Por qué es importante un buen desayuno

El desayuno es la primera comida del día y, por lo tanto, debe aportarnos energía suficiente para afrontar la jornada que tenemos por delante.

Por Cristina Soria

Los alimentos que tomamos para desayunar influyen en nuestro cuerpo durante todo el día. Por eso, debemos asegurarnos un buen desayuno que nos permita, entre otra cosas, mantener la energía de manera constante y evitar problemas de hipoglucemia.

Para lograrlo olvídate de la idea de no desayunar o de tomar solo un café con leche. Pero, además, has de tener en cuenta que no se trata solo de una cuestión de cantidad y de que no sirve comer cualquier cosa. Has de elegir aquellos alimentos que impidan que tengas ataques de hambre y ansiedad a media mañana, que te ayuden a controlar los antojos y que te hagan elegir los alimentos adecuados el resto del día.

Qué debe incluir un desayuno saludable

En realidad, el desayuno no difiere mucho de la comida o la cena, en el sentido de que debe incluir proteínas, hidratos de carbono y grasas saludables. En cambio, el pan blanco, los bollos o las tortitas con siropes, cuyo consumo a la hora del desayuno está muy extendido, deberían quedar fuera de juego, ya que son bombas de azúcar que provocarán subidas de insulina precipitadas en nuestro organismo.

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Las proteínas, imprescindibles

Un desayuno rico en proteínas nos ayudará a mantener alto el índice de saciedad a lo largo de la mañana y se reducirá el deseo de tomar algo dulce, porque nuestros niveles de azúcar se mantendrán estables. Además, son imprescindibles para que nuestro cuerpo se desarrolle y repare. Puedes incorporar las proteínas en el desayuno tomando huevos, yogur natural sin azúcar o queso cottage, fiambre de pollo o pavo, atún, quinoa, frutos secos o alguna proteína en polvo, ya sea de suero de leche o una proteína vegana.

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Los hidratos de carbono, fuente de energía

El desayuno es el mejor momento para incorporar los hidratos de carbono a nuestra alimentación, porque se van a transformar en energía que podremos quemar a lo largo de todo el día. Debemos optar por aquellos que sean adecuados, ricos en fibras, vitaminas y minerales. Quedan descartados el pan blanco, los cereales procesados con azúcar y los bollos. La razón es que estos últimos son hidratos simples que se transformarán en azúcar en cuanto los tomemos. Opta mejor por hidratos complejos que tengan fibra, como los cereales de grano entero, la espelta, los copos de avena o cualquier fruta.

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Grasas sí, pero saludables

Las grasas de buena calidad han de estar presentes en nuestro desayuno para mantener sano el organismo, puesto que benefician al corazón, además de retardar las ganas de comer demasiado pronto. Puedes incluírlas en esta primera comida del día tomando unas tostadas con aceite de oliva, agregando frutas secas al yogur, con aguacate, con semillas de distintas clases (chía, lino, calabaza, girasol…), con frutos secos, etc.

La variedad aumenta la calidad del desayuno

Aunque elijamos los alimentos más saludables, es importante que haya variedad y que no desayunemos siempre lo mismo. Alterna entre todas las opciones posibles y tu intestino saldrá reforzado, ya que comer siempre lo mismo debilita sus paredes. Como consecuencia puedes sentir inflamación y malestar a largo plazo. Así que no descuides variar por temporadas lo que comes y lograrás que tu desayuno sea perfecto.

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