Seguro que conoces a alguna persona que siempre consigue todo lo que se propone. Puede que le admires por ello, pero hay algo más que debes hacer: pararte a pensar por qué suele salir airosa. Tal vez eche mano de una serie de estrategias psicológicas que nos pueden ayudar a poner nuestros objetivos y propósitos en la lista de conseguidos. Hemos hablado con la psicóloga clínica y coach ejecutiva Pilar Guerra Escudero para que nos dé las claves sobre las que considera que son las herramientas más importantes que tenemos a nuestro alcance.
Hacer un ejercicio de visión
La primera estrategia psicológica es el ejercicio de visión. Este ejercicio se compone de cuatro partes: del presente, el futuro, las áreas fuertes o fortalezas y las áreas de mejora. Para conseguir un propósito tenemos que visualizarlo, lo tenemos que poner en el futuro y nos tenemos que venir al presente después y ver exactamente qué es lo que tenemos y desde donde partimos.
Observando las áreas fuertes o fortalezas tendremos que escoger y aprovechar todo aquello que sabemos que nos sirve para llegar a nuestras metas. Por otra parte, tenemos que contabilizar nuestras áreas de mejora para saber qué es lo que tenemos que dejar por el camino para poder conseguir ese propósito.
Y por último también están las cosas que no tenemos: son aquellas cualidades y fortalezas que tenemos que aprender, que tenemos que “comprar”.
La experta pone un ejemplo práctico: un propósito puede ser, por ejemplo, conseguir llegar al camino de Santiago y, mientras que llegamos, decidimos qué es aquello que tenemos que meter en nuestra mochila que sea totalmente indispensable, qué otras cosas tenemos que tirar por el camino porque no nos sirven y qué cosas tenemos que comprar en el camino porque no tenemos y nos hacen falta para nuestro propósito.
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