Continúa viajando en el metro, compra su ropa en rebajas, le encanta comer en los puestos de comida callejera y hasta hace muy poco usaba su móvil Nokia de primera generación. Y es que hay estrellas del cine para las que el firmamento no es lo suficientemente grande y otras que prefieren pasar que les eclipse el sol. El actor hongkonés Chow Yun-Fat, pertenece a esta segunda categoría. Convertido a sus 63 años en toda una leyenda del cine, con permiso de Jackie Chan y el inolvidable Bruce Lee, Chow es de esos actores a quien ni la fama ni el dinero han cambiado su filosofía de vida. Con un patrimonio estimado en 588 millones de euros, el actor no gasta más de 90 euros al mes, pues esa es la cantidad de dinero que necesita para ser feliz.
Mundialmente conocido por papeles en películas como Tigre y dragón, Ana y el rey o Piratas del Caribe: en el fin del mundo, el intérprete ha decidido alejarse por completo del glamour de Hollywood y ha decidido seguir viviendo en su Hong Kong natal, aunque en determinadas ocasiones tenga que pasar buena parte de su vida fuera de casa. Las raíces son las raíces.
Hijo de una limpiadora y de un trabajador de petrolero, Chow ha convertido su estilo de vida en su particular escuela de la felicidad y de su boca han salido frases tan contundentes como: “Lo más difícil de esta vida no es ganar mucho dinero, sino vivir con la conciencia tranquila y de forma sencilla" o "En realidad ese dinero no es mío, yo sólo lo guardo". Tanto es así que el actor ha decidido que cuando muera donará la gran mayor parte de su fortuna a la caridad. “Mi mujer está de acuerdo en donar nuestra fortuna. Porque el dinero es algo que no te puedes llevar al otro mundo cuando mueres. Por eso creo que lo mejor es donarlo a quienes de verdad lo necesitan” declarado el intérprete.
El secreto de su matrimonio
Casado en dos ocasiones y sin hijos, Chow ha encontrado en su actual mujer, Jasmine, a su alma gemela. Juntos desde hace 34 años, la pareja, no solo comparte su sencillo estilo de vida, sino también algún que otro secreto para permanecer inquebrantables y unidos a pesar del paso del tiempo y el peso de la fama. “Intentamos que las discusiones no se prolonguen más de un día. No importa quién tenga razón o quién no, yo suelo ser el primero en ceder porque no quiero problemas menores que afecten a mi relación” ha señalado el actor.
Unidos en lo bueno y en lo malo, la pareja, que tiene su propia ONG y a menudo participa en proyectos benéficos, perdió a un bebé en 1991 y la experiencia fue tan dolorosa que desde aquel momento ambos decidieron no volver a intentarlo, pues Chow temía que su mujer volviera a tener complicaciones.
