DE CALA EN CALA
Saliendo de Tossa, a lo largo de los 22 kilómetros que recorre la GI-682 entre esta localidad y Sant Feliú de Guíxols, se van sucediendo pequeñas playas casi a cada giro de volante. Playa Mar Menuda, cala 4 Jinetes, cala Bona… Habrá tiempo de detenerse en cada una de ellas, pero la primera parada la haremos entre dos de las más aclamadas: Pola y Giverola. Y es que a apenas 4 kilómetros del centro de Tossa aparecen estas dos calas al cobijo de pinos y encinas, a los pies de escarpadas paredes de acantilados que se hunden en el mar, donde se encuentra Pola Giverola Resort (polagiverola.com/es/), un alojamiento que toma prestado su nombre del de las calas que le sirven de refugio y que es el escondite perfecto para alojarse en esta costa.
Hay que fijarse bien al llegar, porque el resort está integrado en plena naturaleza, tanto que habrá que agudizar la vista para descubrir las pequeñas casitas salpicadas entre el mar de pinos. Pero sí, está ahí, inspirado por la belleza natural del entorno, con sus líneas sencillas y elegantes, rodeado de 35 hectáreas de naturaleza, la que han querido que sea la verdadera protagonista.
También lee: Bañarse en calas secretas del Mediterráneo