Te contamos TODO lo que debes saber sobre los antioxidantes

Nos ayudan a retrasar el envejecimiento y a prevenir enfermedades. De la mano de nuestra experta, Meritxell Martí, descubrirás qué son, cuál es su función y dónde los puedes encontrar.

Por hola.com

Seguramente, que habrás oído hablar en infinidad de ocasiones de los antioxidantes, especialmente, porque siempre se les ha asociado con su acción antienvejecimiento. Sin embargo, más allá de esta característica, lo cierto es que los investigadores también han asociado su consumo a una importante fuente de salud. Para saber algo más sobre ellos, nuestra experta, la farmacéutica Meritxell Martí, nos cuenta, con todo detalle, todo lo que debemos saber sobre estas importantes sustancias. ¡Toma nota!

¿Qué son los antioxidantes?, ¿qué hacen?

Los antioxidantes son sustancias que ayudan a prevenir la oxidación de las células y pueden proceder de extractos naturales, alimentos con alta composición en activos o de productos químicos.
La oxidación celular destruye las células, y esta se produce como consecuencia de la acción de los llamados radicales libres. El más potente y agresivo es el radical oxígeno reactivo.

Los radicales libres son átomos que en su composición cuentan con un electrón desparejado, lo que les convierte en enormemente inestables y reactivos. Y es que para intentar conseguir estabilidad, roban electrones a otros átomos que pasan a convertirse así en radicales libres. Esta reacción en cadena provoca la destrucción de las células, de manera que son la causa del envejecimiento y de la aparición de enfermedades degenerativas.

Los encargados de neutralizar a los radicales libres son los antioxidantes, básicamente, unos activos entre los que se pueden encontrar enzimas, vitaminas, sustancias activas de alimentos y productos naturales. Ellos son los encargados de atrapar a los radicales libres para que no circulen por nuestro organismo y se evite su perjudicial efecto sobre nuestra salud.

Ciertas sustancias, hábitos de vida, y hasta algunos fármacos propician la formación de radicales libres y, como consecuencia, el deterioro prematuro de nuestro organismo; entre las más conocidas están: el tabaco, el consumo excesivo de alcohol, dormir poco, la contaminación, estrés , el exceso de sol u una dieta desequilibrada… Por esta razón, resulta recomendable incorporar los antioxidantes a nuestra dieta porque, en realidad, la mayoría de nosotros no podemos escapar de la acción de los radicales libres.

¿Cuáles son los más conocidos?, ¿cuál es el mejor?

No se trata de saber cuál es el mejor o el peor, sino de conocer cuál es el más adecuado y si se toma en la dosis apropiada. Entre los más conocidos, podríamos destacar: la vitamina C y todos los alimentos que lo contienen, el resveratrol, omega 3, súper óxido dismutasa, la vitamina E, el selenio, el pycnogenol, el cacao, la astaxantina.

¿Cuál es el más apropiado para cada persona?

A los fumadores, mi consejo es, sin duda, la vitamina C, al menos un gramo diario. Sin embargo, el resveratrol también es un gran captador de radicales libres, pero a una dosis de a partir 150 mg/día, hasta concentraciones mucho más altas, que pueden llegar hasta los 500 mg/ día.

El omega 3 lo aconsejo a todas las personas que tienen tendencia a altos niveles de colesterol, y a partir de unos 40 años para prevenir la inflamación y proteger las articulaciones. Eso sí, no lo deben consumir las personas que estén tomando anticoagulantes o tengan una operación programada, la dosis adecuada no debería ser menor de 1 gramo/ día

La SOD: es un extracto del melón de Cantaloup, de gran potencia antioxidante, que también es ideal en las personas con problemas de articulaciones y de estrés, lo más habitual es encontrarlo en la farmacia como Glisodin, cuya dosis más adecuada son 250 mg.

La vitamina E: es un importante antioxidante, de hecho es uno de los antioxidantes que también se usa como conservante en muchos alimentos y cosméticos, sobre todo de los aceites; lo aconsejo a mujeres que sobre todo tengan la piel seca y durante la menopausia, ya que es además precursora de los estrógenos. Al igual que el omega 3, no lo deberían tomar las personas que estén consumiendo anticoagulantes o que estén pendientes de una operación quirúrgica.

El selenio: este mineral está presente en casi todos los ciclos metabólicos, y lo suelo aconsejar como complemento de otros antioxidantes o nutrientes. Lo solemos encontrar en suplementos junto a la vitamina E y se recomienda una dosis de 200 mcg / día

Picnogenol: este complejo es un extracto del pino, quizás el más caro de todos. Es un potente antioxidante. La dosis recomendada son 100 mg/ día.

Cacao: me refiero a las semillas o bayas de la planta de cacao, y no al chocolate. Estas semillas son muy ricas en flavonoides y ejercen una importante acción frente a los radicales libres. Protegen muy especialmente la salud cardiovascular. Las dosis de la planta completa en cápsulas suele ser unos 800 mg / día.

Astaxantina: es otro flavonoide que, además de acción antioxidante, va a proporcionar energía. Las dosis son muy variadas porque pueden ir de 4 mg al día hasta los 12 mg / día, dependiendo del suplemento.

¿Cuáles no deberían mezclarse y cuáles sí?

Es muy habitual que se compren complejos que contengan varios antioxidantes, sin embargo, si vamos a tomar varios, mi consejo es combinar los que protegen de la oxidación de las grasas, concretamente los omega 3 o la vitamina E con otros como el resveratrol. Aunque no sea perjudicial para la salud, es preferible no combinar dos productos parecidos, como podría ser el resveratrol y el picnogenol.

Si queremos una combinación perfecta, esta sería uno del grupo de los omega o la vitamina E y otro como el resveratrol o el cacao. Eso sí, hay que tener en cuenta las dosis; por ejemplo, si las dosis son bajas de cada uno de los productos, se pueden combinar varios que actúen de forma semejante.

¿A partir de qué edad?

Realmente no hay una edad en concreto a partir de la cual deberíamos empezar a tomar antioxidantes. Depende del grado de envejecimiento y de la cantidad de oxidantes a los que estamos expuestos. Por ejemplo, si se es fumador, se puede empezar una vez cumplidos los 20 años. Aunque, en general, casi todos a partir de los 35 deberíamos tomar algún suplemento.

Las personas mayores o los que están medicados no deben tomar antioxidantes sin previo conocimiento del médico, ya que pueden ser incompatibles con alguno de los fármacos.

¿Durante cuánto tiempo los debemos tomar y cuándo debemos cambiar?

No hay un tiempo límite para tomar antioxidantes, si forman parte de la dieta, de hecho, es como si nos apetece tomar un zumo de naranja todas las mañanas o comer una manzana a diario y no nos planteamos un descanso de estos alimentos.

Sin embargo, al igual que puede suceder con los alimentos, podemos llegar a cansarnos, por esta razón yo prefiero aconsejar el cambio de productos, sobre todo, si se están comprando marcas comerciales que llevan diferentes combinaciones. Por ejemplo, si se está tomando el resveratrol, al cabo de seis meses se puede optar por el cacao y, al cabo de seis meses, cambiar a otro. O, si es el Omega 3, se puede cambiar por la vitamina E o el Krill.

Pero, en general, no es necesario hacer una parada de suplementos antioxidantes a no ser que, por alguna circunstancia especial, se requiera. Por ejemplo, para hacerse una analítica, una operación, por embarazo o por una enfermedad en la que el médico lo indique expresamente.

¿Los alimentos con alto contenido en antioxidantes hacen la misma acción que los extractos farmacéuticos en cápsulas u otras formas?

Algunos alimentos también tienen capacidad antioxidante y, siguiendo una dieta sana y alta en estos alimentos, podríamos sustituir los suplementos; sin embargo, los alimentos no suelen aportar la suficiente cantidad de nutrientes como para que sean efectivos. Por ejemplo, para conseguir una buena cantidad de antioxidante del cacao deberíamos beber hasta 4 vasos de cacao en polvo.

Los llamados superalimentos contienen los más altos índices de antioxidantes. Algunos de ellos son las bayas rojas, la cúrcuma, los frutos secos o los vegetales de hoja verde.