uso de corticoides tópicos. En todo caso, se debe individualizar y mantener una higiene mínima e hidratación diaria con productos específicos. Por ello, además de acudir a un experto, te damos algunos consejos para que mejore su sintomatología en casa, siendo muy importante seguir lo que sí debes hacer, pero también lo que debes evitar.

Lo que SÍ está recomendado para tratar una dermatitis atópica en bebés

Los consejos que los expertos nos ofrecen para el tratamiento en casa de una dermatitis atópica y aliviar o, al menos, no empeorar la sintomatología, están relacionados, casi todos, con la higiene diaria:

  • Es preferible realizar una ducha rápida que mantener al niño sumergido en el agua. En el caso de los bebés, no sería recomendable bañarlos a diario, sino hacerlo en días alternos.
  • La temperatura del agua, en este caso, disminuye un poco sus grados, situándose entre los 32 °C y los 36 °C y no entre los 35-37 °C que se recomienda de manera general.
  • Utilizar jabón en zonas concretas, en vez de extenderlo por todo el cuerpo y, si puede ser, utilizar jabones neutros que hidraten y protejan, específicos para este tipo de piel.
  • Aplicar habitualmente crema hidratante sobre la piel ligeramente húmeda y dejar que se absorba antes de secar con una toalla, siempre con presión y no frotando, para no irritar aún más la piel.
  • Si es necesario, utilizar cremas con cortisona y otrs principios activos, pero siempre bajo la supervisión del pediatra o dermatólogo.

En cuanto a otras recomendaciones, ya fuera del ámbito de la higiene personal, estaría la de ventilar la habitación de tu hijo, al menos, durante 15 o 20 minutos cada día y aprovechando las horas de sol. Además, la ropa de cama se debe lavar cada semana a una temperatura elevada y, en cuanto a la limpieza del hogar, nada mejor que utilizar aspiradoras con filtros HEPA, ¡nada de escobas! Tenemos que asegurarnos de eliminar ácaros y alérgenos de todas las superficies que podamos.

Lo que NO debes hacer si tu hijo tiene dermatitis atópica

Siguiendo las recomendaciones anteriores, en cuanto a la higiene del pequeño, que es quizás lo más importante, deberíamos evitar:

  • Los baños demasiado largos o con el agua muy caliente.
  • Las esponjas, porque nos invitan a frotar la piel con mucha fuerza. Por ello, es preferible usar directamente la mano.
  • Cortar muy bien las uñas de nuestro pequeño. Algo que deberíamos tener en cuenta siempre, para evitar arañazos, pero que en los niños con dermatitis atópica cobra especial importancia, porque pueden complicar las lesiones o infecciones debidas al rascado. Por ello, también es importante mantenerlas limpias.

En cuanto a cómo vestirle, es importante que no utilicéis prendas de lana o de fibras sintéticas (en la medida de lo posible, siempre 100% algodón y mejor si es orgánico). Para su lavado, reduce el uso de suavizantes o productos con perfumes, buscando siempre productos hipoalergénicos y testados dermatológicamente.

Por último, en casa, también hay cosas que podemos evitar y que ayudan mucho a la mejora de su sintomatología:

  • Tener el hogar repleto de tejidos y objetos que pueden acumular polvo, como alfombras, edredones gordos o peluches gingantes, empeora el problema por la presencia de ácaros.
  • Mantener un ambiente demasiado seco y caldeado, sobre todo, en invierno. Por ello, en estos casos, la ayuda de un humidificador podría estar indicada, manteniendo además la temperatura entre los 20 °C y los 22 °C.
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