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Vacaciones bucólicas en las aldeas de Innsbruck

En los alrededores de Innsbruck se esconden encantadoras aldeas alpinas flanqueadas por montañas de postal, tupidos bosques y prados relucientes. ¿Te animas a recorrerlas?

by hola.com

Se acerca el verano, y los amantes de la montaña, el buen vivir y la vida saludable ya pueden sacar el mapa del Tirol, en Austria, para planear unas vacaciones bucólicas y rurales recorriendo los alrededores de Innsbruck, una ciudad armónica, ordenada y bellísima desde donde admirar las cumbres de los Alpes. Primero hay que recorrer todos los lugares de interés de la ciudad, para lo que resulta muy recomendable hacerse con la Innsbruck Card -trepara 24, 48 y 72 horas-, que permite el acceso a museos y galerías y vía libre en todos los transportes públicos, además de viajes en los funiculares del entorno y otras ventajas. Después de contemplar la panorámica desde el mirador que corona el trampolín olímpico diseñado por la arquitecta iraquí Zaha Hadid, hay que perderse por las montañas, valles, bosques y aldeas que desde ahí se intuyen. Y la mejor manera es apuntarse al programa de senderismo gratuito que propone la Escuela Alpina de Innsbruck, que ofrece excursiones diarias desde junio a octubre de entre 3 y 5 horas, con diferentes grados de dificultad, además de salidas noctunas con linternas y música, autobús gratuito desde el hotel al punto de inicio de la ruta, alquiler de botas de montaña y mochila y guía profesional a todos los alojados en el entorno.

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Aldea de Ampass. © Christof Lackner / TVB Innsbruck

Al sureste, Aldrans y Ampass destacan en verano por las rutas de senderismo y de ciclismo de montaña. Ambas están situadas en la antigua ruta romana de la sal, uno de los caminos que cruzaban Europa desde época neolítica para transportar el preciado mineral. Cerca de Aldrans, al sur de Innsbruck, está el lago Lansersee, un lugar tranquilo para bañarse y tomar el sol, rodeado por bosques y alimentado por aguas subterráneas de excelente calidad.

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Aldea de Götzens. © Irene Ascher / TVB Innsbruck

Axams y Götzens, al suroeste de la capital del Tirol, destacan también por las rutas alpinas y por sus complejos de ocio estival para familias: piscinas, instalaciones deportivas... En las afueras de Axams se encuentra el Centro Kneipp, que aplica las terapias desarrolladas por Sebastian Kneipp, uno de los precursores en el siglo XIX de la hidroterapia.

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Aldea de Gries in Sellrain. © Helga Andreatta / TVB Innsbruck

También al suroeste, pero un poco más alejado, Gries in Sellrain tiene un parque de aventura para niños que organiza excursiones de observación de la fauna. Es también punto de partida de diversas rutas de senderismo. En la de Juifenalm, la cabaña del mismo nombre sirve comida casera hecha exclusivamente con productos biológicos y de cosecha propia, mientras se disfruta de la vista del Zischgeles, el Freihut, el Sellrainer Sonnberg y otros picos.

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Aldea de Igls. © Gerda Eichholzer / TVB Innsbruck

Subir a la montaña Patscherkofel desde Igls, al sur de la capital, es tan sencillo como acercarse al centro del pueblo y montarse en el teleférico que lleva a este clásico del olimpismo de montaña, que desde siglos atrae a visitantes ilustres, desde el emperador Francisco José I hasta Orson Welles y Rock Hudson. Y no solo por sus pistas. A mediados de junio este monte se viste de rojo con la floración de la rosa de los Alpes. A pocos minutos de la estación superior de Patscherkofel se encuentra el jardín botánico alpino, que alberga más de 400 tipos de plantas, muchas de ellas en peligro de extinción.

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Valle de Sellrain. © TVB Innsbruck

En pleno valle de Sellrain, está la localidad de Kematen, en la que se encuentra la panadería Ruetz, remodelada como un moderno centro en 2011, y que desde su inicio en 1899 tuvo tanta aceptación ha acabado estando presente en toda la región. Como curiosidad, Kematen se encuentra en la ruta del Camino de Santiago. Y el pueblo de Sellrain, que marca la entrada al valle, ofrece el punto de partida para innumerables excursiones.

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Alrededores de Innsbruck. © Markus Moser / TVB Innsbruck

Al oeste de Innsbruck se encuentra Kühtai, el paraíso de los aficionados al senderismo, rodeado de más de 25 dosmiles y 20 tresmiles. A los amantes de la naturaleza les esperan más de 380 kilómetros de rutas de senderismo por las montañas del Tirol. Pero además es posible pasar una noche en el pabellón de caza de los Habsburgo. En 1952, el conde Karl de Stolberg-Stolberg, bisnieto de Sissi y el Francisco José, decidió revitalizar la residencia y transformarla en hotel, un edificio que hoy sigue alardeando de su encantador aire aristocrático en plena montaña.

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Pueblo de Mutters. © Mario Webhofer / TVB Innsbruck

Más cerca de Innsbruck, se halla Mutters, pueblito que, rodeado de bosques y prados, ha sido calificado el más bonito del Tirol. Ofrece la imagen típica del pueblo tirolés con granjas adornadas con flores en sus balcones y fantásticas panorámicas a los Alpes. En su entorno se puede disfrutar de una nueva atracción, que consiste en ascender en teleférico la montaña de Muttereralm para luego descenderla a toda velocidad subido en un mountain cart, unos vehículos especiales de tres ruedas equipados con un sistema de freno de doble ciclo. Muy cerca está Natters, cuya joya es, sin duda, el lago Natterer See, con su programa infantil de animación gratuito durante el verano y su premiado camping de cinco estrellas abierto todo el año.

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Pueblo de Natters. Foto: Mallaun

En Oberperfuss, el telecabina sube a Rangger Köpfl, una región de senderismo y esquí y excelentes rutas de mountain bike que llevan hasta 2.000 metros de altitud. Aquí se encuentra el “sendero de los fantasmas de Oberperfuss”, una ruta diseñada para niños con atracciones de misterio que atraviesa el bosque hasta llegar a un embalse.

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Pueblo de Rinn. © Irene Ascher / TVB Innsbruck

Rinn, al sureste, cuenta con el campo de golf más grande de la región, famoso por la dificultad de sus desniveles y la belleza del entorno alpino que lo rodea. Y Rum, a tan solo 5 km de distancia de Innsbruck, es un lugar perfecto para escaparse un rato del entorno urbano y disfrutar de la naturaleza. Desde aquí, una carretera panorámica conduce hasta la pequeña ciudad medieval de Hall, donde olvidarse por completo del móvil.

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St. Sigmund, a media hora en coche hacia el oeste de Innsbruck.

Y para desconectar de la rutina y la tecnología, St. Sigmund, a media hora en coche hacia el oeste de Innsbruck, es un pueblo bucólico y tranquilo que no tiene bares ni tiendas, y sus 170 habitantes viven a 1.500 m sobre el nivel del mar, la cota más alta entre las aldeas de la región.

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Escalada en Martinswand. © Christian Vorhofer / TVB Innsbruck

Por último, Zirl, al oeste, es la única región vitivinícola del Tirol, y es punto de encuentro de los aficionados a la escalada gracias a la Pared de San Martín, un lugar perfecto para la práctica avanzada de este deporte.

Más información: Turismo de Innsbruck

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