Muchos de estos creadores –desde bordadores a guarnicioneros, pasando por orfebres, ceramistas o sombrereros– viven de la Semana Santa y la Feria de Abril, celebraciones de gran arraigo popular que a su vez necesitan de las manos del artista para pervivir en el tiempo. Con la pandemia, algunos negocios se vieron obligados a cerrar sus puertas o a ralentizar su producción, un contratiempo que les obligó a buscar nuevos clientes más allá del ámbito local. «El desfile de Dior les reforzó esta idea», afirma Macarena Navarro-Reverter, autora del libro Sevilla. Artesanía y diseño, en colaboración con Nieves de la Calle, coordinadora del proyecto y asesora de contenidos. Editado por La Fábrica con el apoyo del Ayuntamiento de Sevilla, se trata de un recorrido por una treintena de talleres sevillanos, «lugares donde la imaginación se expande y el talento va ligado al sacrificio».
Unos tienen varios siglos de vida, como Orfebres Seco, y otros abrieron sus puertas hace una década, como TodoMuta, pero todos tienen algo en común: persiguen la excelencia. «¿Puede un recorrido por los talleres artesanos o del diseño más avanzado embarcarnos en un fascinante periplo a través del mundo del arte?», se pregunta Navarro-Reverter. «En Sevilla, sí. Esta ciudad es como un gabinete para las artes del tiempo. En ella se superponen distintos momentos del pasado y del presente que nos invitan a deambular entre ellos y enamoran por sus cientos de matices».