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La infanta Cristina, escapada a Bidart con sus hijos Miguel e Irene junto a la familia Urdangarin, a la espera del divorcio
A pesar de que su matrimonio llegara a su fin, mantiene buena relación con su familia política
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Como cada verano, la infanta Cristina ha estado pasando unos días en Bidart, su refugio y también punto de encuentro con la familia Urdangarín en el País Vasco francés. Ya lo hizo el año pasado, cuando tan solo habían pasado unos meses de su inesperada separación de Iñaki, y ahora, a la espera de la firma de su divorcio, ha regresado a esta localidad francesa del cantón de San Juan de Luz, escenario de tantos momentos inolvidables. Porque, aunque su matrimonio llegara a su fin, el espíritu familiar y, sobre todo, el amor por sus hijos es inquebrantable. En esta ocasión, fue acompañada tan solo por sus hijos pequeños, Miguel e Irene, ya que los mayores, Pablo y Juan, han emprendido el vuelo en la vida laboral y sus compromisos se lo impedían.
Junto a ellos, disfrutando de un día de playa y de surf, fueron fotografiados la madre de Iñaki, Claire Liebaert; una de sus hermanas, y varios de los primos de Irene y Miguel, a los que están muy unidos. Y es que la hermana de Felipe VI ha seguido manteniendo una excelente relación con su familia política.
Miguel, que a sus 21 años acaba de terminar la carrera de Ciencias del Mar, en Gran Bretaña, demostró su destreza sobre las olas haciendo surf
Si el año pasado la infanta fue vista compartiendo una jornada junto al mar con Iñaki, esta vez no ha habido, hasta la fecha, imágenes de ellos juntos, aunque el exjugador de balonmano sí que ha estado en Bidart, pero no se sabe si han llegado a reencontrarse.
En este viaje, Miguel, que está en plena forma a sus 21 años y acaba de terminar la carrera de Ciencias del Mar, que estudió en Gran Bretaña, demostró su destreza con la tabla de surf y también estuvo jugando en la orilla a las palas, porque es innegable que ha heredado la pasión familiar por el deporte. El próximo curso empieza una nueva etapa académica con un máster enfocado a su carrera. Para su hermana, Irene, el final del verano también supondrá un nuevo comienzo lleno de cambios, ya que tiene previsto ir a la universidad y seguir estudiando, como hicieron sus hermanos.
Caminos distintos
Este verano está siendo diferente para la hermana de Felipe VI. Es el primero en el que todos sus hijos son mayores de edad —Irene cumplió los 18 en junio— y, en este periodo estival, han tomado rumbos distintos.
Viajó solo con sus dos hijos pequeños, ya que Pablo ha empezado a jugar con su nuevo equipo de balonmano y Juan comenzó el verano trabajando en Cerdeña
Muchos esperaban que se reunieran en Mallorca junto a la Reina Sofía y los Reyes Felipe y Letizia, pero, finalmente, ese encuentro no se ha producido. Doña Cristina comenzó el mes de julio con un viaje por trabajo a Mozambique, un país que visita con frecuencia de la mano de las entidades para las que trabaja —es responsable del área internacional de la Obra Social de la Fundación La Caixa, coordinadora interagencias de la Aga Khan Trust and Culture y presidenta del patronato del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal)—, y después hizo un viaje a Grecia con Irene y Miguel, en el que estuvo con parte de su familia materna, como quedó reflejado en unas imágenes que les tomaron yendo al cine con Ana María de Grecia, la princesa Alexia y el marido de esta, Carlos Morales, y los cuatro hijos del matrimonio.
Irene, que cumplió la mayoría de edad el pasado mes de junio e iniciará ahora una nueva etapa académica, volvió a causar sensación en la playa con su estilo y naturalidad
Juan y Pablo fueron los grandes ausentes en el viaje a Grecia, al igual que lo han sido en su escapada a Bidart, y es que, con sus nuevos trabajos, empieza a ser más complicado que coincidan sus agendas. Quizá puedan hacer, antes de que comience septiembre, alguna escapada, aunque sea de fin de semana.
El mayor, Juan, de 23 años, empezó en julio a trabajar en Cerdeña como ayudante de producción en una empresa de organización de eventos de Alejandro Agag en la Fórmula E; mientras que Pablo, de 22 años, sigue los pasos de su padre en el balonmano y ha fichado por el primer equipo del Granollers, dando así el salto a la primera división. Además, estudia Sport Management.
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