Consejos para decidirte a tener un pájaro en casa

Los pájaros garantizan la compañía en el hogar y son seres increíblemente inteligentes que pueden aprender gracias a tus indicaciones y que te observarán con máxima atención. ¿Pero estás preparado para dar este paso?

Por David Navarro

Tener aves en casa es una opción clásica para tener mascotas, similar a tener gato o perro. Se considera que en el año 4.000 antes de Cristo los nobles del antiguo Egipto ya convivían con pájaros enjaulados, admirando su belleza, escuchando su canto y cuidándolos como miembros del hogar. Sin embargo, no por tratartse de una costumbre antigua tiene porqué ser perpetuada.

Existe un debate profundo acerca de la ética de tener aves en casa. Lo cierto es que, a diferencia de perros y gatos, las aves tienen muy acotado su espacio, su sociabilidad y la percepción de libertad. Por eso mismo, cada vez es más habitual que a la hora de tener aves en casa se tenga en consideración, no sólo tu visión como dueño y tus necesidades, sino también las calidad de vida que tendrá el animal.

Diversos estudios han logrado determinar que la inteligencia de los pájaros es mucho más elevada de lo que se esperaba. Comparando la densidad neuronal de las aves se ha determinado que con un cerebro tan pequeño, albergan el doble de neuronas que muchos primates. Su forma de pensar es inteligente, pero adaptada a sus necesidades. Los pájaros en libertad son capaces de resolver problemas definiendo estrategias e incluso de fabricar herramientas con su pico.

Para profundizar en la inteligencia de las aves se ha conseguido adiestrar a algunos loros para que solucionen problemas matemáticos y den la solución de forma oral. Las aves han conseguido diferenciar la autoría de un artista de la pintura u otro tan solo apreciando el tipo de trazos que realizan en sus cuadros. Y desde un punto de vista más autóctono, muchas aves esconden decenas de miles de semillas en un margen de decenas de kilómetros, y luego son capaces de regresar a recogerlas, demostrando una memoria prodigiosa y un sentido de la orientación fuera de toda duda.

Por todo ello, el primer consejo que podemos darte si tienes en mente abrir tu casa a un ave es que tengas en cuenta la inteligencia y la actitud de estos animales, que no son meramente decorativos ni viven plácidamente encerrados. Es necesario compensar su vida en el hogar con actividades y relaciones que les enriquezcan y palíen su soledad o falta de retos.

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Puntos a favor

La longevidad de las aves depende mucho de su especie y de la calidad de vida que mantengan a lo largo de los años. Teóricamente todas las aves salvajes viven mucho menos, pues están expuestas a las inclemencias del tiempo, deben conseguir su propio alimento y no siempre lo consiguen o no siempre está en las mejores condiciones, y ante cualquier problema de salud nadie les atiende. Las aves domésticas pueden vivir un mínimo de 5 años, siendo 10 lo más habitual. Sin embargo, muchas especies entre las que se cuentan los loros alcanzan la friolera de 60 años. Por esta razón, si optas por tener aves estás de enhorabuena, el duelo no será un problema constante. Sin embargo, atención: una larga vida significa una importante responsabilidad.

Los pájaros son muy bonitos y sus movimientos resultan muy divertidos, casi hipnóticos. A la hora de decantarte por una mascota, si la jaula del ave es grande y está elegida con cierto gusto y clase, puede convertir una zona de la casa en un lugar al que mirar y vivir la fascinación de un espectáculo de color, canto y vuelos del animal.

Otra cuestión muy favorable para decantarnos por tener un ave en casa es que su mantenimiento es muy económico. Tal vez no resulte el más sencillo del mundo, pero el coste no será un problema. Los pájaros domésticos se alimentan de semillas, frutos secos y trozos de frutas. Como puedes imaginar, el tamaño de su estómago es minúsculo, por lo que con poco ya se sentirá saciado. 

Además, no hace falta bañarlos y mantener una rutina de higiene, ellos mismos ocupan parte de su día en acicalarse. Eso sí, es importante vigilar el crecimiento de su pico y uñas, y realizar algún corte especializado de vez en cuando.

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Puntos en contra

Nada es negativo si tenemos en cuenta que convivir con un animal implica, precisamente, darse a sus cuidados y participar en su bienestar. Si queremos contrarrestar el controvertido concepto de estar secuestrando a un animal con alas que necesita volar y sentirse libre, podemos abrirle la jaula de vez en cuando para que vuele.

Últimamente no es una cuestión opcional, se entiende ya como una obligación de todo dueño de pájaros facilitar el vuelo libre del animal, por lo menos una o dos veces a la semana. Para ello es importante que abras la jaula en una estancia controlada, donde sepas que el ave no va a quedarse atorado o que pueda derivarse hacia otra zona inaccesible o exterior.

Otra cuestión algo pesada consiste en la limpieza de la jaula. Los excrementos de los pájaros son bastante sucios y cuando se acumulan, con los restos de cáscaras de frutos secos, frutas y semillas, puede ser un proceso de limpieza algo desagradable. En todo caso, no más que recoger entre una y dos heces de perro todos los días.

Los pájaros pueden pasar todo el día solos si tienes que trabajar, aunque te recomendamos que si tu vida consiste en no pisar la casa, medites profundamente el objetivo de tener un pájaro. En todo caso, el problema surge cuando quieras viajar durante una semana, quince días o un mes, para sacar el máximo rendimiento a tus vacaciones. Los pájaros pueden irse a la casa de un amigo o familiar en una jaula, pero una vez que el ave está acostumbrado a un entorno (a sus sonidos, sus luces y sus dinámicas), cambiar radicalmente de entorno puede suponer una incomodidad que cristalice en estrés. Por otro lado, tampoco es fácil conseguir que alguien se ocupe del mantenimiento de un ave. Y recuerda que algunas especies pueden llegar a vivir 60 años.

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