Los romanos ya utilizaban violetas para comer, y los hindúes, pétalos de rosa. Las flores comestibles no solo hacen las ensaladas más atractivas, sino que sirven de sazón y aportan nutrientes, igual que las hierbas aromáticas. Además resultan realmente vistosas.
- 40 g de Rúcula (hojas)
- 40 g de Lechuga (hojas)
- 40 g de Escarola
- 40 g de Berros
- Flores comestibles (un ramito: pensamientos, violetas, lilas...)
- 1 cucharadita de Mostaza de Dijon
- 4 cs de Aceite de oliva virgen extra
- 4 cs de Aceite de pepitas de uva
- 2 cs de Vinagre de vino blanco
- Sal
- Pimienta
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1.
Lavar las hojas de rúcula, lechuga, escarola y berro y secarlas muy bien con papel absorbente.
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2.
Enjuagar las flores con cuidado, escurrirlas y dejarlas secarse sobre papel absorbente.
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3.
Echar en un cuenco los 2 aceites, la mostaza, el vinagre y una pizca de sal y de pimienta recién molida y batir con un tenedor.
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4.
Mezclar en una ensaladera grande todas las hojas y las flores y aliñar con la vinagreta
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