Niños que padecen apnea del sueño pueden tener peor comportamiento.©AdobeStock

Salud

Los niños que padecen apnea del sueño podrían tener un peor comportamiento

Así se desprende de los últimos estudios realizados que, además, relacionan este trastorno con dificultades de masticación, deglución y una peor calidad de vida.

Los niños que sufren algún tipo de trastorno respiratorio del sueño (TRS) son más propensos a problemas de comportamiento, dificultades de masticación y deglución, además de tener una peor calidad de vida. Así lo confirma la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), que nos dice que, además, según el último número publicado de Italian Journal of Pediatrics, “los niños con TRS presentan un mayor nivel de falta de atención y comportamiento hiperactivo”. Unos datos que se relacionan con la mayor incidencia en estos casos de depresión, ansiedad y comportamiento agresivo en comparación con los niños que no sufren este tipo de trastornos. De entre todos ellos, la apnea del sueño es uno de los más comunes.

En el caso de los niños, su mayor incidencia se produce entre los tres y los ochos años, convirtiéndose en la edad adulta en uno de los trastorno que mayor prevalencia tiene, aumentando hasta un 45% de los casos en los últimos años, debido, sobre todo, a factores como la obesidad, el sedentarismo y el tabaquismo. Al ser un problema que, en realidad, afecta a personas muy dispares, con diferentes causas y problemas asociados, hemos querido hablar con el Dr. Peter Baptista, presidente de la Comisión de Roncopatía y Trastornos del Sueño de la SEORL-CCC, quien nos confirma que precisamente este trastorno respiratorio del sueño tiene consecuencias importantes en el crecimiento de los más pequeños.

¿En qué consiste un trastorno respiratorio del sueño (TRS)?

Un trastorno respiratorio del sueño, nos explica el médico, “es una alteración de la respiración que se produce cuando el niño se encuentra ya dormido”. La variedad de este tipo de trastornos es bastante amplia, aunque los más comunes son el ronquido y la apnea obstructiva del sueño que, muchas veces, tienen líneas difusas de distinción.

Los síntomas más frecuentes de este tipo de trastornos son:

  • Ronquidos.
  • Pausas respiratorias.
  • Sueño agitado.
  • Tos y atragantamiento durante el sueño.
  • Sudoración nocturna.
  • Pueden incluso llegar a mojar la cama y desarrollar terrores nocturnos.

La apnea del sueño, en concreto, ¿por qué aparece?

La apnea del sueño en niños es un trastorno que aparece, nos explica el doctor, “como consecuencia de una obstrucción anatómica de la vía aérea”. El caso más frecuente, nos dice, “es que ocurra por un aumento de tamaño de las adenoides (lo que conocemos como vegetaciones), las amígdalas y, en raras ocasiones, una falta de tono de lengua, aunque también puede darse”. En estos casos, además, los niños con alteraciones genéticas “pueden ser más propensos a tener también alteraciones craneofaciales o por aumento de volumen de la lengua o flacidez de los tejidos, desarrollando este tipo de trastornos”.

¿Qué consecuencias tiene en el desarrollo de un niño?

En primer lugar, nos dice el experto, existen consecuencias a nivel físico, sobre todo, en el desarrollo de los niños, en los que podemos observar “un crecimiento más lento (por ejemplo, una baja estatura por edad), que puede estar asociado a una deficiente producción de hormonas o por falta de apetito, mayor consumo de energía derivada de la obstrucción respiratoria y otras alteraciones metabólicas”.

A nivel psíquico y de comportamiento, a diferencia de los adultos, nos dice el doctor, en los niños “la hipersomnolencia durante el día es poco habitual (que vendría motivada por una falta de descanso), pero son más frecuentes la hiperactividad, la agresividad, un importante déficit de atención, una mala memoria a corto plazo y el pobre desempeño académico”. Incluso, podría estar detrás de un fracaso escolar. De hecho, “existe una relación íntima entre el déficit de atención e hiperactividad con este tipo de trastornos” ¿Por qué? Porque este trastorno se asocia a una respuesta inflamatoria sistémica que daría nuestro cuerpo ligada a tres factores:

  • Sueño fragmentado.
  • Disminución de horas de sueño.
  • Hipoxia (falta de oxígeno) que altera la zona cortical prefrontal del cerebro.

Por tanto, es un problema con consecuencias físicas y psíquicas que, por tanto, se convierten en transversales y afectan, en conjunto, a la calidad de vida del menor.

¿Podemos evitar un mal comportamiento si nuestro hijo sufre TRS?

Para empezar, “todos aquellos niños que tienen un trastorno respiratorio del sueño deben pasar, sin excepción, por una evaluación pediátrica, además de acudir al otorrinolaringólogo”, nos advierte el doctor. En consulta, los padres deberían explicar todos los síntomas observados, incluidos los asociados a un mal comportamiento. En ese momento, la evaluación por parte del especialista se detendrá en la cavidad oral y nasal, “pudiendo realizar un diagnóstico preliminar de aumento de volumen de adenoides o amígdalas”. Este sería el primer punto a tratar, pudiendo resolver del todo el problema y, por tanto, las consecuencias que se derivan. En aquellas ocasiones (muy pocas) que no sea posible, “lamento decir que no existe una resolución total o definitiva, sino que el menor deberá ir siendo reevaluado para ver cómo actuar”.