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No siempre les prestamos a los problemas de nuestros pies la importancia que merecen. Y las patologías que les afectan pueden condicionar en gran medida nuestro día a día. Un ejemplo es el llamado neuroma de Morton, que muchas personas conocieron por primera vez cuando se comentó que era un problema que padecía la reina Letizia. Una de ellas es la llamada Enfermedad de Ledderhose, también conocida como fibromatosis plantar, que, tal y como nos cuentan desde el Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) es una patología que afecta diez veces más a los pies de los hombres que a los de las mujeres, y que se caracteriza por la aparición de tumoraciones benignas en la planta.
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Así se manifiesta
“Aunque no es una enfermedad muy conocida a nivel social, no es considerada una patología rara en las consultas podológicas. Se caracteriza por la aparición de tumoraciones de características benignas en la planta del pie. Su crecimiento es lento y estos bultos se hacen más evidentes cuando se estira el dedo gordo hacia arriba”, comenta Jorge Escoto, podólogo y miembro de la junta directiva del ICOPCV.
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Por qué se produce
Una de las dudas que podemos plantearnos es por qué aparece este problema relacionado con la salud de nuestros pies. Y lo cierto es que, tal y como nos explica Jorge Escoto, las causas que la originan son todavía desconocidas. “Pero sí sabemos que existen factores de riesgo que predisponen a padecerla y son la inmovilización prolongada, los microtraumatismos, la diabetes, el abuso de alcohol o nicotina, la insuficiencia hepática y los trastornos autoinmunes”, ha continuado Jorge Escoto.
Además, los podólogos han destacado que en el 50% de los casos de Enfermedad de Ledderhose, podemos observar como ésta aparece en los dos pies, no solo en uno de ellos.
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Así se llega a su diagnóstico y así es el tratamiento
Para llegar a confirmar el diagnóstico de esta patología es necesario realizar una exploración física, que se completa en los casos necesarios por una ecografía o resonancia magnética. Es entonces cuando se tiene que decidir cuál es el tratamiento adecuado de cada paciente. Depende, claro está del grado de severidad del problema. Así, matizan que en casos graves en los que incluso ha podido quedar limitada la movilidad del paciente, se puede llegar a requerir intervención quirúrgica, aunque lo cierto es que implican que es un problema que puede reaparecer, pues tiene un alto índice recidiva.
Mientras, en los casos considerados más leves, los podólogos recomiendan, según las características de cada caso, el tratamiento con estiramientos y la confección de ortesis plantares a medida (es decir, plantillas personalizadas que favorecerán el reparto de presiones fuera del bulto), las infiltraciones con corticoides o con enzimas proteolíticas o la aplicación de ondas de choque para ablandar los fibromas plantares.
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