TEMPLO DE ARTEMISA
Aunque su bahía se anegó y hoy queda retirada unos pocos kilómetros tierra adentro, Éfeso fue un puerto clave del Mediterráneo oriental. Sus mercados fueron de los mejor surtidos del mundo clásico, y la ciudad alcanzó un brillo que todavía se deja adivinar caminando entre sus ruinas, un auténtico museo al aire libre. Puertas, termas, el odéon, el ágora, los templos, el barrio noble, la fachada de su biblioteca, el gran teatro, la iglesia de la Virgen María y también la única columna que sobrevivió del Templo de Artemisa, consagrado a esta diosa protectora que no logró salvar a Éfeso de la destrucción, pero que le ha legado al mundo este emocionante testimonio de lo que llegó a ser la ciudad más poderosa de Roma en Asia Menor.
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