Guía de uso: todo lo que tienes que saber sobre los aceites esenciales

Concentran todas las propiedades y beneficios de la naturaleza en una sola gota favoreciendo tanto al bienestar mental como físico

Por Gtresonline

La aromaterapia es una técnica natural en la que se utilizan aceites esenciales y esencias extraídos de plantas medicinales, flores, frutos y semillas poseedoras de moléculas aromáticas que pueden ser utilizados de manera terapéutica, a nivel tanto físico como mental, favoreciendo el bienestar y ayudando a mantener la salud. Sin duda, una manera única de concentrar todos los beneficios de la naturaleza en una sola gota. Sin embargo, antes de comenzar a disfrutar de todas sus ventajas conviene saber una serie pautas sobre su correcto uso para sacarles todo su partido, puesto que no todos sirven para lo mismo y, por supuesto, evitar cualquier riesgo.

Antes de empezar a trabajar con ellos se debe tener en cuenta que se trata de sustancias inflamables por lo de hay que mantenerlos alejados de zonas peligrosas, y deben conservarse en una zona fresca y seca alejados de la luz. De esta forma, conservarán intactas todas sus propiedades.

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Naturaleza concentrada

La extracción de los aceites esenciales de calidad terapéutica se realiza mediante la destilación (esto es, por arrastre de vapor de agua sin la presencia de disolventes químicos), resultando un producto 100% puro que conserva todas las características de cada planta. Eliana Guerra, experta en naturopatía y cosmética ecológica, sostiene que es esencial tener en cuenta que son productos altamente concentrados y que con tan solo una gota se pueden conseguir los efectos deseados, de ahí la importancia de no superar las dosis recomendadas y no pensar que cuanta más cantidad se emplee resultará más beneficioso.

Uso tópico, por inhalación o ingerido

Tienen tres usos fundamentales: a nivel tópico sobre la piel, por inhalación en el ambiente o ingeridos, aunque en este caso se recomienda contar con la guía de un profesional. Siempre se utilizan diluidos sobre una base de aceite vegetal, ya sea de oliva, almendra, avellana o similares. Según cada aplicación concreta, estas diluciones pueden ser concentradas (una gota sobre 1 ml de acetite vegetal), normales (una gota sobre 2 ml), débiles (una gota en 5 ml) o muy débiles (una gota en 10 ml). Estos dos últimos, son recomendables, según la especialista, si se trata de pieles sensibles, niños, bebés o ancianos, en el caso de determinados aceites que pueden resultar dermocáusticos (agresivos para la piel), como el de canela o tomillo timol.

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No combinar con la exposición solar

La primera precaución que hay que tener en cuenta antes de empezar a trabajar con ellos es que aquellos que contienen cumarinas (sobre todo los cítricos: de limón, naranja, pomelo…) no se deben consumir ni usar sobre la piel previamente a la exposición solar, dejando transcurrir un mínimo de 8 horas desde su utilización. Asimismo, hay que evitar cualquier contacto con las mucosas, como los ojos o boca.

No recomendados en embarazadas o niños

Tampoco deben emplearse nunca durante el embarazo -cuando la piel es especialmente reactiva- o, por lo menos, durante los tres primeros meses (a excepción de alguno de ellos que deberá ser indicado por un especialista). Asimismo, Guerra no recomienda su uso en bebes y niños menores de 3 años, aunque a partir de esa edad se pueden usar en diluciones muy débiles en zonas como la planta de los pies o en el pecho para tratar afecciones respiratorias.

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No trabajar en utensilios de metal

Para preparar las fórmulas es importante emplear un cuenco de cristal y una cucharilla de plástico, cerámica o madera no porosa. Nunca se deben trabajar sobre utensilios de metal porque alterarían la bioquímica del producto.

Prueba de alergia antes de aplicar

Es muy recomendable hacer una prueba previa a su utilización, sobre todo a nivel tópico (como masajes o baños) para descartar cualquier tipo de alergia. Se puede hacer a través de una dilución normal o débil, aplicando una pequeña parte sobre una zona concreta y esperar 24 horas para comprobar si se produce alguna reacción.