Coach y experta en desarrollo personal©María Fernández

Día Internacional de la Mujer

¿Cómo fomentar el liderazgo en niñas? María Fernández, experta en desarrollo personal, lo explica

Las líderes del futuro reciben los estímulos adecuados en su infancia y por eso, con motivo del Día de la Mujer, entrevistamos a la coach María Fernández, que ayuda a las niñas a sacar lo mejor de sí mismas

Con motivo del Día Internacional de la Mujer, entrevistamos a María Fernández, experta en desarrollo personal que motiva a niñas a que asuman su liderazgo. Para ello, les enseña a creer en sí mismas, así como “a respetarse y a valorarse”, algo que deben hacer con los demás en la misma medida para ser auténticas líderes. Autora de El pequeño libro que hará grande tu vida y Hazte cargo de tu poder (ambos de Alienta – Planeta), está considerada una de las 100 mejores conferenciantes en el mercado hispanohablante. Acostumbrada a transmitir confianza y seguridad ante audiencias de 2.000 personas, es también formadora en habilidades directivas y sociales que ha trabajado para algunas de las principales empresas españolas, Fernández encuentra una diferencia fundamental en trabajar con niñas a hacerlo con mujeres: las primeras “todavía están limpias de autoexigencias y perfeccionismos”.

Es plenamente consciente de la responsabilidad que eso implica por el impacto que sus palabras tendrán en la vida de la niña, pero el suyo es un mensaje de crecimiento, de empoderamiento. Un mensaje que ha difundido también en África, toda una experiencia que vivió de la mano de la Fundación Inspiring Girls (cuyo objetivo es aumentar la ambición profesional de las futuras líderes); para la experta en desarrollo personal ese viaje fue “especial” por cómo ayudó a las niñas a visualizar un futuro ilusionante.

¿Cómo se fomenta el empoderamiento femenino desde temprana edad?

No se fomenta. El poder personal se acepta, se reconoce y se usa. Punto. Sin complejos. El poder está dentro de nosotros. Lo que hay que evitar es que ese poder no venga muy aplastado por las exigencias de la sociedad: sobre cánones de belleza, o todo lo que se supone que tienes que ser o alcanzar para que te quieran o ser “encajable” en la sociedad. Una niña es PODER en estado puro. Yo solo les recuerdo el brillo que ellas mismas saben que tienen.

¿Qué les expones a las niñas en tus coferencias para motivarlas?

Les hablo de todo aquello que me hubiera gustado que me contaran a mí con su edad, y también de mi historia. Les habló de la importancia de cultivar el amor propio y cómo hacerlo. Les explico la diferencia entre “gustarse” y “quererse”. Comparto con ellas la importancia de creer en una misma, por encima de todas las cosas. Así como de respetarse, venerarse y tratar a los demás con la misma benevolencia. También les enseño a poner límites y ser firmes en sus convicciones. Como ves, el trabajo y el mensaje no pueden ser más bonitos y útiles.

¿Logran ser conscientes de su potencial y acaban aprendiendo a explotarlo?

Claro. Cuando tú les hablas del regalo que es la vida y de todo lo que pueden hacer para vivirla, en ellas resuena este mensaje. No les es ajeno. Además, es importante que sepan que todas las contradicciones por las que pasan, los sentimientos y el no encontrar todavía su lugar es algo normal y forma parte del proceso. Forma parte de la preadolescencia.

Experta en desarrollo personal©María Fernández
María Fernández es coach, experta en desarrollo personal y autora de ‘El pequeño libro que hará grande tu vida’

 

¿Hay adolescentes en las que te hayas encontrado con alguna barrera psicológica, como la baja autoestima, que les impida sacar a la luz todo el potencial que poseen?

Siento decirte que la baja autoestima es un sentimiento que, en la mayoría de los casos, viene inducida del exterior. Un niño cuando tiene tres o cuatro años no tiene la autoestima baja. Esta viene de cuando padres, profesores u otros niños les empiezan a decir que “no es suficiente”, que “tiene que sacar buenas notas” para ser apta, o que “cuánto más guapo o guapa, más se la querrá”. Es la sociedad y los juicios ajenos los que ensucian la autoestima del niño. Así que esto va de “dejarles ser”, de “dejarles expresarse libremente” siempre que con ello no hagan daño a nadie.

¿Qué diferencia encuentras entre trabajar con niñas y hacerlo con mujeres ya adultas?

Las niñas todavía están limpias de autoexigencias y perfeccionismos. Y soy plenamente consciente que lo que les diga hoy será una semilla que germinará con el tiempo. También sé la responsabilidad que ello supone, pero no tengo ninguna duda en que mis palabras a una niña de entre 14 y 19 va a tener un impacto en su vida. Algo de esa charla resonará en sus mentes y corazones durante mucho tiempo. Las mujeres adultas también, pero el mensaje tiene que esquivar toda la basura mental inoculada del exterior durante años. Mi mensaje tiene que sortear creencias como “ojalá fuera tan fácil” y formas de vivir muy supeditadas a lo que se espera de ellas.

 

Aun así, he dado charlas a niñas con alguna madre detrás. Y sé que la charla la estaba agradeciendo todavía más la madre. En realidad, mi mensaje es muy liberador. Aludo a la libertad de que cada una viva su vida lo más genuinamente posible.

 

En general, ¿qué supone para ti, a nivel personal, tu trabajo con niñas?

Todo. Cada vez que me pongo delante de niñas o niños, destapo mi corazón. Les entrego todo lo que a mí me sirvió. Y no hay vez que no me emocione, en algún momento de la charla. Me doy al 100%. Siempre les digo que tienen mucha suerte porque a ellas les cuento lo que no les cuento a sus padres cuando me contratan sus empresas.

Ejerces como conferenciante de niñas a través de la Fundación Inspiring Girls, pero también lo has hecho en escuelas de África; ¿cómo fue esta última experiencia?

Mi experiencia en África fue muy especial, y también tremendamente sencilla. Guiaba a los niños a visualizar un futuro que les ilusionara y luego ver qué pequeños pasos podían ir dando para que eso sucediera. Quería que tomaran consciencia de que hay mucho que puede depender de ellos, tener una conversación con sus padres, elegir una actitud, o ver su propia luz.

¿Qué le dirías a los padres de una niña que ve cómo su autoestima cada vez se apaga más y, con ella, su potencial?

La base de todo es que no se compare constantemente con los demás. Cada persona es única y, por ello, bella. Es verdad que, sobre todo a partir de la adolescencia, el ser humano tiende a compararse y a querer parecerse a sus semejantes, para formar parte del clan. Pero sin que ello vaya en detrimento de su propia autoestima.

Para mí, lo más importante es enseñar a una niña a quererse. Habrá veces que se sienta más o menos orgullosa de sí misma o que se guste más o menos, pero sin que eso altere el amor propio y el respeto que siente hacia su persona.


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