Se llaman sopas pero no son líquidas. Sus orígenes se sitúan en los antiguos cañaverales de la isla de La Palma donde, con sobrantes de miel (siempre de caña o melaza) y pan viejo, los trabajadores mezclaban estos dos ingredientes con almendras, semillas de anís, limón y canela.
- 1 barra de Pan duro
- 1 trozo de Cáscara de limón
- 1 cucharada de Semillas de anís (matalauva)
- 50 g de Almendra laminada
- 0.5 vaso de Agua
- 200 ml de Miel de caña
- 1 cucharada de Canela molida
- Fruta para decorar
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1.
Corta la barra de pan en rebanadas.
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2.
En un cazuela grande y baja, echa las semillas de anís, la miel, el agua, la corteza de limón y la canela y ponla al fuego.
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3.
En el momento en que empiece a hervir, echa la almendra picada y las rebanadas de pan, dejando que se empapen bien con la mezcla. Dales la vuelta y sácalas a una fuente.
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4.
Si sobra líquido de la cazuela, vuélcalo sobre el pan y decora con alguna fruta.
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