Madre e hijos jugando en casa©AdobeStock

Familia

‘Slow parenting’, la forma más relajada y eficaz de criar a nuestros hijos

¿Has escuchado hablar del término ‘slow parenting’? Se trata de una forma de criar basada en la tranquilidad y en aprovechar los tiempos de calidad junto a tus hijos... Sin prisas, sin presión, dejando que sean cómo realmente son... Te contamos todo sobre este movimiento y cómo puedes aplicarlo en casa.

Parece que en los últimos años estamos viendo cómo un nuevo movimiento, acuñado con el término de slow life, se intenta colar en nuestro estilo de vida de una forma cada vez más protagonista. Esta nueva tendencia implica aparcar las prisas a un lado y dejar paso a la calma y la tranquilidad, en todos los aspectos de la vida. El significado literal de este término es ‘vida lenta’, pero con el matiz de aprender a saber disfrutar de cada momento, de cada acción, sensación, persona… Y, por supuesto, también tiene su aplicación a la crianza cuyo término adaptado es el de slow parenting.

La psicóloga sanitaria perinatal, Paula Muiños, nos explica que esta expresión “nace de la mano del periodista canadiense Carl Honoré, quien a través de sus libros propuso un estilo de crianza más calmado y menos acelerado. Este cuestionaba la obsesión por la inmediatez de las culturas actuales”.

Y es que la rutina y las tareas diarias a veces nos llevan por terrenos pantanosos en los que la maternidad se convierte en un obstáculo más que atravesar para los padres. Las horas del día nos comen y, al final, dedicar un tiempo de calidad para nuestros hijos cuando salen del cole se hace complicado. Por ello, muchas veces recurrimos a recursos que quizás distan mucho de lo que los pequeños realmente necesitan, sobre todo, a ciertas edades. “Desde mi perspectiva observo que vivimos en un mundo de prisas y exigencias, donde la crianza de los hijos se ha convertido en una tarea complicada. Los adultos, sin querer, responsabilizamos a los pequeños con cosas que no les corresponden, pretendiendo que las realicen cuando nosotros queremos. En ocasiones relegamos gran parte de la educación a la tecnología, lo que puede llevar a una hiperestimulación y aceleración de conocimientos que el cerebro del niño trata de asimilar con los recursos que tiene, pero para lo que no está preparado todavía”, nos cuenta la psicóloga.


Entonces, ¿qué es eso del ‘slow parenting’?

Pues bien, dentro de esta vorágine del día a día es necesario parar, estar presentes de verdad cuando compartamos momentos con nuestros hijos y, sobre todo, que aquello que les enseñemos durante ese tiempo, sea de calidad y de aprendizaje, tanto para ellos como para nosotros. Pero, incluso, puede ser mucho más fácil que todo eso porque, simplemente, solo con ‘estar’ ya estarás practicando el slow parenting con tus peques. “Cuando hablamos de slow parenting nos referimos a una crianza tranquila, una manera de educar en la que se da tiempo a los niños para que vayan alcanzando sus objetivos, priorizando las relaciones humanas reales, el contacto directo, más que el mundo cibernético. Estar más presentes como padres en la educación, acompañando, pero, sobre todo, respetando sus propios ritmos madurativos”, argumenta la experta.

Madre e hija jugando en un tipi©AdobeStock


Consejos para aplicar el slow parenting en casa

Sabemos que no es fácil hacer ese parón porque muchas veces tu mente te va a boicotear diciéndote frases como: ‘Estás perdiendo el tiempo’ o ‘Con la de cosas que tengo que hacer y yo aquí sentada…’, pero lejos de esto, lo que realmente estarás haciendo es aprovechar cada minuto junto a tus hijos para ofrecerles una mejor crianza; para ello, es necesario que te mantengas presente eliminando esos pensamientos negativos. “En el slow parenting el coste elevado no es el económico, sino el de la dedicación. Apagar las pantallas, la televisión, la tablet, el móvil... siendo ejemplo de calma para nuestros hijos. El objetivo, precisamente, no es programar todo, ni el tiempo de nuestros hijos ni el nuestro propio, dejando de lado la idea de la productividad, dando más espacio a la espontaneidad e improvisación. Hay que desterrar la idea de control hacia todos los aspectos de la vida de nuestros hijos”, argumenta la experta. Y, nos da una serie de consejos para empezar a poner en practicar el slow parenting en casa:

  • Pasar más tiempo en familia, adaptándonos a las circunstancias personales, pero tratar de estar más presentes y atentos hacia sus intereses, dedicándoles un tiempo exclusivo. Realizar actividades sencillas donde prime la interacción, la calidad vs la cantidad.
  • Dar tiempo, ir sin prisas, para que los pequeños funcionen conforme a sus propias necesidades y a la vez interesarnos por sus propuestas, para que sientan que les respetamos y damos valor a sus acciones.
  • No presionar, en ocasiones les pedimos que hagan actividades que nos les apetecen. Darles la oportunidad de elegir ayudará a potenciar sus capacidades.

Y es que, la experta insiste en reiterar el concepto: “Cuando hablamos de slow parenting, lo más importante es dejar que los niños exploren el mundo a su ritmo, sin prisas, dejando que ellos hagan aquello por lo cual tienen más interés, mostrándose cómo son realmente. Y, sobre todo, tener la seguridad de que con ello estaremos educando hacía a la autonomía, capacidad de elegir y toma de decisiones”. Porque al final, la experta nos recuerda que “lo primero y primordial es reconocer que no somos perfectos, pero saber que sí somos los padres perfectos para nuestros hijos”.

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