Niña haciendo deberes tumbada en el césped©AdobeStock

Niños

¿Es bueno que los niños hagan tareas escolares en verano?

Las vacaciones estivales son largas en el sistema educativo español, pero ¿justifica eso que todos los niños tengan que hacer actividades de refuerzo o repaso? ¿Hay otras alternativas?

Los deberes veraniegos han sido muy habituales hasta hace un tiempo en la etapa de Primaria, ya fuera para repasar o para afianzar conceptos de cara al curso siguiente. Muchos padres, de hecho, los siguen solicitando a los centros escolares para que los menores no pasen tantas semanas alejados de los libros.

Pero ¿tiene esto algún sentido desde el punto de vista pedagógico? ¿Necesitan los escolares hacer este tipo de tareas o es mejor una desconexión total? Se lo hemos preguntado a Carles Sánchez Torres, pedagogo y miembro de la Comisión Pedagogía y Escuela del Colegio Oficial de Pedagogía de Cataluña (COPEC).

De conocimientos a competencias

“Los deberes de verano siempre han sido la continuación de las tareas en las áreas básicas que se daban durante el curso para no perder conocimientos”, apunta el experto. Sin embargo, “la nueva ley de Educación ha introducido un cambio de paradigma donde todo es competencial, y esto ya no tiene sentido”, destaca.

Así, esto supone que “cuando el niño tiene dificultades debe recibir una atención más individualizada o intensa para que aprenda lo que necesita”, lo que, a su juicio, no incluye estos deberes veraniegos. “Hay que ir cambiando la mirada de que el niño va mal en tal asignatura porque se le dan nuevas herramientas y en el curso siguiente se le va a ayudar”, insiste.

¿Por qué los padres piden a los centros este tipo de deberes?

Hay centros escolares que continúan mandando actividades de repaso en verano. Y también hay padres que las reclaman cuando no se ofrecen. “Aunque los padres las pidan, son los colegios los que tienen que decir sí o no, y mantener un diálogo con las familias”, señala el especialista del COPEC.

“Algunas familias demandan esos deberes porque hay un problema de conciliacion familiar y no saben qué hacer con sus hijos: necesitan que estén entretenidos unas horas al día”, advierte. “Es un problema en el que debe intervenir toda la sociedad, no solo los padres”.

Pero en esta realidad hay, además, un protagonista que hay que tener en cuenta. ¿Puede ser negativo para los niños no desconectar de los estudios en verano? “Los niños necesitan romper con la escuela, hacer algo diferente y que no todo les venga dado. El ritmo veraniego no tiene que ver con la rigidez del colegio, y eso también es educativo”, subraya Carles Sánchez.

Así, apunta lo beneficioso de vivir de forma distinta en vacaciones: “También les prepara para el mundo laboral tan cambiante que estamos viviendo”.

Niña leyendo en un parque©AdobeStock

¿Es bueno que hagan alguna actividad?

Pero que no hagan deberes o tareas escolares no significa que pasen más de dos meses sentados delante de las pantallas o sin nada que los motive. En lugar de ejercicios de repaso (como los de los tradicionales cuadernillos de verano) u otro tipo de trabajos más académicos, el pedagogo ensalza la importancia de que en la época estival los niños se dediquen a actividades más vivenciales. Por ejemplo:

  • Visitas a museos.
  • Hacer experimentos.
  • Sembrar plantas.
  • Acudir a una biblioteca.
  • Elaborar recetas.
  • Hacer un álbum de viaje.

“Se trata de experimentar otras competencias educativas que resulten gratificantes en compañía de la familia”, resalta Carles Sánchez. No obstante, si los padres, por alguna circunstancia, no pudieran acompañar a sus hijos en esta nueva forma de pasar el verano, su recomendación es que el colegio sea el que proponga una serie de tareas que estén en consonancia con las posibilidades económicas, sociales, laborales y culturales de cada familia.

¿Y qué pasa con la lectura en verano: hay que obligarlos?

En algunos centros escolares no se mandan deberes, como tal, pero sí se pide a los niños que lean una serie de libros a lo largo del verano. ¿Se debe obligar a los niños a leer? “El placer de la lectura se debe fomentar en los niños, pero es difícil hacerlo cuando hay una obligación por medio”, alerta.

Para el pedagogo, lo más efectivo sería seguir una estrategia concreta donde se facilitara que el niño entrara en contacto con distintos recursos de fomento de la lectura, como algún club, juegos, incluso vídeos de youtubers o cuentas en las redes sociales que animan a leer.

También es muy importante el ejemplo que den los padres en este sentido y que el menor no perciba la lectura como un examen: “Cuando el niño acaba de leer no hay que insistir tanto en aspecto de la comprensión lectora como en qué ha sentido”, afirma. “Hay que fomentar la lectura, pero dejándole libertad para que elija lo que quiere leer también en verano”, insiste.

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