Por la carretera más bella del mundo, una ola de asfalto junto al Atlántico

Un paisaje hipnótico de fiordos, islas y montañas es el telón de fondo para este viaje en coche de Kristiansund a la pintoresca Ålesund. En el camino puedes encontrar encantadores pueblos, pequeñas ciudades y una sublime arquitectura contemporánea que muestran cómo desde hace siglos en este país escandinavo el hombre y la naturaleza conviven en armonía.

Por María Fluxá

Kristiansund es la capital noruega del bacalao y vive de su pesca, pero también del petróleo, de ahí que tenga aeropuerto con buenas conexiones a Oslo y sea, por tanto, un buen punto de partida para esta ruta que desvela la belleza indómita de la costa del país escandinavo.

Aunque no sea realmente un destino turístico, vale la pena recorrer esta ciudad marinera para tomarle el pulso a la vida tranquila del norte y después emprender el camino hacia la isla de Håholmen, un pequeño asentamiento pesquero cuyo propietario, el explorador Ragnar Thorseth, la mantiene anclada en el pasado, con su muelle, sus cabañas de pescadores y su panadería originales propiciando una suerte de viaje en el tiempo. También sirve de encantador alojamiento, donde descansar tras una buena jornada de pesca o un safari marino.

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Desde Håholmen, el océano se antoja inmenso y fiero, por eso puede que no haya mayor sensación de gloria que, partiendo desde Kårvåg, atravesarlo por la Carretera del Atlántico. Son 36 kilómetros ensartados por ocho puentes –el escorzado Storseisund es el más espectacular– que, de isla en isla, permiten cruzar la costa en una intimidad con el mar inaudita. Considerada por muchos como la carretera más bella del mundo, esta ola de asfalto brinda naturaleza en estado puro con una respetuosa intervención humana a base de arquitectura contemporánea.

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A lo largo del recorrido, vale la pena detenerse y recorrer el camino para viandantes de Eldhusøya (con cafetería incluida), como también asomarse al mirador de Askevågen, con su panorámica sobre un océano bronco y salvaje.  El final del trayecto es Bud, una apacible localidad de pescadores que, por su emplazamiento, gozó de esplendor en la Edad Media y de dolor en la II Guerra Mundial; para el recuerdo quedan los silenciosos vestigios bélicos en el llamado fuerte de Ergan, con un pequeño museo-memorial.

A 40 kilómetros, Molde da la bienvenida con sus jardines de rosas que, junto con su festival de jazz, son su seña de identidad. Antes de partir, también merece la pena subir a Varden, que regala fabulosas vistas panorámicas de sus islas y fiordo, así como de las llamadas 222 cumbres. Se intuye desde ahora que el viaje por esta región conocida como Fjord Norway no solo será líquido, porque aguardan sus enigmáticas montañas.

La llamada Escalera de los Trolls (Trollstiggen) es uno de los lugares más mágicos de Noruega. Una carretera que serpentea por la montaña a través de once curvas de horquilla hasta alcanzar Stigrøra, a casi 900 metros por encima del nivel del mar, y deja atrás la vida secreta de los mitológicos seres de los bosques. No se es consciente de lo abrumador del paisaje hasta que, una vez en la cima, se contempla desde el espectacular mirador de acero corten diseñado por el reputado arquitecto noruego Reiulf Ramstad. Desde él y hasta Geiranger van apareciendo otras muestras de arquitectura contemporánea –como el mirador y café de Gudbrandsjuvet o los de Ørnevegen y Flydalsjuvet, que regalan vistas extraordinarias sobre el fiordo de Geiranger, declarado Patrimonio de la Humanidad.

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El final de la travesía es Hellesylt, desde donde se conduce hasta la pintoresca Ålesund. No hay ninguna ciudad noruega que se le parezca porque, tras ser arrasada por un incendio en 1904, se reconstruyó entera en art nouveau. Y si bien hay más ciudades en Europa con ese estilo, pocas pueden presumir de un emplazamiento tan espectacular. Basta subir al monte Aksla para comprenderlo, mientras se contempla cómo la ornamentada ciudad se extiende a lo largo de siete islas como una promesa de felicidad.

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NO DEJES DE… Contemplar los soberbios paisajes noruegos desde el agua para vivir la experiencia completa de descubrir su esencia marinera. Se puede disfrutar de jornadas de pesca que organizan muchos hoteles, hacer salidas en lancha para avistar aves o recorrer en kayak (kayakmoretomorrow.com) los canales de Ålesund, pero lo que es ineludible es navegar en un crucero por los fiordos, ya sea en el de Geiraner o Hjørundfjord, para asistir a la grandeza de estos golfos estrechos y profundos a los que adornan cascadas.

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MUY PRÁCTICO

CÓMO LLEGAR

La aerolínea Norwegian tiene vuelos directos desde numerosas ciudades españolas al aeropuerto Oslo-Gardemoen. Desde este a Kristiansud vuela la aerolínea SAS, con varias frecuencias diarias. La agencia 62º Nord (62.no/en) de Ålesund organiza viajes a medida en la zona.

CÓMO MOVERTE

Lo ideal es alquilar un coche en el aeropuerto de Kristiansund donde están las compañías clásicas de alquiler. Hay que tener en cuenta que en algunos tramos del viaje habrá que tomarse ferries, que en Noruega funcionan como si se pagara un peaje de carretera.

DÓNDE DORMIR

En Håholmen Havstuer (haholmen.no), cuyas habitaciones son antiguas cabañas de pescadores de tamaños diversos; cuenta con un barco para excursiones de pesca. En el camino de la Escalera de los Trolls a Geiranger se esconde el hotel Juvet (juvet.com), el primer hotel-paisaje de Europa. Dispone de nueve habitaciones dispersas de diseño contemporáneo y minimalista en plena naturaleza, spa y una granja. En Geiranger, el Hotel Union Spa (hotelunion.no) es un clásico que se remonta a 1891. A sus cómodas habitaciones suma sus instalaciones dedicadas al bienestar y un pequeño museo de coches antiguos. En Ålesund, el hotel Brosundet (brosundet.no) ofrece ambiente íntimo en una céntrica edificación art nouveau con interiores diseñados por el estudio Snøhetta, responsables de la Ópera de Oslo, la Biblioteca de Alejandría y el Memorial del 11S en Nueva York; cuenta, además, con un reputado restaurante.

DÓNDE COMER

En Molde, en Fjordstua (classicnorway.no/hotell/hotell-molde-fjordstuer), donde degustar las especialidades de pescado (ballena, salmón, skrei). A cuatro kilómetros del centro Geiranger, el restaurante de la granja Westerås (+47 93 26 44 97) sirve platos tradicionales elaborados con las materias primas de temporada; es muy sencillo, pero realmente auténtico. En Ålesund, en el restaurante XL Diner (xldiner.no), uno de los más reputados de la ciudad.