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Han pasado ya cuatro meses desde que Ana María Aldón hiciera las maletas para iniciar una nueva aventura. Gracias a su primera incursión televisiva de la mano de Supervivientes ha vivido una emocionante experiencia de la que ha vuelto completamente renovada, y no solo porque ha estrenado look, sino porque la experiencia vivida en esta situación límite ha hecho que muestre al mundo su fortaleza y su tesón. Finalmente no consiguió el maletín del premio, pero está muy orgullosa de haber quedado segunda en el concurso. Una posición que al fin puede celebrar con toda su familia. Tras cumplir, al lado de sus compañeros, con la cuarentena establecida por las autoridades sanitarias en un hotel de Madrid, este miércoles viajaba a la localidad gaditana de Chipiona para volver a abrazar a su marido, Ortega Cano, y a su hijo pequeño, José María, con los que ya ha empezado ilusionada a hacer planes.
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Aprovechando el sol que cubre la ciudad andaluza en estos últimos días de primavera, la mañana de este jueves la 'superviviente' se levantaba llena de energía y con ganas de estar al lado de sus íntimos, con los que se ha mostrado muy cariñosa y cómplice en todo momento. Presumiendo de bronceado con un favorecedor vestido negro de estilo camisero y sandalias altas de esparto, ha vuelto a la normalidad y ha salido de casa para dar un paseo. Lo ha hecho sin soltar en ningún momento la mano a su niño, quien estaba entusiasmado de poder estar los tres juntos nuevamente. También Ortega Cano estaba muy contento de abrazar nuevamente a su esposa, a la que no pudo acompañar en la gala final por motivos de salud. "Yo padezco de sintrom, que se me sube, se me baja... se me puso muy alto, muy descompensado, y me tuvieron que llevar a la Clínica de Sanlúcar de Barrameda. He tenido que estar tratándome el jueves, que no pude ir a la gala, que me hubiera encantado", explicaba en Sálvame.
Ana María Aldón responde a las duras palabras de su cuñada, Conchi Ortega Cano
Unos días intensos y muy felices
Nada más abandonar el hotel en el que ha estado con algunos de sus compañeros de concurso -Rocío Flores, Elena Rodríguez, Albert Barranco, Hugo Sierra y Jorge Pérez- estas últimas semanas, Ana María Aldón ponía rumbo a Andalucía para descansar por primera vez en mucho tiempo en Costa Ballena, donde su marido tiene una casa. Allí la esperaban con inquietud tal y como confirmaba horas antes de su llegada el propio Ortega en Telecinco. El exdiestro contaba divertido que había bajado a la playa para refrescarse con el niño pero que habían estado poco tiempo porque estaban muy pendientes de la llegada de mamá. Además, explicaba que a pesar de no haberle podido comprar ningún regalo de recibimiento porque muchos establecimientos están cerrados a causa de la crisis sanitaria, había cortado de su jardín una flor para entregársela a su mujer en cuanto la viera. Un bonito y significativo detalle que, con toda seguridad, hizo mucha ilusión a Aldón.
Una relación llena de altibajos: así ha sido la convivencia de Ana María Aldón y Rocío Flores
Hasta ahora, Ana María solo había podido ver a dos personas de su entorno. Por un lado, se reencontraba con su hija Gema, que le trasladaba su orgullo en la gala final, donde a ambas les dio tiempo a planes de futuro como ir a una pizzería, una discoteca y a pescar en las aguas de Cádiz. "Te quiero mucho mamá. He venido para defenderte porque eres la mejor", le decía. También pudo contar en directo con el abrazo de Gloria Camila, la hija de su marido, quien ha sido la encargada de defenderla en el plató.
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