Ha tenido que llegar el verano más atípico de todos, el primero en muchos años en el que el turismo rural y de interior –sinónimo de descanso y desconexión– le está echando un pulso al sol y playa, para recordarnos la existencia de una de las comarcas menos conocidas y quizá por eso más sorprendentes de la península, el Matarraña. Tan sorprendente como este futurista alojamiento rural.