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Fue hace seis años cuando Cristina Morató, con motivo del lanzamiento de su libro Cautiva en Arabia, invitó a ¡HOLA! a acompañarla en un apasionante viaje que recorrió los lugares que pisó la espía y aventurera Marga d’Andurain, propietaria de un hotel junto a las ruinas de la ciudad de Palmira en los años 20. Monumentos asombrosos y rincones espectaculares de una joya arqueológica que está a punto de desaparecer desde que, en mayo, el Estado Islámico ocupó la ciudad. Sus monumentos más emblemáticos y mejor conservados han sido destruidos y hoy quedan solo escombros.
A esta destrucción de patrimonio histórico se suma además una terrible catástrofe humanitaria, donde los niños son las principales víctimas. Cristina, que está conmocionada por la destrucción de una de las más bellas ciudades de la antigüedad, ha decidido reeditar su libro Cautiva en Arabia, cuyos beneficios íntegros se destinarán al trabajo de Unicef con los niños refugiados sirios, tal y como ha contado en las páginas de ¡HOLA!
“Cuando viajé a Siria por primera vez, en el 2006, era uno de los países más acogedores del mundo, donde te sentías como en casa. Desde que, en mayo, el Estado Islámico ocupó Palmira, sus principales monumentos han sido reducidos a escombros” declaró. Cuenta además que “desde que comenzó la guerra, hace más de cuatro años, estoy en contacto entre otros con mi guía Radwan, un joven beduino de Palmira a quien la guerra ha convertido en un refugiado más”.
Cuenta Cristina quién es la protagonista de su libro, la espía y aventurera vasco-francesa Marga d’Andurain. “En los años 20, la condesa compró el único hotel en Palmira, se casó con un beduino y se convirtió al Islam. Quería ser la primera occidental en alcanzar La Meca, pero su viaje al corazón de Arabia fue una pesadilla al ser recluida en un harén y, más tarde, encarcelada”. Los beneficios obtenidos de la venta del libro se destinarán a la citada organización. “Necesitan dinero para llevar a cabo sus proyectos de salud, saneamiento, nutrición, educación, protección y ayuda psicológica, porque las cifras son escalofriantes. Con la llegada del invierno y el cierre de fronteras en algunos países europeos van a necesitar más que nunca nuestra ayuda” aclaró.
