¿Conoces el polémico aceite CBD?

Es conocido también como Cannabidiol o aceite de cáñamo y su uso se ha comenzado a extender por sus supuestos múltiples beneficios, sin embargo, la ciencia aún no termina de comprobarlo al 100% en personas.

Por Laura Bech

La planta de marihuana o cáñamo (Cannabis Sativa) contiene 104 cannabinoides que actúan en sinergia. Los cannabinoides son los grupos de metabolitos que están relacionados con los usos medicinales y farmacológicos de esta planta. Las propiedades de los cannabinoides aún están en estudio, pese a que en los últimos años, se ha extendido su uso. Existen tres tipos básicos de cannabinoides: 

  • Los cannabinoides herbarios: son aquellos que la planta sintetiza de manera natural.
  • Los cannabinoides endógenos: son los producidos por organismos animales y del cuerpo humano.
  • Los cannabinoides sintéticos:los producidos en laboratorio.

Dos de los cannabinoides más conocidos son el  THC  y el CBD. El THC es psicoactivo pero el CBD no, por eso ha comenzado a utilizarse en cosmética y productos de medicina natural que encuentras en farmacias, herbolarios y supermercados como un producto de venta libre. El aceite CBD se elabora diluyendo este cannabinoide natural con aceite, suelen utilizarse el de coco, el de oliva y el de cáñamo, las presentaciones varían según la marca, la utilidad y la inmediatez o no del efecto. Es un producto que puede utilizarse como spray, diluido en agua, en cápsulas o cremas.

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¿Para qué puede utilizarse el aceite de CBD?

El aceite de CBD no hace milagros, pero utilizado como terapia complementaria puede ayudar con distintas sintomatología. No tiene efectos secundarios salvo que estés embarazada o con intenciones de hacerlo, amamantando o tienes un diagnóstico psiquiátrico. Siempre, aunque el producto se consiga con facilidad, es aconsejable que consultes con tu médico de cabecera tu intención de consumir aceite de CBD. No sientas ninguna vergüenza o prejuicio, su uso está avalado por el Observatorio Español de Cannabis Medicinal (OECM). La consulta con un profesional de la salud es para recabar mayor información, asesorarte sobre la dosis y pedirle recomendación de marcas. No todos los productos respetan los niveles que se indican en el etiquetado. 

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Fobias

El aceite de CBD es utilizado para aliviar algunos síntomas de las fobias sociales. La Universidad de São Paulo (Brasil) determinó, en un estudio publicado en el 2017, que el CBD disminuye la ansiedad en pacientes que sienten temor a hablar en público y otras situaciones sociales. 

Adicciones

Yasmin Hurd, neurocientífico y director del Instituto de Adicciones de la Facultad de Medicina del Hospital Mount Sinai de Nueva York, sostiene que el CBD ayuda a controlar los deseos impulsivos.

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Descanso

En algunas personas que tienen problemas para conciliar el sueño, el aceite de CBD puede ayudarlas gracias a su efecto calmante y relajante. Se cree que también favorece la calidad y la duración del sueño. 

Antiinflamatorio y contra los dolores

El aceite de CBD puede aliviar el dolor producido por la artrosis, la artritis y otras patologías. Al tener propiedades analgésicas su poder antiinflamatorio es interesante, se suele aplicar en personas con fibrosis, diabetes, síndrome metabólico y colon irritable. 

Algunas recomendaciones del Observatorio Español de Cannabis para uso Medicinal

En un estudio publicado por el OECM, en diciembre del 2018, se analizaron quince marcas de aceite CBD, de venta en farmacias y supermercados, solo  cinco contenían los niveles de CBD que anunciaban en el etiquetado. Que los valores no coincidan al 100% con el etiquetado puede deberse, entre otras causas, a una descomposición  de principios activos en el proceso de producción. 

En cuanto a los niveles de metales y plaguicidas analizados, en los mismos productos, el OECM los considera bajos y no amenazantes para el consumo humano. Destacan que, algunos productos, contienen menos plaguicidas y metales que otros. La publicidad engañosa es otra de las cuestiones que debemos tener en cuenta, porque el etiquetado suele confundir al consumidor haciendo alusión a una composición del producto que luego no se representa en el etiquetado o el producto en si. 

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