Mamá dando el pecho a su bebé©AdobeStock

Lactancia

Ingurgitación mamaria, la antesala de la mastitis, ¿cómo atajarla?

La ingurgitación mamaria es un proceso inflamatorio por el cual las mamas aumentan de tamaño y distensión (en ambos pechos) debido a la producción de leche y la acumulación de flujo sanguíneo, entre otras causas... Una complicación de una ingurgitación puede derivar en una mastitis, así que aquí tienes algunos consejos para prevenirla y aliviar el dolor en su caso.

Quizás te suene esta estampa: una mamá lactante sube a redes sociales una imagen en la que sale con su bebé recién nacido, o con pocos meses de vida, en brazos, y con dos hojas de col en los pechos con el fin de aliviar los dolores y la inflamación que provocan dos de los grandes enemigos de la lactancia materna: la ingurgitación mamaria y la mastitis.

En concreto, hemos hablado sobre la ingurgitación mamaria, que está considerada como la antesala de la mastitis, con la matrona Verónica Valverde González, Vicepresidenta de la Asociación de Matronas de Madrid, que nos explica: “La ingurgitación mamaria es un proceso fisiológico que ocurre principalmente en los primeros días después del parto. Consiste en el aumento del tamaño y distensión de ambos pechos, por la producción láctea y la acumulación de flujo sanguíneo y linfa en la mama. Tras la subida de la leche, que ocurre alrededor del 2-5 día tras el parto, la producción de leche debe regularizarse a las demandas y necesidades del recién nacido. Un incorrecto vaciado de las mamas o que las tomas se espacien demasiado en el tiempo, son situaciones causantes de ingurgitación mamaria”. Pero esto no es todo porque cuando una ingurgitación se complica, puede darse el “desarrollo de una mastitis que consiste en la inflamación y posible infección de alguna zona de la mama, debido al acumulo de la leche junto con un vaciamiento inadecuado”, añade.


Cuáles son los síntomas de una ingurgitación mamaria

Los síntomas de una ingurgitación mamaria, por tanto, son parecidos a los de una mastitis, “las mamas se sienten duras, dolorosas y turgentes, excepcionalmente puede aparecer febrícula al tratase de un proceso inflamatorio. Las molestias pueden ser leves o intensas, y ocurre de manera bilateral, es decir, en ambas mamas.

Si las mamas están ingurgitadas dificultan el enganche del recién nacido, ya que, al encontrarse en tensión, es mucho más complicado que se pueda agarrar bien al pecho y hacer un correcto vaciado”, dice la experta, por lo que esto puede suponer una traba para la lactancia materna durante los primeros días que son tan importantes para instaurarla.

Por este motivo, es preciso una buena prevención. Según la matrona, “la mejor prevención es el vaciado correcto y frecuente de ambas mamas. Se debe poner al recién nacido de manera frecuente al pecho, consiguiendo un vaciado efectivo de cada mama”. Primero se debe ofrecer un pecho, que debe vaciarse por completo, “esto es imprescindible para no desarrollar una ingurgitación mamaria y asegurar una correcta alimentación del recién nacido, ya que la parte lipídica y rica en grasas de la leche materna, se extrae al final de la toma”, asegura la experta. “Cuando el primer pecho quede vaciado, se debe ofrecer la otra mama y que el recién nacido termine de tomar del segundo pecho. En la siguiente toma, se ofrecerá el segundo pecho que no quedó vacío del todo en la toma anterior. De esta manera, nos aseguramos que cada mama se vaya vaciando de manera efectiva y la producción láctea no quede acumulada”, recomienda.

Mamá con dolor mientras da el pecho a su bebé©AdobeStock


Cómo aliviar los síntomas de la ingurgitación mamaria

La incomodidad y el dolor que provoca una ingurgitación mamaria es tan molesto y pueden hacer que la mamá tome decisiones erróneas como dejar la lactancia por un tiempo, algo que puede empeorar la situación o incluso, obstaculizar una lactancia a largo plazo. Lo mejor es tener paciencia y sobre todo seguir las recomendaciones que nos cuenta a continuación la experta: “Se aconseja la aplicación de calor antes de las tomas y de frío después. Es recomendable ablandar y vaciar un poco la mama mediante un masaje suave, para facilitar el enganche del recién nacido, ya que el bebé es quien mejor va a extraer la leche del seno materno. Sin embargo, no en todas las ocasiones el recién nacido vacía de manera adecuada el pecho y se recomienda hacer una extracción manual de la leche. El uso del sacaleches en estos casos puede llegar a ser contraproducente, ya que solo debe usarse para aliviar la sensación de plenitud y por unos cuantos minutos exclusivamente, puesto que puede empeorar la ingurgitación. También pueden tomarse antiinflamatorios o analgésicos (siempre bajo prescripción médica), para aliviar el dolor y la inflamación”.

Por otro lado, los expertos añaden el que podríamos definir como el remedio más clásico para esta dolencia, que es el de colocar unas hojas de col en las mamas, tal y como hacíamos referencia al incio de este artículo. Según las expertas de Lactapp, especialistas en lactancia, “las hojas de col producen una sensación de alivio, de frío en su justa medida y proporcionan un efecto antiinflamatorio. Tan solo hay que lavar las hojas, colocarlas en el pecho y dejar que se ‘cuezan’ y proceder a cambiarlas”, explican en uno de sus post de su página de Facebook. En cualquier caso, la matrona incide en la importancia de que “siempre que tengas dudas o problemas con la lactancia materna, consulta con tu matrona”, concluye.

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