Antes de conocer del poder de las aguas, hay que ponerse a andar y descubrir el paisaje kárstico que el río Mesa, afluente del Piedra, ha creado en las inmediaciones de Jaraba. Un bello conjunto de hoces y desfiladeros que en otro tiempo era el camino por el que se adentraban, con temor, los viajeros solitarios que iban de Bílbilis (Calatayud) a Toletum (Toledo). Son como las Hoces del Duratón o el cañón del Río Lobos, pero sin agua.
La ruta senderista más recomendable discurre por el barranco de la Hoz Seca o Cañada de Campillo y arranca en la carretera de Jaraba a Calmarza. Las paredes de este cañón seco del río Mesa superan aquí los 100 metros de altura y las rocas calizas están llenas de cuevas y oquedades que cobijan una de las mayores colonias de buitres leonados de la península, además de águilas reales, alimoches y otras rapaces.