Por qué debes mantener a raya tus niveles de GGT

Se trata de enzima hepática cuyos niveles en sangre pueden delatar una irregularidad en el funcionamiento del hígado.

Por Gtresonline

Interpretar los valores de una analítica no es una tarea fácil en absoluto. Multitud de siglas y números entre los que nos perdemos y que resultan imposibles de descifrar sin la ayuda de un especialista médico. Uno de ellos en el que puede que no hayas reparado antes, es la GGT (gamma glutamil transferasa), una enzima hepática más importante de lo que pudieras imaginar, puesto que un valor muy elevado indica que se ha producido un daño en el hígado, motivo por el que debemos acudir a consulta de inmediato.

"El hígado es la verdadera fábrica de transformación de nuestro organismo, algo en lo que los hepatocitos juegan un papel fundamental", explica Anna Novials, presidenta de la Sociedad Española de Diabetes (SED). De modo que, si este órgano se daña por cualquier razón, los hepatocitos se rompen, y liberan unas enzimas -que aceleran las reacciones químicas que se producen en su interior- a la circulación sanguínea. Una de ellas es la GGT, perjudicial, sobre todo, si aparece en niveles superiores a 55 UI por litro, cifra que puede variar entre laboratorios.

A continuación, te contamos todo lo que debes saber sobre ella para mantenerla a raya en todo momento y gozar de una perfecta salud.

VER GALERÍA

¿Qué causas provocan su aumento?

La experta apunta que las causas más comunes de la alteración de la GGT y otras enzimas hepáticas (como las GPT y GOT) son las enfermedades infecciosas (hepatitis viral, en su mayor parte) y el abuso de sustancias tóxicas, sobre todo, el alcohol y algunos fármacos que el hígado debe eliminar. Pero, además, también pueden observarse unos niveles altos en pacientes que padecen síndrome metabólico. Se denomina así a un conjunto de factores de riesgo que incluye la resistencia a la insulina, diabetes, prediabetes, obesidad, alteración de los lípidos en sangre (aumento de los triglicéridos y disminución del colesterol HDL) o hipertensión arterial.

Lee: Ejercicio y dieta contra el hígado graso

Entonces, ¿son los diabéticos más propensos a sufrir daños en el hígado?

Visto lo anterior, una descompensación en los niveles de azúcar es un factor que predispone al aumento de la GGT y, por tanto, de sufrir daños hepáticos. La diabetes es un proceso metabólico compromete tanto el funcionamiento del páncreas como el del hígado, debido a la cantidad incontrolada de hormonas que se segregan. No obstante, una vez controlada la glucemia, las enzimas hepáticas recuperan su rango normal. De este modo, seguir escrupulosamente las recomendaciones profesionales puede ser una de las claves para garantizar un correcto funcionamiento del hígado.

Lee: Ejercicio y diabetes, ¿qué es necesario tener en cuenta?

Mantener a raya los niveles

Para Novials, la buena noticia es que el hígado es un órgano con una gran capacidad de regeneración. Si, por ejemplo, la resistencia a la insulina constituye el eje central del problema, "la introducción de ejercicio físico -que sensibiliza nuestros músculos a la insulina- y una alimentación saludable, que limite el consumo de grasas saturadas, así como el tratamiento farmacológico de la diabetes cuando sea necesario, es capaz de poner rumbo a la recuperación de nuestro hígado y nuestra salud".