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Familia

Mínimo histórico de nacimientos en España en 2023, ¿por qué?

Preguntamos a la socióloga Maite Egoscozabal las causas, así como las medidas necesarias para revertir la situación

El Instituto Nacional de Estadística (INE) daba a conocer los datos de nacimientos registrados en España en 2023 hace unos días, datos que marcan un nuevo mínimo histórico al respecto. Son, en total, 322.075 los bebés nacidos en nuestro país el pasado año, un 2 % menos que el anterior. Hasta ahora, por tanto, 2023 es el año en el que menos bebés han nacido en la historia de España desde que se contabilizan oficialmente, en 1941. En tan solo una década, la natalidad ha caído nada menos que un 24%. Se trata de un aspecto importante de cara a sostener el sistema, puesto que la pirámide poblacional está cada vez más invertida, con las importantes consecuencias que ello tiene (en primer lugar, de cara a mantener el sistema de pensiones). Para revertir esta situación, el paso esencial es averiguar por qué se produce. Por ello, hemos consultado con Maite Egoscozabal, socióloga de la Asociación Yo No Renuncio del Club de Malasmadres.

“Son muchas las causas que provocan esta caída en picado de la natalidad, pero la falta de apoyo y acompañamiento a la maternidad y a las familias con hijos e hijas tiene mucho peso. En la Asociación Yo No Renuncio recogemos a diario historias de mujeres de renuncia y, muchas de ellas tienen que ver con la renuncia a tener el número de hijos e hijas deseado. De hecho, 7 de cada 10 mujeres hubiera tenido más hijos e hijas de haber contado con medidas de conciliación que no penalizaran su salario”.

Hay que tener en cuenta como factor determinante los motivos económicos, que son la primera causa para no tener más hijos, según nos indica la experta. “Esto explicaría en parte la brecha que existe entre el número de hijos que deseamos y los que tenemos finalmente. La falta de apoyo, de acompañamiento y reconocimiento económico y social de maternidad hace que tener hijos e hijas sea una gran hazaña hoy en día, llevando a muchas familias a renunciar a tenerlos”.

Pero además, el factor económico está también directamente relacionado con el hecho de que las mujeres cada vez decidan retrasar más tiempo la maternidad, en edades en las que ya han logrado más estabilidad laboral, lo cual repercute en su fertilidad y, por tanto, en las posibilidades de lograr un embarazo. Tanto es así que España es el país de Europa con más madres primerizas de más de 40 años (un 19% de las madres, según la Encuesta de Fecundidad de España más reciente, de 2018).

Ante esta realidad, cada vez más voces piden que se planifique la fertilidad e incluso, la OMS (Organización Mundial de la Salud) reclama a los gobiernos que faciliten el acceso de tratamientos de fertilidad a familias con menos recursos. Sin embargo, Egoscozabal señala que “planificar embarazos con antelación no es atender a la raíz del problema, sino el problema en sí”. La cuestión en este punto es el porqué: “debemos preguntarnos antes, ¿por qué las mujeres están retrasando la edad de su primer embarazo? y a partir de ahí actuar”, dice con contundencia la socióloga. “Facilitar el contexto para que las y los jóvenes puedan formar familias con hijos e hijas cambiaría parte de los comportamientos, ya que sería más accesible y surgiría el deseo de tenerlos con más facilidad. Desbloquear las barreras económicas, de emancipación, el acceso a la vivienda y la conciliación en las empresas sería más eficiente que ‘subvencionar’ el retraso de la maternidad vitrificando los óvulos”.

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Cambio de prioridades en los jóvenes, ¿una causa real del descenso de la natalidad?

“A pesar de esta evidencia, hay quienes prefieren hablar de cambio en los valores y prioridades de los jóvenes de hoy en día, pero nos estamos olvidando de que no existe el contexto para que surja el deseo de tener hijos. Con dificultades para emanciparse, con precariedad laboral y con problemas de conciliación, es difícil que nazca el deseo de ser madre o padre”, recalca la socióloga de la Asociación Yo No Renuncio. Una vez que los factores que más inciden en esta situación que tanto afecta a todas las personas (a nivel personal, a quienes acaban decidiendo no tener hijos o no logrando el embarazo cuando se lo proponen, y a nivel social, por las repercusiones a medio y largo plazo en el mantenimiento del sistema), es preciso trabajar en medidas concretas a llevar a cabo para dar con posibles soluciones.

¿Qué medidas se deberían tomar para fomentar la natalidad?

“Proteger a las familias y atender su diversidad” es la clave, según Maite Egoscozabal. “La sociedad debe corresponsabilizarse de los cuidados: las políticas públicas y empresariales deben acompañar y proteger a las personas que cuidan de los niños y niñas. Porque debe entenderse como un trabajo en sí: el trabajo que permite sostener la sociedad y el Estado de Bienestar”.

No cabe duda de que “debemos preocuparnos por la falta de conciliación y los usos del tiempo, ya que sin medidas efectivas, no podemos ser corresponsables ni atender este trabajo de los cuidados”. En este sentido, hemos preguntado a la experta si la nueva Ley de Familias contribuye a mejorar esta realidad, a lo que nos responde que son medidas aisladas que “pueden ayudar a conciliar, pero no cambian el sistema, sino que son parches”. Necesitamos un verdadero compromiso social y político que atienda el coste social que está suponiendo esta caída en picado de la natalidad. Revertirlo no es cuestión de un año ni dos, es a largo plazo y debemos tomarlo como un asunto de emergencia que requiere del compromiso de todos los agentes sociales. Los nuevos permisos ayudan, sí, pero no solucionan el problema sistémico”.

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