Con tan solo 10 años, North West, la hija mayor de Kim Kardashian y Kanye West, acude a centros de belleza para hacerse tratamientos faciales. Ella misma ha publicado en sus redes sociales una serie de imágenes en las que se ve tumbada en una camilla mientras una esteticista le aplica productos de skin care en el rostro. Estamos acostumbrados a verla, desde muy pequeña, como una réplica en miniatura de su madre, vistiendo prendas de alta costura y bolsos valorados en miles de euros; es, por tanto, de lo más normal para ella llevar un estilo de vida centrado en el lujo y en el autocuidado, pero ¿es recomendable que una niña de tan corta edad se someta a tratamientos de belleza? ¿Puede implicar riesgos para ella o para su piel el uso de determinados productos?

“Si aceptamos que este tipo de personas acuden a centro de belleza y a profesionales de la estética, supondremos que a estas niñas no se les van a aplicar productos o activos inadecuados para su piel”, nos dice la Dra. Cristina García Millán, dermatóloga responsable de la Unidad de Dermatología Pediátrica del Grupo Pedro Jaén. “En realidad, el riesgo se produce cuando el resto de las niñas tratan de imitar este tipo de conductas en sus casas con productos y rutinas que no son adecuados para su piel ni para su edad”.

En este sentido, el Dr. Eduardo Junco Agüado, pediatra, se muestra tajante y asegura que “es un error educacional”, desde el punto de vista psicológico y emocional, permitir que una niña empiece a someterse a este tipo tratamientos. Coincide, además, con la Dra. Millán y señala que “lo que es perjudicial es que ese ejemplo cunda” y otras niñas de diez años quieran hacer lo mismo. De hecho, la influencia de las redes sociales y la exposición constante a determinados estándares de belleza y a la publicidad de cosméticos ha dado lugar a que no solo Nort West, sino que cada vez más niñas utilicen (e, incluso, se obsesionen) con productos de cosmética destinados a adultos. Tanto es así que esta tendencia tiene ya un nombre: cosmeticorexia, que afecta tanto a niñas como a adolescentes y sobre la que están dando la voz de alarma muchos expertos. De ahí que cada vez sea más habitual que estas consuman cremas o sueros con retinol y hasta antiarrugas.

Productos que (sí o sí) deben evitar las niñas en la piel

“Una piel infantil no necesita ninguno de los activos que los dermatólogos recomendamos para tratar problemas asociados al fotoenvejecimiento o la edad (manchas, arrugas, flacidez…), tales como antioxidantes, despigmentantes, ácidos o retinol, ya que no los necesitan y pueden irritar su piel o producir reacciones adversas”, apunta la especialista de Grupo Jaén.

“Los dermatólogos estamos encantados de que los niños sean conscientes de la importancia de cuidarse la piel desde bien pequeñitos”, añade. “No obstante, a esa edad lo que les debe preocupar es protegerse del sol, ya que las quemaduras solares que sufrimos antes de los 18 años están íntimamente ligadas al cáncer de piel en la edad adulta, así como ponerse en manos de un dermatólogo para tratarse los granitos y el acné cuando empieza a aparecer”.

“Las niñas de esa edad lo que tienen que utilizar es agua y jabón”, aconseja el Dr. Junco que, en la misma línea que la dermatóloga, subraya la necesidad de que los menores usen un filtro solar adecuado a su edad para evitar problemas asociados a la radiación solar. Para que la piel de una menor tenga un buen aspecto, hay que procurar “que ingiera verduras, que tome frutas frescas, que tome sustancias de alimentos naturales, que evite productos procesados y que esté bien hidratada internamente”, informa el pediatra. “Ese es un factor generalizado a lo largo de toda su evolución”.

En general, para que una menor de edad tenga un buen cutis, “que lleve una vida sana y con ejercicio físico relajada”, recalca. “Ahí está el secreto”.

 

¿A qué edad empieza a ser recomendable que las chicas se sometan a tratamientos de belleza?

“Básicamente, cuando empiezan a tener granitos y acné”, sugiere la dermatóloga pediátrica. En cualquier caso, los productos deberán ser aptos a su edad y, a ser posible, consultados con el médico, el pediatra o, directamente, con el dermatólogo. “En la mayoría de los casos es suficiente con seguir una rutina en casa con productos para piel grasa o acneica recomendados por el dermatólogo, pero algunos necesitan un extra en forma de tratamientos de cabina específicos para este tipo de piel”.