La última vez que coincidieron fue en el funeral de su abuelo, el duque de Edimburgo

Así ha sido el esperado reencuentro entre los príncipes Guillermo y Harry en el homenaje a su madre por su 60º cumpleaños

Los hermanos, unidos pese a las rencillas, inauguran en los jardines de Kensington la estatua en honor a la Princesa

Por L.F.S.

Si algo puede unir a los príncipes Guillermo y Harry por muy grande que sea el abismo que ahora les separa, esa es su madre. Este 1 de julio Diana de Gales hubiera cumplido 60 años y sus hijos han dejado a un lado sus diferencias para inaugurar juntos la estatua de bronce en su honor en los jardines de Kensington, junto a la que fuera su residencia oficial. Es la imagen más esperada, la de los dos hermanos unidos en el recuerdo y el cariño a su madre y arropados por todos aquellos que aún lloran la ausencia de la llamada princesa del pueblo, fallecida en París el 31 de agosto de 1997. "Hoy, en el que habría sido el 60º cumpleaños de nuestra madre, recordamos su amor, fuerza y carácter, cualidades que hacían de ella un torrente de bondad alrededor del mundo, cambiando incontables vidas de la gente", han dicho Guillermo y Harry en una declaración conjunta. 

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"Cada día deseamos que ella estuviese aún con nosotros y esperamos que esta estatua sea considerada para siempre como un símbolo de su vida y su legado. Gracias a Ian Rank-Broadley, Pip Morrison y sus equipos por su extraordinario trabajo, a los amigos y donantes que han ayudado a hacer esto realidad y a todos aquellos alrededor del mundo que han contribuido a mantener viva su memoria", así ha finalizado la declaración los hijos de Carlos de Inglaterra , que han escenificado su unión como hacía tiempo que no ocurría. La ceremonia, de carácter privado, comenzó alrededor de las dos de la tarde y los dos hermanos, que llegaron en coche, han tenido la oportunidad de intercambiar algunas palabras justo antes de dar comienzo a la inauguración, mientras se dirigían hacia la estatua cubierta por una lona verde que estaban a punto de descubrir. Los dos con traje parecían comentar afablemente los detalles de la imponenete figura de bronce que representa a Diana con un look muy característico de sus últimos años junto a tres niños. Bajo la estatua está grabado un extracto del poema La medida de un hombre, de Albert Schweitzer: Estás son las unidades para medir el valor/ de esta mujer como mujer sin importar dónde nació/ ¿ni cuál era su posición?/ ¿pero tiene un corazón?/ ¿Qué tal ha jugado el papel que le dio Dios?

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Solo las restricciones aún vigentes por la pandemia han puesto límites al homenaje.Guillermo y Harry querían que el evento reuniese a unas 100 personas, pero finalmente este número se redujo los hermanos de Diana, Charles Spencer, Jane Fellowes y Sarah McCorquodale, que han llegado caminando al palacio, el escultor Ian Rank-Broadley, y el diseñador de jardines Pip Morrison, y los miembros del comité de la estatua, entre los que se encontraba la amiga de Diana y madrina del príncipe George, Julia Samuels. Con todos ellos han estado charlando y observando el espectacular rediseño del jardín que alberga el monumento. Debido a estas limitaciones, no ha estado nadie de la familia real, además de sus hijos. Mientras tenía lugar este homenaje, la reina Isabel II se encontraba de viaje en Escocia. Por su parte, Carlos de Inglaterra, que estuvo casado 15 años con la Princesa, tampoco ha participado. Según confirmó un amigo cercano al periódico The Times, asegurando que su asistencia al homenaje podría "reabrir viejas heridas" y traerle recuerdos que le hicieran sentir "feliz, triste y arrepentido". A pesar de que el acto no ha podido ser multitudinario, los seguidores de Diana de Gales -que aún son legión- han copado las puertas de Kensington desde la noche del miércoles para dejar su recuerdo en forma de fotografías, mensajes, flores y pancartas para celebrar el legado de una princesa eterna.

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El artista Ian Rank-Broadley ha sido el encargado de convertir el bronce en el monumento que perpetuará aún más si cabe su icónica imagen. El escultor  tiene una estrecha vinculación con la Familia Real británica puesto que también se encargó de hacer la imagen de la reina Isabel II de Inglaterra impresa en todas las monedas británicas desde el año 1998. "Ian es un escultor extremadamente talentoso y creará un tributo a nuestra madre que perdurará en el tiempo", dijeron los príncipes Guillermo y Harry cuando acordaron el proyecto final.También la localización ha sido elegida muy cuidadosamente. Se encuentra a un lado de uno de los caminos del llamado jardín hundido, cerca de un espacio abierto entre los setos. Jane Sidell, inspectora de monumentos históricos de Inglaterra aseguraba hace unos meses que es "visible para el público que visite el jardín pero no afectará a las vistas del palacio o desde el mismo debido a su posición ligeramente hundida". El jardín ha sido rediseñado para la ocasión por Pip Morrison en un trabajo que ha durado unas 1.000 horas. El nuevo diseño mantiene la estructura que tenía simplificando la disposición de las flores en los bordes -han plantado más de 4.000- y añadiendo más césped alrededor del estanque central con el objetivo de crear un espacio de calma y dar más protagonismo a la estatua.

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Este homenaje estaba previsto que tuviese lugar con motivo del 20º aniversario de su fallecimiento, en 2017, pero los sucesivos retrasos hicieron que sus hijos pensaran en que la mejor alternativa para rendirle homenaje a su madre fuese el día en que hubiese cumplido 60 años. Su relación ya estaba resentida cuando tomaron esta decisión en agosto del año pasado, pero desde entonces hasta ahora la brecha entre ellos parece aún más grande. Cuando anunciaron la fecha en la que tendría lugar el homenaje a su madre el príncipe Harry ya había abandonado, junto a Meghan Markle y su hijo Archie, no solo la primera línea de la realeza sino también Reino Unido, empezando una nueva vida en Estados Unidos y alejándose -no solo geográficamente, sino también emocionalmente- de su hermano, con el que siempre había formado un tándem en los buenos y en los malos momentos.

Los lazos eternos que unen a Guillermo y Harry

Han pasado tres meses desde el último encuentro de los hermanos. El funeral de su abuelo, el duque de Edimburgo, dio dos imágenes muy diferentes de ambos. Por un lado, el cortejo fúnebre en el que los Príncipes caminaban separados por su primo Peter Phillips, en lugar de juntos como manda el protocolo y, por otro, la charla que mantuvieron a la salida de la ceremonia y que hizo pensar a muchos en un posible acercamiento. Sin embargo, las sucesivas declaraciones de Harry que siguieron a la ya de por si demoledora entrevista con Oprah Winfrey, acabaron de minar la confianza del príncipe Guillermo en su hermano menor, tal y como explicó a The Times el biógrafo real Robert Lacey. En esta ocasión, también ha viajado desde Los Ángeles solo, ya que hace apenas un mes que Meghan Markle ha dado a luz a Lilibet Diana, su segunda hija, y está por ver si este nuevo reencuentro facilitará finalmente una conversación privada que les permita allanar el camino hacia la reconciliación. De momento, parece que ya han intercambiado algunos mensajes gracias a un gran elemento conciliador: el fútbol. Según el Daily Mail, los hermanos han comentado la victoria de Inglaterra en el último partido que ha jugado en la Eurocopa, lo que confirmaría que, al menos, ya han estado en contacto.