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Si hay algo que Brad Pitt adora tanto como el cine es la arquitectura. Son muchos los proyectos en los que se ha involucrado relacionados con esta faceta. Lo hizo potenciando su lado más solidario, como cuando recaudó dinero para reconstruir hogares en Nueva Orleans tras el huracán Katrina, aunque su amor por los edificios también le ha llevado a adquirir algunos con un encanto particular. El actor cuenta con numerosas propiedades, aunque también se ha deshecho de otras, como la que vendió en 2020 y en la que vivió junto a Jennifer Aniston. Su última adquisición es esta maravillosa mansión en Carmel-by-the-Sea, en California, que tiene una preciosa historia detrás.
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Integrada en el paisaje y de espíritu ecológico
La casa, conocida como D. L. James House, pero también como Seaward ("hacia el mar"), es una extraordinaria mansión de granito y arenisca extraídos de la misma zona, lo que la convierte en un ejemplo de sostenibilidad plasmado hace ya un siglo (se empezó a proyectar en 1916). Fue encargada a los hermanos Greene por el empresario y escritor D. L. James. Charles, que ejerció como uno de los arquitectos y se pasó cuatro años haciendo acuarelas y supervisando cada detalle de la construcción. El protagonista de Bullet Train ha pagado 40 millones de dólares por este lujo arquitectónico, un verdadero refugio para alguien que últimamente está en boca de todos debido a los estilismos con los que ha sorprendido al mundo.
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Su última propiedad adquirida desde la de Mallorca
La mansión Seaward, de estilo artesano, pretende integrarse en el paisaje, con lo que se aleja de otras construcciones del estudio Greene y Greene, que solían hacerse con maderas nobles. Las vistas, tratándose de una mansión sobre el mar, son sencillamente impresionantes. Y la propia construcción también lo es: una parte superior completamente acristalada desde la que se avista el paisaje y que llena de luz las estancias, y unos muros que caen sobre la falda del acantilado y se funden con él. Se trata de la última mansión adquirida por el actor, de cuya cartera inmobiliaria no sabíamos nada desde 2016. Por entonces adquirió junto a Angelina Jolie una mansión en Port d’Andratx, en Mallorca, por 3,5 millones de euros. De hecho, aquella compra despertó los primeros rumores de separación de su entonces esposa.
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Quienes conocían el inmueble aseguraban que se trataba de una casa para un hombre soltero, y no desde luego para una familia numerosísima como la que formaban Brad y Angelina. Esto ocurría en junio, y en septiembre se hacía oficial la ruptura, de la que hoy siguen saliendo todo tipo de detalles escabrosos. En efecto, la propiedad mallorquina era para uso exclusivo del actor, que comenzaba así una nueva etapa.
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A Brad, que ha tenido un verano cargado de promociones con el estreno de la mencionada Bullet Train, le espera un otoño repleto de proyectos, entre los que se encuentra Babylon, la película que ha terminado de rodar y está ya en proceso de posproducción, y la película que protagonizará con su gran amigo George Clooney a las órdenes de Jon Watts. Eso, sin contar con la decena de trabajos como productor que tiene en capilla. El primero en ver la luz será Blonde, la película en la que Ana de Armas da vida a Marilyn Monroe y que se presenta en Venecia, por lo que parece más que probable que lo veamos pronto en la ciudad de los canales.
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